1. En la Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, Juan Pablo II nos exhorta a afrontar con esperanza y entusiasmo el tercer milenio como tiempo de gracia para un nuevo empuje misionero “Un nuevo milenio se abre ante la Iglesia como océano vasto en el cual aventurarse con la ayuda de Cristo. El Hijo de Dios que se encarnó hace dos mil años por amor al hombre, realiza también hoy su obra: debemos tener ojos penetrantes para verla y, sobre todo, un corazón grande para ser nosotros mismos instrumentos” (NMI 58)
2. Con ojos penetrantes y corazón grande (la mirada de la fe y la pasión con la que Comboni se dedicó a la misión) nosotros, los Misioneros Combonianos –iluminados también por el acontecimiento único y extraordinario de la canonización del Fundador– queremos discernir hoy los signos de la presencia del Espíritu, protagonista de la misión, para recoger los desafíos para la Iglesia, la vida consagrada, la misión y nuestro Instituto.
A tal propósito continúa el Papa: “El mandato misionero nos introduce en el tercer milenio invitándonos al mismo entusiasmo que fue propio de los cristianos de la primera hora; podemos contar con la fuerza del mismo Espíritu que fue infundido en Pentecostés y nos impulsa hoy a repartir ‘sostenidos por la esperanza que no desilusiona’ (Rom 5, 5)” (NMI 58).

EL TERCER MILENIO