Viernes 9 enero 2015
A 150 años del Plano de Comboni, queremos presentar el Proyecto “Despertar las semillas: escuela de animadores bíblicos”. Proyecto de Animación Bíblica Misionera 2011-2021: para el Capítulo General de 2015 con el fin de realizar ese sueño de espiritualidad bíblica (DC 22) en todo el Instituto comboniano. P. Justino Martínez Pérez, mccj.

 

DESPERTAR LAS SEMILLAS

ESCUELA
DE ANIMADORES BÍBLICOS

Proyecto
de Animación Bíblica Misionera
2011-2021

“É preciso fundamentar nosso compromisso missionário e toda a nossa vida
 na rocha da Palavra de Deus”
(Doc.
Aparecida 247)

El Proyecto de Animación Bíblica de la Pastoral “Despertar las Semillas: Escuela de Animadores Bíblicos de la Pastoral” tiene su origen en el contexto continental de América/Asia donde los Misioneros Combonianos están realizando su misión de evangelizar desde hace más de sesenta años. Fue propuesto a todos los Provinciales del Continente América/Asia y a la Dirección General en 2011.

Dicho Proyecto surgió a partir de los Objetivos y Prioridades sobre Justicia y Paz e Integridad de la Creación a nivel continental comboniano, la contemplación de los desafíos que la realidad nos plantea hoy y a la luz de la larga y rica reflexión eclesial  continental que ha acompañado y norteado la evangelización (Rio de Janeiro, Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida) y a la luz de la Verbum Domini, teniendo en cuenta la necesidad de inculturar y actualizar la Palabra Viva de Dios en cada Contexto cultural.

Ahora, queremos proponer ese Proyecto al Capítulo General de 2015 para que se lleve a cabo en toda la Congregación comboniana. Está claro que cada Continente tiene una realidad específica y plural y deberá adaptarlo, pero las líneas generales y los ejes metodológicos pueden servir de orientación para realizar los objetivos que se sueñan en beneficio de las comunidades, de la misión y de la evangelización.

El año que fue dedicado a la Palabra de Dios en este sexenio sirvió para demostrar lo rica que es la Palabra de Dios y que también entre los Combonianos “hay hambre y sed de la Palabra de Dios” (Am 8,11) y al mismo tiempo para decir que un año fue demasiado poco tiempo para llevar a cabo un cambio metodológico y espiritual para profundizar y saborear la Palabra viva de Dios. Se requieren tiempos más demorados para que la Palabra –Semilla caiga en la tierra, germine, eche tallo y llegue a dar espigas doradas en la vida de los misioneros y luego en las comunidades que evangelizan. Por lo tanto proponemos para el próximo sexenio como prioridad, a nivel de toda Congregación, llevar a cabo el Proyecto “DESPERTAR LAS SEMILLAS: ESCUELA DE ANIMADORES BÍBLICOS DE LA PASTORAL”, distinguiendo varias etapas y garantizando un proceso continuo a nivel de provincias, luego a nivel de Continente y a nivel de toda la Congregación, pues estamos convencidos que el primer paso para renovar la teología, la pastoral y la espiritualidad es renovar la manera de leer la Biblia (Frederic Raurell).

Una última consideración: ¿dónde radica la Novedad y el Impacto del papa Francisco? No queremos agotar el tema en pocas líneas, pero podemos decir que tiene sus raíces en sus palabras y sobre todo en sus gestos, y aún más íntimamente en su profunda experiencia de un “nuevo rostro de Dios”, un Dios experimentado como Misericordioso y que cambia todas las cosas y la manera de mirar el mundo, el Evangelio y la evangelización a partir de los últimos, de los pobres, de los pequeños.

La novedad de la práctica del Obispo de Roma y el impacto de La Alegría del Evangelio presentan a la Iglesia de hoy y al mundo entero “un nuevo rostro de Dios, de ser y vivir como Iglesia evangelizadora que tiene una “novedad contagiosa” especialmente a partir de los pobres, de los pequeños, de los últimos (Mt 25,31-46 EG 186-216) que no deja indiferente a nadie que ve u oye su testimonio humilde, alegre y “carismático”. Todo eso tiene sabor a Evangelio y la fuerza de la palabra profética que conquista y apasiona.

Queremos poner de relieve que en su vida, en sus gestos, en sus palabras, el papa Francisco presenta a Dios, en primer lugar, como Padre misericordioso y como Aquel que perdona setenta veces siete y no se cansa de perdonar (EG 3). Además,  “la clave de lectura de gestos, palabras y escritos del papa Francisco es la misericordia de Dios que desde muy temprano ilumina toda su vida. Fue en la fiesta litúrgica de San Mateo, cobrador de impuestos convertido en discípulo, día 21 de septiembre de 1954, Día de los Estudiantes, festejando el comienzo de la primavera en Argentina, que Jorge Mario Bergoglio sintió, por la primera vez la llamada misericordiosa de Dios que "salió a su encuentro y lo invitó a seguirlo”[1]. Por eso papa Francisco habla con convicción y conocimiento de causa: “La salvación, que Dios nos ofrece, es obra de  su misericordia. No hay acción humana, por mejor que sea, que nos haga merecer tan gran don. Por pura gracia, Dios nos atrae para nos unirnos a Él” (EG 112). ¿Será necesario subrayar que esa intuición de la misericordia  divina atraviesa toda la exhortación como eje transversal? Por eso proclama con claridad meridiana: “La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio” (EG 114).

Es esa NOVEDAD evangélica y profética que el papa Francisco con su sencillez, profundidad y alegría nos invita a asumir hoy día. El Proyecto “Despertar las Semillas: Escuela de Animadores Bíblicos de la Pastoral” tiene eses objetivos: “¡Despertar el mundo!”.

“Por último, la fidelidad en el discipulado pasa y es probada por la experiencia de la fraternidad, lugar teológico, en el que estamos llamados a sostenernos en el sí gozoso al Evangelio: «Es la Palabra de Dios la que suscita la fe, la nutre, la regenera. Es la Palabra de Dios la que toca los corazones, los convierte a Dios y a su lógica, que es muy distinta a la nuestra; es la Palabra de Dios la que renueva continuamente nuestras comunidades»[2].

No queremos dejar de lado una promesa de fecundidad de la Palabra de Dios, como subrayaba Benedicto XVI: «Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino» Benedicto XVI, 16 septiembre 2005.

Si los seguidores de Comboni creemos de verdad que esa Palabra puede cambiar los corazones y las comunidades, transformar el mundo y puede también hacer florecer el desierto, sin duda tendremos  ¡una cosecha abundante! (Jn 4, 35), tras una primavera de la Palabra. Queremos, por tanto, que ese enfoque y horizonte fascinante atraviesen nuestra espiritualidad y carisma comboniano en las próximas décadas.
Fraternalmente en Cristo, Misionero del Padre,
P. Justino Martínez Pérez
justinomarpe@gmail.com;
justinofortaleza@gmail.com

 

[1] Sergio Rubin / Francesca Ambrogetti, El jesuita: Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, Buenos Aires, 2010, p. 128.

[2] Francisco, La atracción que hace crecer a la Iglesia encuentro  con los sacerdotes, religiosas y religiosos en la catedral de San Rufino, [Encuentro con el Clero, personas de vida consagrada y miembros de los Consejos Pastorales, Asís, 4 octubre 2013], en:L’Osservatore Romano, domingo 6 octubre 2013, CLIII (229), p. 6.