Secretariado de la Formación: “Pongámonos en camino… para la misión”

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Lunes, 6 de febrero 2023
Con este encarte, desde el Secretariado General de Formación queremos iniciar el camino que la Guía de Implementación del XIX Capítulo General propone para estos años. (…) Arraigados en Cristo junto con Comboni, os deseamos unos años en los que cuidemos la calidad de nuestra vida para ser cada vez más testigos fecundos en la misión.

Pongámonos en camino para ser personas
“marcadas a fuego” para la misión

Queridos hermanos,
Os saludamos fraternalmente en el Señor que está en medio de nosotros, que nos alimenta y acompaña en nuestra vida de discípulos misioneros.

Con este encarte, desde el Secretariado General de Formación queremos iniciar el camino que la Guía de Implementación del XIX Capítulo General propone para estos años.

En cuanto a la Formación Permanente (FP), la Guía propone que entre 2023 y 2025 hagamos “un estudio atento de los Documentos Capitulares, con vistas a la elaboración de los Planes Sexenales” y profundicemos en nuestra espiritualidad, identidad y vida fraterna en comunidad, iniciando procesos que se conviertan en prácticas asimiladas de nuestra forma de vida y misión.

Queremos que la implementación del Capítulo sea verdaderamente un camino sinodal, vivido con la implicación de todos los hermanos, según los diversos niveles interdependientes (local, continental y Dirección General) y coordinado por el Secretariado General para la Formación.

Con esta primera carta queremos daros a conocer más concretamente la visión y el recorrido de estos años, para que sea un recorrido común y también contextualizado. A través de estas páginas de Familia Comboniana os presentaremos regularmente subsidios de reflexión y experiencias, para enriquecer y estimular nuestra reflexión y nuestro compartir.

Para ello, os invitamos a compartir con nosotros y entre nosotros las reflexiones y experiencias realizadas en vuestras circunscripciones, ayudándonos mutuamente a recuperar el alma de nuestra vida misionera. Les invitamos a enviar este material al Secretariado de la Formación en Roma.

Este es el camino que nos gustaría seguir en estos años

Lo que proponemos, no es realmente un esquema, sino una especie de esqueleto, una especie de líneas básicas que indican un camino a seguir y sobre el que construir un cuerpo vivo de reflexión y de experiencia vivida y compartida, a los distintos niveles, especialmente el personal y el de las comunidades individuales. Nos pareció útil incluir los temas de manera armónica, porque la espiritualidad es y se convierte en el alma profunda de nuestra identidad de discípulos-misioneros, y nuestra identidad configura nuestra espiritualidad, haciéndola específica. Luego veremos cómo alimentar esta espiritualidad e identidad específicas: con la Palabra recibida a través de la Lectio Divina, y la oración, escuchando a Comboni y nuestra tradición. De ello cosecharemos varios frutos, en particular una mejor conciencia de nuestra identidad y vida fraterna en comunidad para la misión.

A) Nuestra espiritualidad e identidad combonianas

  1. La espiritualidad se convierte en el alma de nuestra vida en todas sus dimensiones, es la fuerza de Jesús que nos consagra con el fuego de su Espíritu, como él mismo es consagrado por este fuego, y nos hace personas “marcadas” para la misión. Comboni con su testimonio de un hombre poseído por "una sola pasión" (Escritos 6983) nos dice que ésta es nuestra alma y nuestra identidad: poseídos por Cristo (“Ay de mí si no anuncio el Evangelio” – 1 Cor 9,16).
  2. La espiritualidad es esencialmente la experiencia personal de un encuentro profundo y transformador con la persona del Señor Jesús. Es un encuentro constante, vivido en contemplación y configuración, que se convierte en seguir y compartir Su destino; en asumir la sabiduría de la Cruz.
  3. Esta espiritualidad-consagración nos da nuestra identidad y se convierte en una espiritualidad específicamente misionera y comboniana, expresada de forma ejemplar en la RdV, n. 3:
    • el comboniano contempla y asume las actitudes fundamentales y fundacionales del Corazón de Jesús,
    • y entiende la evangelización como liberación integral,
    • para vivir su vida y servicio misionero al estilo de la comunión fraterna.

4.   Así, la espiritualidad se convierte en un camino de purificación, de conversión y crecimiento continuos, de lucha contra las tentaciones, que nos hace capaces de asumir los retos de la misión, como una piedra escondida.

5.   Esta espiritualidad regenera, recrea la persona del comboniano, construyendo en él actitudes de alegría, de consolación, de resistencia activa, de parresía... El don del Espíritu es la fuerza que Jesús da a sus discípulos llamándolos a sí, para que sean capaces de vivir la misión.

