Miércoles, 15 de octubre 2025
Estamos acostumbrados a hablar de San Daniel Comboni como el profeta y misionero de los pueblos africanos. Sin embargo, su fama de santidad ya ha abrazado la religiosidad del pueblo q’eqchí, grupo étnico de origen maya que habita en la región centro-norte de Guatemala, entre Belice y el sur de México. Una muestra de ello es la historia que nos relata el padre Juan Diego Calderón desde la comunidad cristiana de La Balsa, una de las más de diez capillas de la parroquia de San Luis, confiada a los combonianos en el municipio de Petén.
Hemos celebrado a San Daniel Comboni el 10 de octubre, como fiesta de toda la Iglesia. Y claro, los Combonianos nos regocijamos grandemente. En la Provincia de Centroamérica (PCA), en nuestra parroquia de San Luis de Petén, una de las más de 10 capillas que tenemos está dedicada en su honor y ha sido una verdadera fiesta. Los pueblos originarios de nuestro continente americano tienen grandes tradiciones y una espiritualidad profunda, junto con el respeto a la naturaleza y una alegría de vivir que contagia.
En esta comunidad llamada La Balsa, dedicada a Comboni no han faltado la música, los colores, las luces de las velas, la procesión, la Misa. En esta aldea, festejando a nuestro santo misionero, también se celebraron los 10 años de la dedicación de la capilla, a Comboni. Con varios días de preparación y fiesta, el Triduo a Comboni ha sido de gran participación. El día 7 de octubre se hizo la elección de la Reina de la fiesta a San Daniel Comboni, lo que es muy tradicional entre nuestros pueblos en las fiestas civiles y religiosas.
El día 8, varios coros, tanto de La Balsa como de otros sectores parroquiales, nos interpretaron cantos religiosos, tanto en castellano como en q’eqchí, la lengua local. Muy importante decir que los cantos litúrgicos eran todos nuevos, originales para la fiesta. De entre la variedad de canciones, también crearon algunas en honor a San Daniel Comboni, que seguro serán entonadas en las celebraciones religiosas.
El jueves 9 se realizó una procesión desde la iglesia hasta la casa de “los mayordomos”, esto es, la familia que se ha encargado de cuidar la imagen de Comboni en el último año, y velar para que no le falten las oraciones y el cuidado, entre otras cosas. Pero este año han tenido una imagen grande y nueva de Comboni. Así que llevarla a la casa de los mayordomos por primera vez fue de grande alegría. Durante la misa, se dio “el pasaje”, o sea, dar el encargo a los nuevos mayordomos que cuidarán la imagen, por todo un año entero.
El 10 de octubre, en procesión desde la casa de los mayordomos al templo, nos preparamos para la solemne Eucaristía. Alegres cantos, incienso, velas, las oraciones y ofrendas del pueblo q’eqchí dieron vida a la Eucaristía. La celebramos en grande, con lo tradicional de nuestros pueblos, lo colorido en vestuarios y adornos de la capilla, y una profunda espiritualidad y sentido de lo sagrado.
No podía faltar la comida y la música después de la Eucaristía. Nos animó la marimba y la danza de los jóvenes. ¡Fue una verdadera fiesta!
P. Juan Diego Calderón Vargas, mccj