El Espíritu del Señor está sobre mí.
El me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres,
para anunciar la libertad a los cautivos …
(Lc 4, 18)

A) El Corazón y la Cruz de Cristo en el centro de la misión

31. Llamados gratuitamente por el Padre, apasionados por el amor de Cristo Buen Pastor, consagrados por su Espíritu y siguiendo el ejemplo de Daniel Comboni –que nos llama a ser santos y capaces- somos enviados al mundo a dar testimonio y a anunciar la Buena Nueva del Reino, dejándonos interpelar por la realidad, con actitudes de escucha y diálogo, de pasión y tenacidad.

32. El acontecimiento de Comboni santo nos estimula a descubrir cada vez con mayor profundidad el don que se nos ha dado y nos hace capaces de asumir con valor y creatividad los desafíos de una misión renovada para que llegue su Reino al mundo de nuestros días.
Esto nos coloca en la Iglesia con nuestra especificidad misionera.

33. Comboni, testigo de santidad y maestro de misión, con su vida y sus palabras nos ayuda a:
33.1 educar el corazón y amar a Dios, a Cristo, a la Iglesia y a la humanidad con un amor esponsal;
33.2 educar la mente para que amplíe su visión de misión, escuchando, estudiando y reflexionando sobre la realidad en la que vivimos;
33.3 educar la voluntad para vivir la misión con una metodología comunitaria.

34. La contemplación del Corazón traspasado de Jesús, Buen Pastor, constituye para Comboni la fuente y el fuego de su impulso misionero, el origen y modelo de su amor incondicionado por los pueblos de África.
En muchas situaciones de pobreza, abandono y muerte, él descubre en Cristo crucificado la presencia eficaz del Dios de la vida y de una multitud de hermanos que hay que amar y valorar, legándoles el Evangelio.
Ellos se convierten en su única pasión.

35. Viviendo esta misma experiencia de contemplación apostólica, también nosotros:
35.1 nos enraizamos en un fuerte sentido de Dios, que da sabor a nuestra vida (al puro rayo de la fe, E 2742);
35.2 vivimos la alegría de la entrega total, compartiendo la fuerza liberadora del Evangelio con los crucificados de la historia (hacer causa común, E 3159);
35.3 como comunidad interculturales de fe y de amor damos testimonio de la reconciliación que viene del Señor (cenáculo de apóstoles, E 2648).

B) A los más pobres, con la pasión de Comboni en el corazón

36. Somos enviados a los pueblos y grupos humanos más pobres y marginados, realidad de minorías no alcanzadas por la Iglesia o descuidadas por la sociedad; grupos todavía no -o no suficientemente- evangelizados, que viven en las fronteras de la pobreza por causas históricas y por los efectos negativos de la globalización y de la economía de mercado. Comboni había identificado estos pueblos con la Nigrizia de su tiempo.

37. Actualmente, la conexión de la misión comboniana con África es carismático e histórico. El perpetuarse en África de situaciones de primera evangelización y de pobreza y abandono nos confirma en nuestra opción preferencial, aunque no exclusiva, por África.
En su historia, el Instituto ha sido guiado por el Espíritu para descubrir situaciones de pobreza y abandono en otros continentes (Europa, América, Asia) a las cuales responder motivados por su carisma.

38. Al mismo tiempo, con la pasión misionera de Comboni en el corazón, con una interpretación sapiencial de los signos de los tiempos y con apertura a la guía del Espíritu, debemos determinar las situaciones pobreza y abandono que nos interpelan hoy para recualificar nuestros compromisos en África y en los otros continentes en donde estamos presentes.
Con ese mismo criterio, podemos focalizar mejor otros areópagos de la misión: el Islam, presente ya en todas partes, el mundo de las comunicaciones para dar voz a los sin voz, los jóvenes, los migrantes y las periferias pobres de las grandes metrópolis.

C) Para regenerar África con África

39. Comboni, con su lema regenerar África con África, estaba convencido de que la liberación y regeneración de África estaban profundamente unidas a la persona de Jesús y su Evangelio, teniendo a los africanos como protagonistas de su propia historia.
Las realidades humanas de pobreza y abandono, regeneradas por el encuentro con Cristo, se convierten a su vez en protagonistas de la regeneración de otras situaciones.