6.   Esta espiritualidad genera en el misionero “el placer espiritual de ser pueblo” (Evangelii Gaudium, 268-274). Hace capaz de tocar las llagas del Señor en la miseria humana, porque “el amor a la gente es una fuerza espiritual que facilita el encuentro pleno con Dios (ib. 272); es fuerza espiritual que “agranda nuestra espiritualidad para recibir los hermosos dones del Señor” (ib.), mientras que el cerrase al otro es un “lento suicidio” (ib.). Esta es la propia experiencia de Comboni: hacer causa común.

B) Alimentar la vida del Espíritu: Palabra y oración

1.   La Palabra-Sabiduría de Dios "forma profetas y amigos de Dios" Pero la Palabra no es una cosa: alimenta la vida del Espíritu en la persona del misionero porque la Palabra es el mismo Hijo de Dios, es la Palabra hecha carne, es Dios que en su Palabra se revela y se da. Al hacerse carne habla con palabras y hechos, Jesús enseña hablando y haciendo. En su Palabra, Dios conversa con el hombre como "un amigo con su amigo", como hizo con Moisés. Al aceptar al Verbo hecho carne, el hombre recibe no tanto una doctrina y una ley, sino la Gracia y el amor fiel y verdadero (la verdad) que lo engendra como hijo en el Hijo.

2.   Estamos llamados a acoger al Dios que habla

  • en un corazón que busca, escucha, dialoga, pregunta, se pregunta, se deja guiar;
  • en la vida con sus alegrías y esperanzas, decepciones, preguntas, retos diarios, actividades cotidianas;
  • en los pobres y su historia.

3.   La Lectio Divina es el arte (no es realmente un método, aunque tiene una dimensión de método) del diálogo orante con el Señor en su Palabra. Este diálogo es personal con Dios y compartido con los hermanos y hermanas de la comunidad. El objetivo principal de la Lectio no es el conocimiento de la Biblia, sino que el creyente se convierta él mismo en Palabra de Dios. Intentaremos redescubrir en los Salmos el lugar típico de este diálogo orante.

4.   Así vivimos la dinámica que nos hace ser Palabra viva de Dios: la Palabra se anuncia se escucha – se celebra – se acoge – se actualiza – se vive... para seguir siendo anunciada – escuchada – celebrada – acogida – actualizada – vivida.

5.   La vida espiritual se alimenta de la Palabra de Dios, se acoge en la oración y se redescubre en la vida: algunas herramientas pueden ayudarnos a crecer en espiritualidad: el proyecto personal de vida, la relectura sapiencial de nuestra experiencia, el acompañamiento personal, ...

C) Nuestra espiritualidad e identidad: cenáculo de apóstoles como signo sacramental de la nueva humanidad

Nuestra vida fraterna en comunidad nace y se nutre de la espiritualidad y la redescubrimos como parte integrante de nuestra identidad.

1.   La vida fraterna en comunidad es el fruto del Espíritu que habita y anima el corazón del discípulo creyente. Quien acepta la palabra del kerygma y cree, se deja traspasar el corazón y entra en una dinámica de conversión, que es la lógica del amor sin distinción de ningún tipo; pasa de la muerte a la vida y se hace capaz de amar al hermano, se convierte en miembro activo de una comunidad de creyentes, que profundiza en la fe, celebra, comparte y da testimonio. Mata la envidia, los celos, la mentira, el juicio, la sospecha, el rencor, los prejuicios... y se reviste de los sentimientos de Cristo: acogida, servicio, entrega, verdad, solidaridad, compartir, misericordia...

2.   El Misionero Comboniano redescubre la vida fraterna en comunidad como parte integrante de su carisma: no es bueno que un misionero esté solo. Él descubre y vive como un “cenáculo de apóstoles”, con un estilo de vida marcado por la fraternidad, la armonía y el compartir.

3.   Los combonianos descubren que la interculturalidad, que es un conjunto de sentimientos, actitudes y estilos de vida comunes, herramientas y opciones concretas, forma parte de nuestra identidad y hace de nuestra comunidad un testimonio misionero de la nueva humanidad según el plan de Dios.

4.   Pero también debemos preguntarnos, mirando nuestra propia experiencia: ¿cuáles son los modelos – a veces inconscientes y a menudo mezclados – que animan e inspiran nuestra práctica de la vida en común? Por ejemplo: comunidad-nido; comunidad-hotel; comunidad de observancia; comunidad de autorrealización; comunidad-empresa; comunidad-cenáculo para el Reino...

5.   También nos gustaría retomar algunas herramientas para la animación de la vida fraterna en comunidad. Porque si es cierto que la vida comunitaria es fruto de la vida en el Espíritu, también es cierto que, según la lógica de la encarnación, necesita herramientas concretas, como la carta de comunidad, el consejo de comunidad, los encuentros fraternos en los que se comparte la vida, la corrección fraterna.

Conclusión

Arraigados en Cristo junto con Comboni, os deseamos unos años en los que cuidemos la calidad de nuestra vida para ser cada vez más testigos fecundos en la misión.

Fraternalmente, os deseamos un camino lleno de buenos frutos apostólicos.

Roma, 6 de enero de 2023
Secretariado de la Formación