In Pace Christi

Antonini Francesco

Antonini Francesco
Fecha de nacimiento : 16/10/1942
Lugar de nacimiento : Novafeltria (I)
Votos temporales : 09/09/1964
Votos perpetuos : 09/09/1967
Fecha de ordenación : 29/06/1968
Fecha de fallecimiento : 16/05/2018
Lugar de fallecimiento : Castel d‘Azzano VR (I)

El P. Francesco Antonini nació en Novafeltria, en la provincia de Rimini, el 16 de octubre de 1942. Después de haber entrado en el seminario menor en Pennabilli (Pesaro) en octubre de 1956, inmediatamente se hizo notar por su "piedad encomiable y buena conducta". En 1959 pasó al Seminario Regional Marchigiano Pio XI, en Fano, donde, desde su entrada, había expresado el deseo de entrar en un Instituto Misionero, como escribió el rector del seminario, respondiendo al P. Leonzio Bano, superior del Instituto de las Misiones Africanas, pidiéndole información sobre el joven aspirante a misionero. Francesco, "muy piadoso, con un temperamento sereno y sonriente, equilibrado y muy suave", hizo el noviciado en Florencia, donde emitió sus primeros votos en 1964. Estudió teología en Verona y emitió los votos perpetuos el 9 de septiembre de 1967. Después de la ordenación sacerdotal, en 1968, trabajó en Italia en el seminario menor durante tres años, hasta 1971, cuando fue destinado a Mozambique, donde permaneció hasta 1988. De hecho, antes de regresar a Italia, los hermanos lo eligieron como superior provincial, un ministerio que ejerció del 1981 a 1986. En Italia, él trabajó primero como padre maestro, y después, otra vez, como superior provincial de la provincia de Italia, del 1989 al 2004. Ese año se marchó a Mozambique, donde permaneció hasta 2017, año en el que regresó por motivos de salud. Murió el 16 de mayo de 2018, después de un año de lucha contra un tumor.

Reportamos parte de la homilía que el Vicario General, P. Jeremias dos Santos Martins, pronunció el día del funeral, el 18 de mayo, en Castel d'Azzano (Verona).

¿Quién era el P. Antonini? Un regalo que estamos llamados a apreciar y a acoger con ambas manos, como dicen los Makhuwa-la gente en medio de la cual trabajó en Mozambique-"Wakhela ni matata manli". Quisiera subrayar cuatro características que considero importantes en la vida del P. Antonini.

Pasión por la misión, por el Reino de Dios. Puede resumirse así toda su vida. Hasta el final su corazón latía par la misión: la misión de Dios, de la Iglesia y del Instituto. La misión de llevar a todos al corazón de Dios. De hecho, si hubiese vuelto antes, aún podría estar vivo. Se consumó hasta el final par Mozambique. En el mes de marzo lo llamé para saber cómo estaba y dijo: "por favor, no me asignes a Italia. No estoy listo todavía”. Murió como miembro de la provincia de Mozambique.

Bondad. Era otra característica de P. Antonini. Era una buena persona. Respiraba bondad, comunicaba bondad a los que encontraban en su camino. Una bondad que se transformó en acogida, aceptación, escucha a los demás, diálogo, empatía con todos y sobre todo con los pobres.

Disponibilidad y servicio. Siempre lo encontrabas dispuesto a ayudar, a servir, a echar una mano, tanto a nivel espiritual como material. Lo hizo por los hermanos y también con la gente. Lo vi muchas veces sentado a la entrada del Centro Catequético de Anchilo (nuestra casa provincial), escuchando a la gente, sus problemas y quejas. Sabía escuchar y consolar. Esta voluntad también se manifestaba en hacerse presente en la vida del pueblo, especialmente en tiempos de sufrimiento, de enfermedad y de muerte. En estos últimos años de vida misionera en Mozambique, muchas veces, bajo el fuerte sol de dos/tres de la tarde, asistió al funeral, acompañando a las familias al cementerio.

Fe, vivida como confianza en Dios y abandono en las manos de Dios. Vi esta fe durante el tiempo de la guerra. El P. Antonini creyó en la paz y sabía que la paz vendría algún día. Pero ante la impotencia de los hombres, él confiaba en el poder de Dios que puede hacer lo que es imposible para los hombres. Y en los últimos meses de su vida, ha vivido la fe como un abandono en las manos de Dios. Decía con serenidad: "lo importante es hacer la voluntad de Dios. Acepto todo".

¿Por qué se había convertido en el confidente y confesor de muchos de nuestros hermanos mayores en estos seis meses en Castel d'Azzano? Porque los hermanos han descubierto en él estas actitudes.

Personalmente, me gusta recordarlo como amigo, compañero, apasionado misionero, valiente y dedicado a los demás.

Querido Antonini, me acuerdo de ti cuando me asignaron a Mozambique en 1984. Me escribiste y me dijiste, "te esperamos. Hay mucho trabajo en Mozambique. Tú eres un regalo a nuestra provincia en este momento de sufrimiento.

Te recuerdo cuando nos recibiste, al P. Arlindo y a mí, el 17 de noviembre de 1984, en el Centro Catequético de Anchilo. Era tarde, alrededor de 22,00, estaba oscuro por todas partes. El generador estaba apagado, llegamos inesperadamente, el P. Gino Centis nos había encontrado por casualidad en el aeropuerto y cuando el coche llegó al centro, saliste a ver quién venía. Con la lámpara de petróleo en la mano nos diste la bienvenida con tanta alegría y afecto. Nos sentimos como en casa, incluso en medio de la densa oscuridad de esa noche de noviembre y de la guerra.

Querido Antonini, te recuerdo durante los días de la guerra civil: incluso si las carreteras eran peligrosas y los viajes muy agotadores, porque había que viajar siempre con la columna militar, visitabas a los hermanos en sus comunidades, para mostrarles cercanía, aliento y alivio a todos.

Te recuerdo durante tu enfermedad: nunca una queja, sino simplemente abandonado a la voluntad de Dios. La última vez que hablé contigo personalmente fue en enero. Y me dijiste que estabas en las manos de Dios y que también aceptabas no regresar a Mozambique. De hecho, cuando hablabas de votos, dijiste que votar era como decir, "Señor, soy totalmente tuyo para hagas lo que quieras de mí".