40. El Plan de Comboni y su estilo de vida nos estimulan a compartir nuestra fe con estos pueblos, para que sean una comunidad nueva según el Evangelio.
40.1 Con empeño prioritario por la primera evangelización, llevamos la Palabra al corazón de la vida de las personas, de las sociedades, de las culturas y tradiciones religiosas, para que el encuentro vivo con Cristo les dé la plenitud de vida y la posibilidad de incorporarse en el signo privilegiado del Reino que es la Iglesia.
La evangelización es también promoción humana. Conduce a las personas y a los grupos humanos a alcanzar la plenitud de su dignidad, la liberación de todo lo que los deshumaniza y a gozar de la fraternidad, de la justicia y de la paz (cfr. EN 31).
40.2 A través del servicio de la A M, ayudamos a todas las Iglesias a descubrir y a nutrir la conciencia de su naturaleza misionera y a abrirse a la misión universal en un recíproco intercambio de dones.
40.3 Por medio del compromiso en la FP y FdB, queremos asegurar la calidad de nuestra misión hoy.

41. Integrando cada vez mejor estas dimensiones, somos misioneros donde el Señor nos coloca, en comunión con todos los que viven la misma vocación. Comprometidos en la realidad local y concientes de que dependemos de lo que otros hacen, damos nuestra aportación para globalizar la solidaridad y la caridad del Evangelio.

D) Con el Plan

42. El Plan de Comboni y nuestra tradición son las fuentes principales del método misionero. Inspirándonos en ellos y actuando siempre para hacer presente a Cristo y su Reino:
42.1 realizamos un cuidadoso y regular análisis de la realidad, valorizando la obra del Espíritu en toda cultura, con un atento compromiso por inculturar el Evangelio;
42.2 construimos comunidades nuevas alrededor de la Palabra de Dios y de la celebración de los sacramentos;
42.3 trabajamos en la Iglesia local en colaboración con todas las fuerzas, según los distintos carismas y ministerios: clero, institutos religiosos, laicos, organismos y movimientos que se comprometen a favor de la dignidad humana;
42.4 formamos líderes en campo eclesial y social y animamos las pequeñas comunidades cristianas;
42.5 hacemos a las personas protagonistas de su historia; caminamos a su mismo paso y usamos medios accesibles a ellos;
42.6 con espíritu profético, denunciamos las situaciones y las causas de las injusticias, promoviendo el compromiso por una cultura de JPIC como parte constitutiva de la acción misionera;
42.7 trabajamos en proyectos específicos por una promoción humana integral;
42.8 compartimos la vida de los pobres usando el dinero para una solidaridad eficaz y respetuosa de su dignidad.

E) En cuatro continentes

43. En los distintos continentes nos sentimos interpelados por situaciones de primera evangelización, de pobreza y abandono, por el desafió del Islam y de un sistema económico profundamente injusto. Particularmente:

43.1 En África:
- por los grupos humanos todavía no evangelizados;
- por las jóvenes Iglesias;
- por las nuevas formas de pobreza;
- por nuestra escasa presencia en las grandes metrópolis;
- por las tragedias que vive el continente;
- por la expansión del Islam, especialmente el que sostienen grupos fundamentalistas;
- por las nuevas expresiones religiosas;
- por la falta de respeto a los derechos fundamentales de la persona y de los pueblos (JPIC).

43.2 En América:
- por los afro americanos y las poblaciones indígenas;
- por las periferias pobres de las metrópolis;
- por los nuevos tipos de pobreza generados por la droga, la delincuencia y el sistema;
- por las exigencias de la JPIC;
- por las estructuras políticas internacionales que deciden la suerte de la humanidad;
- por las exigencias éticas de la economía;
- por los movimientos migratorios del Sur hacia el Norte;
- por las consecuencias de la deuda externa.

43.3 En Asia:
- por las masas todavía no evangelizadas;
- por el diálogo con culturas milenarias y tradiciones religiosas;
- por las Iglesias jóvenes;
- por la presencia de minorías étnicas.

43.4 En Europa:
- por una sociedad que ha perdido su punto de referencia en Jesucristo;
- por las nuevas situaciones de marginación, relacionadas sobre todo con la emigración;
- por las posibilidades de intervención en los campos de JPIC, especialmente en la reestructuración de las relaciones Norte-Sur;
- por las exigencias éticas de la economía y de la política y las necesidades de crear nuevos modelos de desarrollo;
- por una solidaridad entendida no tanto como caridad, sino como exigencia y fruto de la justicia;
- por el difícil diálogo con la cultura, los medios de comunicación, la política;
- por la dificultad de presentar la vocación misionera a los jóvenes;
- por el pesimismo en lo que se refiere al futuro social y político de África.

