Martes, 23 de febrero 2021
“Muchas veces tomamos decisiones inspiradas por un sueño, un impulso, por necesidad o porque deseamos encontrarnos con nosotros mismos, para definir nuevas metas. Así inicio mi deseo de hacer misión; al principio lo vi como un requisito para hacer misión en el continente Africano, un continente que siempre me ha inspirado a conocerlo desde que termine mi carrera como psicóloga. (...)”
[Alexandra Garcia, Laicos Misioneros Combonianos]

Mi experiencia de misión me permitió encontrarme con Dios en diferentes caras, en diferentes acciones, en diferente detalles, conocer niños, jóvenes, adultos, mujeres y hacer parte de un equipo, una fraternidad, la unidad de mujeres de diferentes edades y con diferentes personalidades hacen parte de los hermosos momentos que contiene este año de misión.

Novenas De Navidad En Bajito Vaquería

El 16 de  Diciembre del 2019, conocí al famoso Padre Danielle (todos hablan muy bien de él) de Tumaco, un hombre carismático, amoroso con su gente, proactivo, divertido, intelectual y respetuoso, que me permitió llegar a su casa y me dio la oportunidad de conocer Bajito Vaqueria (una isla cerca al pueblo de Tumaco). Allí estuve  durante ocho días con mi compañero Alejandro en la casa de la Sra Marta, que nos acogió junto con su Hijo Jorge y su Nuera “Dianita”, conocí a niños, jóvenes, mujeres pescadoras de conchas y hombres que se ausentan entre semana porque están mar a dentro con sus lanchas.

Bajito Vaqueria es una isla que te recibe con un puerto en cemento súper largo, que te conecta con el mar y con sus casas lindas de colores en madera, con una capilla en el centro, un jardín infantil que tiene a su alrededor unas escaleras y son estas las que permiten que las mujeres  se siente a su alrededor en las tardes para jugar  bingo, una institución educativa en la que sus escaleras fueron el espacio perfecto para ensayar los arruyos o villancicos que se tocaban cada noche de la novena, una cancha de futbol y al costado un brazo del rio que se une con el mar.

Este lugar tenía algo perfecto para mí, no había casi señal de telefonía, esto le dio un toque encantador a mi misión de navidad, porque me permitió desconectarme y valorar los tiempos, el paisaje, las conversaciones con las mujeres que me contaban acerca de la historia de este lugar, me enseñaron a preparar algunos platos típicos y también a extraer el producto de la concha.  Adicional también nos permitía jugar con los niños y aunque la estadía fue corta realizamos diversas actividades como:

  • El montaje del pesebre en la iglesia con ayuda de los niños y niñas.
  • Un coro acompañado por instrumentos reciclables como botellas y baldes rotos, donde por primera vez en mi vida conocía los famosos arruyos.
  • Limpieza a las calles principales del corregimiento para que el niño Dios llegara y se sintiera en un lugar limpio ¡porque bonito ya era!
  • Juegos en las tardes donde se hacían acrossport, carreras, repaso de la biblia, trabajo en equipo y  juegos con agua.
  • El compartir un poco de mi cultura llanera y hacer un montaje coreográfico de un Joropo con bailarines hermosos del pacifico.
  • Realizar una rifa para que Dianita pudiera ir a visitar a su familia al ecuador en esa navidad.

Fueron ocho días que me abrieron la puerta a mi año de misión con los Combonianos, ocho días de risas, de tener la capilla llena en las noches haciendo la novena, de ver bailar a los niños de forma extraordinaria, ocho días donde Dios estaba encariñándome a esta decisión que yo había tomado.

Altos de Cazucá- Donde Los Niños Te Permiten Conocer Un Poco El Reino De Dios

En enero llegue al Barrio el Oasis (Municipio de Soacha), este sería el lugar donde permanecería el resto de los días y meses para hacer una experiencia un poco más apasionante y constante. Inicie con una semana de limpieza a la casa del Padre Franco que me acogía durante un mes y medio, mientras conseguía un trabajo que me permitiera pagar un arriendo. Admito que las primeras semanas estuvieron cargadas de emociones no tan positivas, pues mis padres cuestionaban mi decisión al dejar a un lado los estudios que tengo y el estilo de vida al que estaba acostumbrada, no fue fácil (lo admito) tener llamadas donde escuchas que tus padres están llorando y que pedían a Dios que yo replanteara mi decisión. Yo también le pedía a mi Dios que ellos me apoyaran y que su actitud cambiara.

