Sábado, 13 de junio 2020
El continente tardó más de tres meses en sumar 100.000 casos, pero 19 días después alcanza los 220.000. [En la foto: Realización de tests de coronavirus en el centro comercial Bloed Street de Pretoria, en Sudáfrica, el pasado 11 de junio. PHILL MAGAKOE / AFP. Texto: José Naranjo]

La pandemia de covid-19 se está acelerando en África. El continente logró parar el primer golpe y tardó más de tres meses en alcanzar los primeros 100.000 casos, pero 19 días más tarde suma ya los 220.000. La directora regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Matshidiso Moeti, ha expresado su preocupación por este incremento. “El ritmo se está acelerando. La acción rápida y temprana de los países africanos ha ayudado a mantener bajos los números, pero se necesita una vigilancia constante para evitar que la covid-19 abrume a los centros de salud”, subrayó en un comunicado.

El refuerzo en la capacidad de detección mediante tests rápidos y una elevada tasa de transmisión comunitaria están detrás de esta aceleración, que en la actualidad se sitúa en unos 7.000 nuevos positivos cada día y que se produce precisamente cuando la mayoría de países están relajando sus medidas de prevención y confinamiento. Pese a todo, África, donde vive el 17% de la población mundial, sigue siendo uno de los continentes menos afectados por la pandemia, con el 3% de los casos y unos 6.000 fallecidos, el 1,5% de los muertos en todo el planeta.

Algo menos de la mitad de los casos se concentra en dos países. Sudáfrica, la nación con uno de los mejores sistemas de salud del continente, es la más afectada con 58.568 positivos declarados. El duro confinamiento decretado por el Gobierno consiguió aplanar la curva durante las primeras semanas, pero tal y como preveían los expertos una segunda ola golpeó al país coincidiendo con la llegada del invierno. Luego está Egipto, el lugar donde se declaró el primer positivo de toda África que hoy acumula 39.726 casos y donde ha habido más muertes, 1.377.

La tendencia también es inquietante en Nigeria, el país más poblado de África, que suma 14.554 casos, Ghana (10.358), Camerún (8.743) y Sudán (6.730). Argelia y Marruecos también están en la lista de naciones con más positivos, con 10.589 y 8.581 respectivamente, pero la rápida respuesta de ambos y la adopción de medidas drásticas de confinamiento ha ralentizado los contagios. En otros estados, como Burundi, Tanzania o Guinea Ecuatorial, lo que preocupa es la falta de información fiable porque sus gobiernos han puesto trabas al recuento de datos y han expulsado a los representantes de la OMS en un intento de ocultar la realidad.

El pasado mes de mayo, este organismo sanitario estimó que entre 29 y 44 millones de africanos iban a contagiarse durante el primer año de la pandemia, augurando un crecimiento explosivo de casos. A punto de alcanzarse los cuatro meses del primer positivo, esa cifra se sitúa en 220.000. “Por ahora, África solo representa una pequeña fracción de los casos en todo el mundo”, ha admitido la doctora Moeti. De los 55 países africanos, la mitad ha declarado menos de 1.000 casos. Además, como la población es joven y se logró aplanar la curva, los sistemas de salud no han sufrido grandes colapsos y ya hay más de 100.000 personas recuperadas.

La advertencia de la directora regional de la OMS pone el acento en la necesidad de mantener la alerta. Los gobiernos africanos han comenzado a reducir los periodos de sus toques de queda o incluso a suspenderlos, abriendo el confinamiento a una población especialmente vulnerable a la limitación de su actividad económica. De igual modo, los viajes entre regiones y las fronteras empiezan a permitirse, aún tímidamente pero con una tendencia clara, para tratar de amortiguar el impacto económico de la covid-19, que la comisión económica de Naciones Unidas para África y el Banco Mundial estiman en una caída de entre el 3% y el 5% del Producto Interior Bruto.

La OMS se ha mostrado comprensiva con la reapertura de fronteras, negocios y mercados por su especial efecto en las comunidades más vulnerables. “Los confinamientos no son sostenibles a largo plazo”, asegura el doctor Richard Mihigo, responsable de Inmunización de la OMS en África, “pero las medidas de higiene y distanciamiento deben mantenerse, hay que ser rigurosos”. El escenario de una pandemia cada vez más bajo control en el norte mientras los casos aumentan en los países en desarrollo es un escenario cada vez más real, al menos hasta que se desarrolle una vacuna que no excluya a ningún rincón del mundo.
[José Naranjo - https://elpais.com]