In Pace Christi

Gasco Alarcon Guillermo

Gasco Alarcon Guillermo
Fecha de nacimiento : 14/04/1955
Lugar de nacimiento : Lajas
Votos temporales : 03/05/1987
Votos perpetuos : 10/10/1990
Fecha de ordenación : 07/12/1991
Fecha de fallecimiento : 01/10/2004
Lugar de fallecimiento : Lima

Natural de Lajas, departamento de Cajamarca, en el centro norte del Perú; ingresó en el noviciado de Huánuco, tras haber hecho el postulantado en Lima; emitió su primera profesión el 3 mayo 1987 y fue destinado al escolasticado de Roma, donde estudió la teología. Fue ordenado sacerdote a los 36 años y, tras concluir sus estudios, fue destinado por la DG a Perú, su provincia de origen a donde llegó en 1992 para trabajar. Tras muchos diálogos con el Superior Provincial, decidió quedarse a trabajar en su propio pueblo de origen como comboniano viviendo fuera de comunidad. El 18 julio 1994 sufrió un accidente de tráfico en Lima, que le provocó politraumatismo, traumatismo encéfalo craneal grave, contusión primaria del tronco encefálico con signos de coma y descerebración bilateral.
A partir de este momento su casa fue la clínica Tezza de Lima y posteriormente, durante los últimos cinco años y medio, el asilo de las Hnas. de los Ancianos Desamparados. Allí vivió los últimos diez años teniendo que ser atendido día y noche por el personal de salud. A lo largo de estos 10 años se agravó varias veces su salud, pero, gracias a las atenciones recibidas, siempre logró recuperarse. Hace cuatro meses padeció una infección renal de la que no pudo recuperarse bien, y que poco a poco le fue debilitando. El 1 de octubre, a las 5 de la mañana, en presencia de Sor Ester, la hermana del asilo de ancianos que le atendía, quedó liberado de su enfermedad y pasó a la casa del Padre, siendo el primer comboniano peruano que nos ha dejado y se ha ido definitivamente.
El P. Guillermo se ha ido con 13 años de sacerdote, de los cuales 10 los pasó en estado de coma, ejerciendo un misterioso sacerdocio en el que presentó a Dios, como única ofrenda, la dolorosa situación que lo mantuvo limitado, totalmente dependiente y clavado a la cruz de su enfermedad. Ha pasado 10 largos años de un penoso calvario viviendo encadenado a un cuerpo lesionado en un accidente y que no le permitía una vida consciente y plenamente humana.
A muchos nos ha llamado la atención la bonita y significativa fecha que el P. Guillermo ha elegido para pasar a la vida definitiva: el 1º de octubre. Es una fecha significativa por muchos motivos para un misionero, comboniano y peruano: Comienzo del mes misionero, mes de S. Daniel Comboni, fiesta de Sta. Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones y misioneros, primer viernes de mes, y comienzo del mes morado del Señor de los Milagros, máxima expresión de la religiosidad popular católica peruana. Pocos días del año están tan cargados de significado como éste. Tantas coincidencias no pueden haber sido pura casualidad. Ha sido un día muy bien escogido por él, y ha sido un regalo que el Señor le ha hecho para convertir esta fecha en una gran celebración que llena de sentido la vida del P. Guillermo, tan consumida por la enfermedad.
Durante los 10 años de su enfermedad siempre nos hemos preguntado si el P. Guillermo tenía algún grado de conciencia. No estamos seguros, pero en ocasiones nos parecía que sí. Yo creo que, al final, él ha querido responder a nuestra inquietud y, haciendo un esfuerzo por llegar al 1º de octubre, ha querido expresar el misterio de su impenetrable interioridad para decirnos que su vida era misionera y que se ha ido como misionero comboniano.
La muerte sólo es un paso de esta vida a una vida nueva, superior y definitiva. Es el paso definitivo, el paso donde el hombre experimenta su impotencia más profunda y radical y realiza el acto más grande de confianza en el amor creador y regenerador de Dios. El P. Guillermo ha dado el gran paso a la otra vida despojado de todo apoyo humano y desprovisto de toda aspiración personal. La larga enfermedad lo fue purificando hasta no dejarle más apoyo que las manos amorosas del Padre, en las cuales él ha dado un gran salto de abandono y plena confianza para toda la eternidad.
La misa de exequias se celebró en la casa provincial de Monterrico con la asistencia de unas 150 personas que representaban a todas las comunidades de Lima, religiosas amigas y a parientes y amigos del P. Guillermo. Fue enterrado en el Cementerio Británico del Callao, donde yacen los restos de otros ocho combonianos que dieron su vida por la misión en el Perú. ¡Descanse en paz nuestro hermano, el P. Guillermo!
P. Conrado Franco Lorenzo.