In Pace Christi

Ayon Hector Oyiamute

Ayon Hector Oyiamute
Fecha de nacimiento : 01/01/1944
Lugar de nacimiento : Kapoeta/Sud Sudan
Votos temporales : 09/09/1967
Votos perpetuos : 09/09/1969
Fecha de ordenación : 17/05/1970
Fecha de fallecimiento : 28/06/2015
Lugar de fallecimiento : Juba/Sud Sudan

P. Oyamute, un sudanés dinka, hijo de Oyiamute e Maria Ito, nació en 1944 en Chukudum, Eastern Equatoria. En 1954 entró en el seminario de Tore River. En 1963 salió rumbo a Italia y entró en el noviciado comboniano de Florencia, pasando luego a Venegono. Emitió sus primeros votos religiosos el 9 de septiembre de 1967 y los perpetuos dos años más tarde. Fue ordenado sacerdote por Pablo VI el 17 de mayo de 1970.

Inmediatamente después de la ordenación fue enviado a Uganda, donde trabajó por dos años en la diócesis de Moroto entre los refugiados sudaneses que escapaban de la guerrilla en acto en Sudán del Sur. Había el campo de refugiados de Nakapiripirit (zona de las misiones de Amudat y Namalu), asistidos por la UNHCR. Varios misioneros combonianos que anteriormente habían trabajado en Sudán del Sur y se habían trasladado a Karamoja para la atención pastoral de los refugiados.

En 1972, el P. Oyamute fue transferido a Sudán del Sur, donde trabajó en la parroquia de Chukudum, entre la gente de su etnia. A partir de 1986 fue asistente del P. Ottorino Filippo Sina en la cuasi parroquia de Munuku, Juba. En 1989-90 hizo un año sabático en Roma. Después de pasar un año en Sololo, Kenya, y hasta 1996, trabajó en Lola, en Palakota (entre los refugiados), en Agang-Rial y en Nairobi (siempre entre los refugiados). En 2004-2005 fue a Roma al Centro de Formación Permanente y con los co-hermanos estudiantes. De regreso a Sudán del Sur, trabajó en Juba, en Yirol y en el pre postulantado de Moroyok hasta su muerte. El P. Oyamute murió en Juba a la edad de 71 años, luego de una larga enfermedad.

El P. Luis T. Okot Ochermoi, que lo conoció en la parroquia S. Kizito, en Juba, primero como aspirante comboniano y luego durante su experiencia pastoral durante el postulantado, más tarde como escolástico y por último en su último año de vida, describe su relación con él como enriquecedora e iluminante por las alegrías humanas y espirituales que recibía y por el compartir entre un misionero comboniano anciano y uno joven. Del P. Oyamute dice que era una persona gentil, humilde, caritativa y de oración. “La noticia de su muerte me llegó el 28 de junio último. A la mañana siguiente, junto a los otros sacerdotes y a sus parientes, salimos, después de la santa misa presidida por Mons. Paulino Lukudu Loro, para Ciukudum, su pueblo natal donde fue sepultado”.

El P. Giuseppe Pellerino lo recuerda así: “Me impresionó siempre su actitud humilde, amigable y tranquila, verdaderamente fraterna, y su disponibilidad: animaba y daba buenos consejos, escuchaba las confesiones tanto de los laicos como de los compañeros. Era también optimista de frente a las situaciones difíciles, una actitud, la suya, casi siempre positiva y abierta al discernir y juzgar los problemas cruciales y los tiempos críticos, también cuando los otros podían haber adoptado un punto de vista más negativo”.

El testimonio del P. Salvatore Pacifico es que: “El P. Hector atravesó un largo periodo de enfermedad que debe haberle causado mucho dolor. Pero a menudo he pensado en su sufrimiento interno: cuánto habrá sufrido internamente por su situación. A veces he oído que era duro o testarudo, pero yo nunca lo he visto así. Lo he encontrado más bien muy delicado y agradecido. Quedé muy conmovido de su amabilidad, cuando expresó su aprecio por los servicios que le prestaron los co-hermanos. Por el modo con el que se relacionaba con la gente me imagino que fuera una persona muy sociable. En todas partes ha tenido amigos verdaderos y duraderos”.