El Hno. Ottmar nació el 8 de noviembre de 1925 en Rappolz en Baviera. Después de la escuela primaria empezó el aprendizaje de carpintería en Weiler, no lejos de la comunidad comboniana de Mellatz.
El 8 de noviembre de 1949 entró como postulante Hermano en la casa misionera de Josefstal. Ellwangen (Baden Württemberg), donde hizo también el noviciado. Hizo los primeros votos el 22 de mayo de 1952. En noviembre del año siguiente, completó y terminó con el diploma de maestro en carpintería su preparación profesional. El 19 de marzo de 1958 hizo la profesión perpetua.
En los años sucesivos el Hno. Ottmar ejerció la profesión reestructurando y construyendo nuevas casas en la DSP, en Josefstal, Milland/Brixen, Mellatz y Neumarkt, y, desde 1966 a 1969 en Palencia, España.
Después de tres años en España fue llamado a Ellwangen para colaborar en la construcción de la granja, de los talleres y de la nueva casa misionera de Josefstal. Durante estos trabajos se enfermó gravemente a causa del polvillo de la madera y, como consecuencia, tuvo que renunciar para siempre a su querida profesión. Hay que recordar a este propósito que, además de ser un gran carpintero y haber trabajado mucho, el Hno. Ottmar ha instruido también a muchos Hermanos.
En 1974, después de haberse restablecido de la enfermedad, empezó la segunda parte de su vida, dedicada a los trabajos de procurador de las misiones en Ellwangen, junto al procurador P. Karl Mönch. El Hno. Ottmar se ocupaba de la distribución de la revista kontinente. Cada mes enviaba cientos de cartas escritas a mano a los amigos y bienhechores con motivo de su onomástico.
Su estilo de vida puede resumirse en dos palabras: precisión y puntualidad, así es como desarrolló su trabajo de carpintero y de procurador con extrema precisión, era impensable que el Hno. Ottmar llegase tarde a la oración comunitaria o que no tomase parte. A los cincuenta años quiso sacar el carné de conducir para poder visitar personalmente a los colaboradores y colaboradoras para la distribución de la revista kontinente. Entre sus aficiones están el taraceado y la flauta. El Hno. Ottmar era un hermano alegre, siempre contento y digno de gran confianza. Fue un hombre de fe profunda y de mucha oración.