F) En revisión permanente

44. A pesar de la inmensidad del don–deber, estamos llamados a una regular evaluación y revisión de los compromisos y metodologías y a elegir prioridades de acuerdo a nuestras posibilidades reales de personal. Las prioridades tendrán que considerar:
44.1 las urgencias fundamentales de la evangelización;
44.2 las situaciones de extrema pobreza social, con particular atención a las zonas pobres de la ciudad;
44.3 la realidad de la Iglesia local que todavía esta en los inicios;
44.4 el equilibrio necesario entre las diversas áreas de nuestro carisma Comboniano que incluye la AM y la formación de nuevos misioneros.

G) Elementos de programación
Grupo de reflexión sobre el Islam
45. Constituya en el continente africano un grupo especial de reflexión sobre el Islam que ayude a las provincias a conocer sus realidades particulares y a elaborar orientaciones pastorales con vistas a nuestra presencia entre los musulmanes.
Dicho grupo, formado por un hermano de cada provincia particularmente interesada y por algunos expertos (Dar Comboni, CLIK, PISAI), se articulará en red y estará abierto a un intercambio con los otros continentes interesados en tal dimensión.
La Asamblea Continental de los Provinciales establecerá las modalidades operativas.

Justicia, Paz e Integridad de la Creación
46. La JPIC es parte integrante de la misión de la Iglesia. A partir del Capítulo de 1985 ha sido una prioridad de nuestro Instituto y debe seguir siéndolo, coordinada a nivel central por el secretario general de la evangelización.

47. A nivel provincial:
47.1 intensificar la colaboración con las comisiones de JPIC u organismos análogos a nivel diocesano y nacional. Donde no existan, nos comprometemos a solicitar su creación en colaboración con otras fuerzas misioneras (cfr. AC ’97 n. 117);
47.2 elaborar un plan de FP para educar a la JPIC;
47.3 hacernos presentes en los organismos importantes de decisión (parlamentos nacionales, ONU, UE) para favorecer políticas más solidarias con las víctimas de la injusticia. Para esto es importante crear grupos locales de monitorización, sensibilización y presión a nivel de provincia.

48. A nivel continental:
48.1 Nombrar un coordinador de JPIC que forme parte del grupo de reflexión continental (cfr. AC ’97 n. 61.2).
48.2 Elaborar un plan continental en comunión con todo el Instituto para fijar prioridades, metodologías y medios.
48.3 Crear redes continentales e intercontinentales para campañas en favor de los derechos humanos u otros temas (AEFJN).

Ratio Missionis
49. En el próximo trienio, el Secretario General de Evangelización preparará, en dialogo con los Coordinadores continentales del sector una Ratio Missionis del Instituto. La primera redacción será enviada a las provincias antes de su presentación a la Intercapitular del 2006.

Proyectos de promoción humana
50. Favorecer equipos de Hermanos comprometidos en proyectos de promoción humana. Éstos deberán ser una prioridad en el momento de su destinación -sobre todo en la primera- teniendo en cuenta su profesión.
Los proyectos responderán a los siguientes criterios:
50.1 serán compromisos que forman parte de la programación provincial y, como tales, exigirán la aprobación a nivel continental y el apoyo del CG;
50.2 serán confiados normalmente a una comunidad comboniana y se comprometerán en ello dos o más Hermanos que asuman la responsabilidad principal -no exclusiva- del proyecto;
50.3 según la tradición comboniana, estarán abiertos a la colaboración de otras fuerzas locales y misioneras, especialmente los LMC;
50.4 deberán incluir en su programa la formación de personal local en grado de asumir y continuar el proyecto, sobretodo en cuanto al aspecto técnico y económico;
50.5 la comunidad comboniana en la que se da el proyecto será lugar de acogida para todos los jóvenes que desean encontrar y conocer la vocación del Hermano;
50.6 los proyectos podrán ser escuelas técnicas, iniciativas para la defensa de los derechos humanos, compromiso con JPIC, formación de líderes para las comunidades, AM.
LA MISION COMBONIANA HOY