Me recibió un equipo de misión conformado por Marisol (laica de la fraternidad de Carlos de Foucauld), la Hermana Yolanda (religiosa Juanista), Padre Franco (Misioneros Combonianos) y Vane (Laica Comboniana que se mudaría a vivir conmigo en los siguientes meses). Con ellos se fueron tejiendo lazos y me iban compartiendo un poco las realidades del barrio. Iniciaba mi misión con unos ahorros y con la esperanza de conseguir un trabajo pronto que me permitiera sostenerme o cubrir mis gastos necesarios (arriendo, alimentación, plan del celular y medicamentos).

Gracias a la Hna. Yolanda logre contactarme con el Pbro. Julio Castillo de la parroquia de Santa María de Cana y él me dio la oportunidad de trabajar desde el mes de febrero medio tiempo, ganando la mitad del salario mínimo (fue perfecto ese trabajo), allí realizaba funciones de secretaria y sacristán durante tres meses. El tener un trabajo ayudaba a la idea que teníamos con Vane de sacar un apartamento arrendado, tener nuestro propio espacio y poder desde allí sentirnos cómodas, así que para el mes de marzo ya nos mudamos a un apartamento una cuadra arriba de la casa de Padre Franco.
[Alexandra Garcia, Laicos Misioneros Combonianos]

Mi año de misión como laica en Colombia (II)

Coro y catequesis de primera comunión

Iniciamos junto con el Hno. Pontien un coro, y a su vez también me comprometí a ser catequista de un grupo de 17 niños que querían recibir su sacramento de primera comunión, pero el impulso duro dos fines de semana porque nuestro país entró en cuarentena por la COVID-19, un poco inseguros y asumiendo una realidad que creíamos iba a ser pasajera se convirtió en 7 meses donde se permitía las reuniones grupales con un número limitado de personas y donde sostener algo virtual no era una posibilidad por las condiciones en la que viven un grupo significativo de familias del sector.

Oración En La Cuadra

En las primeras semanas de la cuarentena surge la idea del equipo misión de organizar alguna actividad que permitiera unirnos con los vecinos y fortalecer el área espiritual, y a esta nueva idea la llamamos la “Oración de la cuadra”, convocamos a los vecinos y al Sr Robinson que pertenecía a una religión diferente junto con su familia.

Un jueves del mes de marzo empezamos a convocar a vecinos a que salieran de su casa y nosotras con Vane animábamos los cantos con el cununo y el Bombo (un proceso de aprendizaje). Cada semana dos vecinos se hacían cargo de la lectura bíblica y de su reflexión, adicional se ponía una caneca en el centro de la cuadra donde cada vecino aportaba algo de mercado para ayudar a una de las familias que participaban de la oración. Esta actividad generaba emoción y daba tranquilidad porque confiábamos en que Dios nos iba a proteger de la COVID-19.

Duramos tres meses reuniéndonos desde las puertas de nuestras casas para que una vez en la semana en las horas de la tarde compartíamos el evangelio y algunos detalles de alimentos que llegaban a nuestro barrio. De esta manera nos fuimos conociendo con nuestras vecinas Karen, Luna, Laura, Yolanda, don José y su Familia, don Esau (que prestaban las extensiones y el micrófono), Alexandra y su pequeño Juan (prestaban el Sonido), la Sra Sandra (que permitió conectar el sonido en su casa), la Sra María, etc.

Mercados Llenos De Solidaridad

A mediados del mes de abril recibimos una donación económica para dar mercados a 35 familias afectadas por la COVID-19, se seleccionaron familias AFRO del barrio, que fueron postuladas por el grupo afro que lidera el padre Franco desde hace ya más de 4 años. Este mercado contenía una oración por dentro para que las familias dieran gracias a Dios por las personas que habían aportado dinero dentro y fuera del país para la compra de esos mercados. Actividad que nos permitió conocer más familias que vivían dentro y fuera de nuestro barrió.

Terminación De Mi Contrato

Mi contrato era por tres meses, y cuando se terminó el contrato no había posibilidad que lo renovaran, dio un tris de susto pero gracias a Dios esos meses me fueron liquidados y con ese dinero podía sostenerme durante dos meses más. Luego vino mi cumpleaños y recibí dinero de mi familia de sangre y de mi familia espiritual (comunidad Señor de los Milagros de Tauramena/ Casanare). De esta manera pude sostenerme hasta el mes de julio.

