Viernes, 31 de octubre de 2025
Los misioneros combonianos llegaron a Guatemala en 1989. Hoy en día, los “chapines” —como cariñosamente se conoce a los guatemaltecos— son ocho: cuatro sacerdotes, un hermano y tres escolásticos (uno de ellos ya es diácono, uno en Kinshasa, República del Congo y uno en San Pablo, Brasil); además, hay tres postulantes en camino y algunos aspirantes. [En la foto: hermano Jonatan Josué Chajón Gordillo]
Aprovechando que octubre es el mes elegido por la Iglesia católica para centrar la reflexión y la acción en la misión universal, este año se decidió invitar a todos los familiares de los hermanos originarios del país para pasar juntos el domingo 26 en la “Casa Comboni” de Ciudad de Guatemala.
«Es la primera vez que se realiza un evento de esta naturaleza. Fue un día de fraternidad y espiritualidad misionera, vivido en familia ampliada. Tuvimos la alegría mutua de conocernos y compartir nuestro carisma con quienes impulsaron y alimentaron nuestra vocación misionera —entre alegrías, oraciones y, probablemente, también algunas lágrimas—: nuestros padres y familiares», afirma el padre Juan Diego Calderón Vargas, superior de la Provincia de América Central (PCA), que incluye tres países: Costa Rica, Guatemala y El Salvador.
Para compartir su camino vocacional y sus experiencias de fe y misión, fueron elegidos dos misioneros. Primero, el padre Luis Filiberto López Pastor, quien tras cuatro años de Teología en Kinshasa fue ordenado en 2006. En estos 19 años, estuvo ocho en la República Democrática del Congo y once en su propia provincia de origen (PCA). El segundo en comarti fue el hermano Jonatan Josué Chajón Gordillo, quien emitió sus primeros votos en mayo de 2021 y, este año, concluyó el CIF (Centro Internacional de Formación para Hermanos) en Bogotá, Colombia.
Otro momento especialmente emotivo fue cuando se escucharon los mensajes de audio enviados por los tres “chapines” que actualmente están en misión en Etiopía, Brasil y la República Democrática del Congo.
Como gesto simbólico de comunión fraterna, durante la Eucaristía, los familiares encendieron una vela en nombre de cada uno de los misioneros guatemaltecos dispersos por el mundo.
El almuerzo destacó por platos típicos de la gastronomía guatemalteca: «chuchitos, tostadas, tacos y rellenitos»