In Pace Christi

Tinazzi Bruno

Tinazzi  Bruno
Fecha de nacimiento : 20/03/1934
Lugar de nacimiento : Boscochiesanuova/Italia
Votos temporales : 25/03/1955
Votos perpetuos : 09/09/1960
Fecha de ordenación : 02/02/1975
Fecha de fallecimiento : 23/12/2020
Lugar de fallecimiento : Castel d’Azzano/Italia

El P. Bruno nació en Bosco Chiesanuova, en las montañas de Verona, el 20 de marzo de 1934. Con casi veinte años ingresó en el noviciado comboniano de Florencia. Tras los dos años de noviciado y su primera profesión religiosa como Hermano Comboniano el 25 de marzo de 1955, Bruno fue enviado durante algunos años al norte de Inglaterra (Stillington y Mirfield) para completar su formación profesional. El 9 de septiembre de 1960 hizo sus votos perpetuos.

A principios de 1962 llegó a Uganda y fue destinado a la zona de Karamoja. Sirvió en las comunidades de Kaabong, Kotido, Kangole y Namalu. A mediados de 1968 fue llamado a Italia, a la comunidad de Trento, pero un año después ya estaba de vuelta en Karamoja, en Namalu. Eran los años en los que se abría el camino al sacerdocio ministerial para algunos religiosos. Bruno también pidió realizar estudios para ser sacerdote y fue enviado a Roma para realizar cuatro años de escolasticado. Ordenado sacerdote el 2 de febrero de 1975, fue enviado inmediatamente a la misión en Uganda, primero, durante un par de años, entre los Acholis en Kitgum y luego, desde principios de 1977, de vuelta a Karamoja. Fueron los años de la caída de Amin y la llegada del ejército tanzano a Uganda. De la misión ugandesa de Karenga, el P. Bruno se trasladó a la de Katilu, en Kenia, y se quedó para anunciar el Evangelio entre los turkana.

En 2000 se trasladó a Lokichar y en 2006 a Nakwamekwi, entre los turkana. Después de tantos años de esta vida misionera, el P. Bruno fue llamado a la casa provincial de Nairobi, para el servicio de los hermanos de paso.

A finales de 2016, la enfermedad le obligó a permanecer en Italia para recibir tratamiento y, tras unos años en la Casa Madre de Verona, fue trasladado a la comunidad de ancianos-enfermos de Castel d'Azzano. Aquí el P. Bruno también cayó enfermo de Covid-19 y se encontró con el Señor que lo llamó a la recompensa por su trabajo misionero el 23 de diciembre de 2020: sólo para ir a celebrar la Navidad en el cielo.

"Tuve la gracia de encontrarme con el P. Bruno varias veces en mi vida", dice el P. Umberto Pescantini, "primero en Uganda, y luego, con encuentros más significativos, en Kenia cuando era provincial. Era un hombre claramente identificado con la misión. Habiendo sido Hermano anteriormente, también siguió teniendo un enfoque muy práctico de la misión, planificando y construyendo no sólo capillas, sino también obras de necesidad pública como pozos, casas, cultivos y cuidado de ancianos. Le gustaba estar con la gente y escuchar sus historias. Era de modales suaves y le gustaba estar en comunidad. Sentados al aire libre, en las hermosas noches estrelladas de Lokichar, no sólo se disfrutaba de la visión de la Vía Láctea o del descubrimiento de satélites artificiales que pasaban, sino que también se intercambiaban noticias del día, del trabajo misionero o del encuentro con los catequistas y, a veces, nos dábamos las buenas noches con un buen trago".

Y este es el recuerdo del padre Mariano Tibaldo. "Cuando visité al Obispo de Lodwar, Mons. Patrick J. Harrington, en 2007 -en ese momento yo era provincial de Kenia- el P. Bruno estaba en la misión de Lokichar y, además, era vicario general de la diócesis de Lodwar. Con el obispo hablamos de esto y de aquello, de los problemas de la diócesis y de las misiones administradas por los combonianos. El obispo Harrington tenía una gran estima por nuestros hermanos que trabajaban en la diócesis, y le hubiera gustado confiarnos otras misiones, pero, naturalmente, él también comprendía lo ilusorio de su deseo, dada la falta de personal que aquejaba a todos los institutos misioneros. Hablando del P. Bruno y alabando su trabajo y su disponibilidad, en pocas palabras describió su carácter: "Es un verdadero caballero". Creo que estas son las palabras más adecuadas para describir quién era el P. Bruno: una persona sensible, disponible, humilde, atenta a las personas y a sus hermanos. Se comunicaba con la gente en turkana -facilitado por el hecho de que había aprendido karimojong en Uganda, una lengua muy similar a la turkana- y me gustaba la forma tan "refinada" que tenía de relacionarse con la gente: no levantaba la voz, escuchaba a todo el mundo, "perdía el tiempo" en las relaciones, que es lo más importante en una misión. Y no se da por sentado que los misioneros que han visto todo tipo de cosas y que han pasado por experiencias de guerra, hambre y enfermedad, sigan siendo "caballeros".

Compartimos un periodo en comunidad, cuando decidimos trasladar al P. Bruno a la casa provincial de Nairobi, en calidad de superior. Recuerdo que cada vez que iba a comprar me preguntaba si necesitaba algún alimento en particular o algo que me gustara. En definitiva, atento a las necesidades de los demás. Pero lo que siempre agradeceré al P. Bruno es haber creado un ambiente acogedor y sereno en la casa provincial. El último periodo de mi provincialato fue muy difícil, una época en la que había varios problemas que afrontar y que no eran fáciles de resolver. Por las noches sentía la necesidad de alejarme de mis preocupaciones y encontrar algo de serenidad. El P. Bruno consiguió crear este ambiente, gracias también a la presencia del P. Romeo De Berti y del Hno. Fernando Cesaro. Entonces hablábamos, bromeábamos y nos contábamos historias pasadas, sobre todo después de la cena, en el porche de la casa provincial, quizá tomando una taza de té o, si había, un vaso de grappa, muchas veces a oscuras y a la luz de las lámparas, dados los frecuentes cortes de electricidad. El regalo para un misionero es tener hermanos que le ayuden a encontrar la serenidad y a recuperar el entusiasmo por la misión. El P. Bruno fue un regalo para mí y, estoy convencido, para todas las personas que lo conocieron".