La Donación De Una Impresora y acompañamiento escolar

Finalizando el mes de abril, una familiar de Vanesa nos donó el dinero para comprar una impresora y de esta manera ayudar a algunas familias del barrio con la educación virtual de los niños, nos contactamos con profesores de grado segundo y tercero de la Institución Educativa Buenos Aires, y con un grupito de cinco niños (Dibisay, Juan Sebastián, Jhovanni, Laura y Javier) inicie en el apartamento un acompañamiento escolar, estos niños eran dos de grado segundo y tres de grado tercero. Ellos venían al apartamento en el horario de la mañana y de la tarde nos propusimos trabajar muy juiciosos para quedar nivelados, para finales del mes de junio la meta se alcanzó y de premios hicimos un picnic.

Los requisitos que cumplían estos cinco niños eran los siguientes:

  • Que su familia no tuviera acceso a datos de internet.
  • No contar con la ayuda de una persona que le explicara los temas.
  • Deberían venir siempre bañados, con ropa limpia y desayunados y/o almorzados.
  • Cumplir con el horario 10 am a 12 pm y de 1:30 a 5:00pm.
  • Dejar su maleta con todos los útiles en mi casa así ellos no cargaban su maleta todos los días (me aseguraba que siempre teníamos todos los materiales para trabajar).
  • Dejar limpio el espacio del apartamento donde realizábamos las tareas.
  • No faltarse al respeto.
  • Comportarse como niños inteligentes para aprender y sacar buenas notas.

Adicional a esto, gracias a la impresora 10 familias recogían guías impresas después de las cinco de la tarde, para que los niños pudieran trabajar desde su casa. Un niño venía una vez a la semana para que yo tomara las evidencias de las actividades resueltas y lo enviara a la directora de grado.

A partir del mes de julio ingresaron dos niñas nuevas al refuerzo escolar (Jondarlys y Sharick), ellas también estaban atrasadas y estaban en grado tercero, entonces habilite un horario en la mañana de 8:30 am a 12:00 pm y en la tarde recibía solo tres niños, porque al quedar nivelados Laura y Juan Sebastián empezaron a trabajar desde su casa las dos guías diarias que enviaban los profesores. En ese mes de julio, iniciábamos una obra de una casa y Marisol (Laica) apoyaba el refuerzo escolar desde la casa de ella. En agosto retomé el apoyo escolar con tres niños nuevos en el horario de la mañana (Paula, Shari y Adrián) dos de grado segundo y uno de tercero, y en la tarde se atendían todos los niños de tercero que estaban al día con tareas, para ese entonces eran 5 niños, a partir de este mes algunos padres de familia de acuerdo a sus necesidades me hacían un aporte de 15 o 20 mil pesos semanales y de esta manera me ayudaban con mis gastos.

Iniciando el mes de septiembre el grupo se amplió, ahora tenía 6 niños en la mañana (Shari, Jordanys, Gabriela, Nicol, Paula), que pertenecían a cursos diferentes; primero, segundo, cuarto, quinto y sexto. Ahí tuve que buscar alguien que me apoyara y Dios envió a Natalia una chica del barrio que tenía 20 años y había trabajado ya con niños. El grupito de la tarde se amplió y ahora eran 6 niños (Jhovanni, Adrian, Jondarlys, Luis Ferney, Javier y Victoria). Los procesos aquí se tornaban más retadores porque Jordanys y Shari no sabían leer y nos propusimos iniciar el proceso de enseñanza de lecto-escritura.

Para finales del mes de octubre ingresó el niño Elvin de grado tercero de otra institución, el reto era ayudarle a salvar el año, de esta manera para la segunda semana del mes de noviembre se finaliza este proceso con dos niños en la mañana y con cuatro en la tarde. Solamente Jhovanni de 9 años estuvo desde el principio hasta el finalizar esta experiencia.

El apoyo escolar se convirtió en un proceso donde algunos niños aprendieron a leer, escribir, hacer compresión lectora, a colorear y a trabajar de forma juiciosa para cumplir con las metas diarias. Fueron meses de risas, de tensión, de tolerancia a la frustración, de paseos (cada mes hacíamos una integración con los niños que estaban), un proceso donde ayudas a los niños a no perder un año escolar, hacer trabajos de buena calidad, fueron meses de amor y de detalles. Estos niños le dieron sentido a mi misión porque sus ocurrencias, sus personalidades le daban sentido a mis semanas. Dios los bendiga a cada uno de ellos, a sus familias y los cubra de cualquier mal.

