Nació el 16 de enero de 1934 en Denno, provincia de Trento. Entró en el noviciado de Florencia en 1953 y terminó en 1955, haciendo los votos temporales el nueve de setiembre del mismo año, como era costumbre en aquel tiempo.
De 1955 a 1958 hizo los estudios de teología primeramente en Verona y después en Venegono, Varese. Aquí durante los tiempos libres hacía pequeños trabajos, sobre todo de electricista, que era su pasión. Por ello llevaba siempre consigo su famoso cortaplumas suizo que, según las ocasiones, se convertía en una verdadera caja de herramientas y otras veces… lo usaba para cortar alguna salchicha.
Hizo los votos perpetuos en Venegono el nueve de setiembre de 1961 y fue ordenado sacerdote el 7 de abril de 1962 por el cardenal Montini. Inmediatamente después fue enviado a enseñar ciencias y matemáticas a Pordenone por un año y en 1964 fue destinado a las misiones de Mozambique.
El Padre Castellari escribe: “Nos conocimos en el año 1963 en Viseu, en Portugal cuando fuimos aprender el portugués para poder ir a Mozambique. Era norma del gobierno colonial, porque en base al acuerdo misionero de 1940 entre el Estado y la Iglesia, el misionero partía para una misión civilizadora.
Partimos en barco, con los Hermanos Silvano Bergamini y Raffaele Francesconi. Después de 24 días de navegación, llegamos a tierra de misión. Pasamos algún día en la misión de Carapira, Archidiócesis de Nampula, luego nos separamos. Yo había sido destinado a la misión de Netía y el Padre Lorenzo a la de Nacaroa, sobre la misma carretera. Esta última era una misión muy extensa, fundada en 1951, donde estaba el Padre Attilio Busi, misionero de pocas palabras pero que conocía la lengua casi como la población local y corría de una comunidad a otra para visitar, animar y organizar.
El Padre Lorenzo aprendió bien el estilo de vida y de misión: se levantaban muy temprano, celebraban a las cinco de la mañana y luego, cada uno marchaba al propio trabajo. El Padre Vincenzo Capra decía siempre que del Padre Busi había cogido la “busitis”.
Así el Padre Lorenzo empezó su ministerio en la gran misión de Nacaroa, que tenía muchas comunidades cristianas, escuelas primarias confiadas a la Iglesia, catecumenados con numerosísimos chicos y otras muchas actividades. Aquí encontró un amplio espacio para hacer fructificar sus potencialidades.
En 1972 fue destinado a Viseu, Portugal, como animador misionero y vocacional. En aquella época los seminaristas eran muy numerosos y el Padre Lorenzo visitaba las escuelas para reclutar a los futuros misioneros.
De 1977 a 1982 fue enviado a Brasil, a la diócesis de Balsas, una vez más para la animación misionera y allí se encontró recorriendo enormes distancias dentro de la diócesis. Después de cinco años regresó a Viseu, otra vez para la animación misionera. Y allí permaneció hasta 1988. Acostumbrado a las montañas de Trento, se encontró cómodo en el clima frío de la casa di Viseu, cercana a la Sierra de la Estrella, el monte más alto de Portugal (casi 2000 metros).
Destinado otra vez a Mozambique, fue a trabajar con el grupo del Padre Martinho Lopes Moura, el Padre Emilio Franzolin y el Padre Tarcisio Candian en la asistencia a los refugiados mozambiqueños en Malaui, en la zona de la parroquia de Gambula. Con vistas a este trabajo, tuvo que ir a Nairobi para estudiar el inglés. Con los refugiados compartió los efectos de la guerra civil entre Frelimo y Renamo: eran miles los mozambiqueños que huían de su tierra para buscar acogida en los países vecinos.
Cuenta el Padre Giacomo Palagi: “era provincial en aquella época y junto con el Padre Emilio, el Padre Martinho, el Padre Tarcisio y el Padre Lorenzo, iniciamos las dos comunidades de Gambula y Nsanje en Malaui, en colaboración con las Hermanas combonianas y los hermanos de la provincia de Malaui-Zambia. Pude seguir el trabajo del Padre Lorenzo, sobre todo en la zona de Gambula, donde con el Padre Candian y con las Hermanas combonianas, seguía a los refugiados de Zambesia. Era un trabajo de asistencia religiosa en los varios campos de la zona pero también de humanización de la situación de degradación en el que se encontraban los refugiados a causa de la inactividad y del abandono por parte de las autoridades. Trabajó en las pequeñas escuelas que nacían en los campos de refugiados y en pequeños proyectos que servían para proporcionar una entrada a los refugiados. En la asistencia pastoral no se limitó a los refugiados, sino que acogió también a los responsables de las comunidades que llegaban clandestinamente de varias misiones de Zambesia y que a causa de la guerra no se beneficiaban de la presencia de los misioneros. En Gambula encontraban ánimo y ayuda, frecuentaban cursos breves y regresaban con la Eucaristía a sus zonas en Mozambique poniendo a veces en riesgo su vida. Finalmente la guerra termino el 4 de octubre de 1992; en Roma se firmó el Acuerdo General de Paz. En 1995 el Padre Lorenzo fue nombrado por tres años párroco de Mueria, diócesis de Nacala, dividida de la archidiócesis de Nampula en 1991.
De 1998 a 2000 ejerció el ministerio en Nampula, en la zona de la casa de la procura. Pasó luego a la diócesis de Tete y en el año 2006 fue superior local durante un año. En 2007 pasó al pre-postulantado de Nampula como miembro del equipo formativo.
En octubre del año 2012 regresó a Italia para vacaciones y para controles médicos; desafortunadamente cayó y se rompió el fémur, por lo cual fue enviado a Verona, al Centro Enfermos. Pensaba poder volver a Mozambique pero el Señor lo llamó a sí la víspera de la fiesta de la Ascensión.
El funeral se desarrolló en la mañana del 14 de mayo en la presencia de muchos misioneros de Mozambique, el Padre Joaquim Valente da Cruz, el Padre Massimo Robol, el Padre Tarcisio Candian, el Padre Davide de Guidi, el Padre Celestino Seabra, el P. Gino Pastore, las Hermanas Combonianas Franca, Linda, Enrica, Antonia, y tantos otros.
(P. Luís de Albuquerque).