In Pace Christi

Fortuna Girolamo

Fortuna Girolamo
Fecha de nacimiento : 06/08/1928
Lugar de nacimiento : Castelgomberto/I
Votos temporales : 19/03/1950
Votos perpetuos : 19/03/1956
Fecha de fallecimiento : 05/07/2017
Lugar de fallecimiento : Castel d'Azzano/I

Nació en Castelgomberto (Vicenza) el 6 agosto de 1928, emitió su primera profesión religiosa el 19 de marzo de 1950 en Gozzano con el propósito de ser Hermano. Después de dos años de servir en la comunidad de Troia, en 1952 partió para Jartum, para ayudar en la escuela técnica, sobre todo, en la carpintería. Fue transferido a El Obeid en 1955 para que se dedicara a las construcciones. Después de un breve periodo de descanso en Italia, regresó a El Obeid en 1958 a la Comboni School y, durante veinte años (1966-1986) estuvo en la residencia episcopal. En 1986 lo cambiaron a Kadugli, luego Nyala y al norte de Jartum. En el 2009 lo mandaron a Verona para controlar su salud. En el 2010 lo trasladaron a Arco, luego de nuevo a Verona y en el 2015 lo asignaron a Castel d’Azzano donde terminó sus días el 5 de julio del año en curso.

El Hno. Agostino Cerri recuerda de él: “Encontré a ‘Momi’, como lo llamaban todos, en septiembre de 1982 en la misión de Dilling, a pocos meses de mi llegada a El Obeid. Lo recuerdo como un hombre dedicado al trabajo de la construcción, primero en Dilling, luego en Kadugli, El Fasher y Nyala que conocieron su estilo preciso, simple y económico. Se había rodeado de un grupo de empleados que lo estimaban y respetaban. Amaba el trabajo y la vida comunitaria. Jugaba a las cartas en la tarde, después de la cena, momentos en los que compartía con los demás hermanos el trabajo realizado, sus preocupaciones y el programa del día siguiente. Sabía administrar bien el dinero. Sabía calcular lo que necesitaría antes de levantar una iglesia o una casa. Todavía sus construcciones lucen en el Kordofan. Las iglesias de Dilling, la de Kosti y muchas otras construcciones están todavía en pie. No obstante algunas fallas del terreno o algunas rajaduras, la gente sigue reuniéndose en aquellos ambientes bien ventilados y llenos de luz para alabar a Dios. Indudablemente que eso hace muy feliz a nuestro Hermano.

Muchas veces, con el calor vespertino en Sudán, he visto al Hno. Momi mojar el cemento de una construcción, con su inseparable sombrero de paja mientras sostenía en una mano la corona del rosario como para enseñarme que la oración no va separada del trabajo de cada día. Nuestros caminos se separaron: la edad y sus relativos achaques lo obligaron a permanecer en la casa de Bahri, a la orilla del Nilo azul. El terreno había sido recuperado por el buen P. Pigarella, con paciencia y sacrificio, de sus ilegítimos propietarios. Aquel terreno fue transformado por el Hno. Momi en un hermoso huerto en donde hacía crecer de todo, para dar alegría a tantos hermanos y religiosas que el viernes por la mañana se encontraban en el huerto del Hno. Momi en el que, además de distribuir hortalizas, se interesaba del trabajo y de la salud de los hermanos y sus actividades escolares de Jartum compartiendo alegrías y dificultades de la misión.

En El Obeid, donde me encuentro ahora, continúan sus obreros, casi todos abuelos, cristianos y musulmanes. A todos ellos el Hno. Momi les ha enseñado un oficio que les ha permitido tener una familia y vivir dignamente”.

También el P. Carmine Calvisi ha conocido al Hno. Momi en el Obeid. “Había llegado a Sudán como carpintero y trabajó como constructor con el Hno. Pietro Laffranchi. Cuando éste enfermó y murió, los Hermanos que estaban construyendo la catedral se reunieron para ver cómo se continuaría con el trabajo y cuál de ellos asumiría la responsabilidad. Eligieron al Hno. Momi, que aceptó poniendo como condición que todos colaboraran con él cada vez que hubiese necesidad. No recuerdo el número ni los nombres de todos los Hermanos que trabajamos allí, pero bien recuerdo que cada domingo nos encontrábamos para la cena un buen número. De ese modo se concluyó la catedral de El Obeid que es hermosa, fuerte, grande y tiene una excelente acústica.

Al Hno. Momi se le confió también la construcción de la misión de Kosti. El P. Pietro Coronella había adquirido 5,400 metros cuadrados de terreno con los respectivos permisos para construir la casa de las Hermanas y la iglesia. El trabajo fue llevado a cabo por el Hno. Momi y su equipo de trabajadores. La primera piedra fue colocada por Mons. Calabresi, Nuncio apostólico el 22 de abril de 1973. Un año después, el 28 de abril de 1974, cuando se concluyeron los trabajos, Mons. Baroni consagró la iglesia. Recuerdo que me tocó participar como diácono en la celebración. El Hno. Momi era rápido y preciso en su trabajo, exigente consigo y con quienes estaban a su lado”.