La Realización De Una Casa Un Poco Más Digna

Dentro de los niños que iniciaron el apoyo escolar se encontraba dos hermanitos Dibisay y Javier, ellos vivían con su mamá en una casa que estaba al otro lado de un caño de aguas negras y se encontraba en condiciones precarias; vivienda hecha con Zinc reutilizado, tejado con goteras, piso de tierra, un inodoro y una teja de Zinc prestaban el servicio del baño, una tina de bebé que hacía de lavadero y lavaplatos, una cocina en un barranco y un puente en palo que estaba a punto de caerse.

La primera vez que fui a esta casa me dio mucha nostalgia por las condiciones en las que vivían los niños, su madre ama de casa y su padre un maestro de construcción que trabaja en Ibagué. Un día hable con Vane y le comente la situación, entonces decidimos hacer un video de la casa y subirlo en redes sociales para que nuestros familiares, amigos o amigos de amigos se unieran a la causa de darle una vivienda más digna a estos niños.

Al principio no imaginamos el impacto que iba tener el video y pensábamos que íbamos a recoger dinero para hacer el baño, o quizás para cambiar el tejado, o para comprar un lavadero… Pero siempre he dicho que mi Dios manifiesta su amor cuando haces cosas que no le hacen daño a nadie, de esta manera reunimos casi 7 millones y junto con algunas personas que sabían de construcción en el barrio durante todo el mes de julio se estuvo trabajando en el proyecto que denominamos “la casa de Dibi”, se lograron levantar cimientos, construir toda la fachada frontal de la casa, cambiar un tejado, hacer una cocina, hacer un baño,  realizar dos cuartos uno en material y el otro de Zinc, cambiar el puente para ingresar a la casa y la  instalación de tuberías.

Esta vivienda nos permitió a nosotras aprender los nombres de los materiales de construcción, aprender a hacer mezclas de cemento, a cortar madera, a poner las tablas del puente, a revisar la calidad del material, a lidiar con los maestros de construcción. Se terminó otra obra con todo el amor, con muchos aprendizajes y con una vivienda en mejores condiciones para los niños.

Nuestro Emprendimiento Del Barrio

En el mes de septiembre al Padre Franco le avisaron que iba llegar una ayuda económica de parte de los Combonianos, para familias del barrio que se vieron afectadas por la COVID-19. Nosotros en reunión con el equipo de misión quisimos convertir este dinero en algo sostenible y no en algo asistencial. Así que hicimos una convocatoria de algunas personas que conocíamos que no tenían trabajo e iniciamos unos grupos de reunión donde compartíamos habilidades en la cocina, inicialmente eran 15 personas, en cada encuentro del sábado fueron quedando menos. Cuando ya quedó un grupo de 6 personas (Darilys, Lucero, Sra. María, Don Cicerón, Don José María y la Sra. Claudia), después de analizar un poco los productos realizados y la demanda en el barrio, se decidió que desde el primer sábado de octubre empezaríamos la venta de empanadas de pollo, ese día se hicieron 45 empanadas y cada sábado aumentamos la producción llegando el 14 de noviembre a vender 90 empanadas, además de la apertura de un punto de venta que se encomendó a Dios. Esta microempresa nos ha permitido entrelazar amistades, confianza, risas y trabajo en equipo, en la búsqueda de un emprendimiento con personas que quieren salir adelante.

Gratitud Por La Misión

Finalizo este reporte de mi año misión dando las gracias a mi Dios por todas las personitas que desde la distancia me han apoyado; desde Luz Dary por su aporte económico para el compartir de navidad de los niños de bajito de Vaqueria, por el chocolate con pan de los vecinos de la oración de la cuadra y  al Proyecto Dibi, a Diego Montilla y mi primo Edwin Vargas en la primera edición del video que fue de gran ayuda en la recolección de fondos para la casa de los niños y en  la edición del segundo video de la casa finalizada de los niños,  a mi familia por su apoyo, su amor, comprensión y por aportarme dinero para mis gastos, a mi familia espiritual y a mi equipo de Laicos Combonianos de Colombia por aportarme dinero para mi arriendo, alimentación o de mi plan de celular. Gracias de corazón porque sin ustedes no hubiera sido posible sostenerme emocionalmente y económicamente durante este año. Gracias  a mi Marisol y a mi Vane por ser coequiperas de cada idea, de cada paseo,  de cada refuerzo escolar, Dios me premio con su presencia. Una misión cargada de un 90% risas, proyectos, sueños, amor y bendiciones, un 5% de lágrimas ante aquellas personas que no son tan buenas y me trataron mal y un 5% de miedo ante los disparos que se escuchaban a cuadras de la casa.


Alexandra Garcia, Grupo LMC Colombia