Giovanni nació en Bellori, barrio de Grezzana (Verona), el 14 de enero de 1935. Tras su noviciado en Gozzano (1954-1955) y Sunningdale, Gran Bretaña (1955-1956), emitió sus primeros votos el 9 de septiembre de 1956 y los perpetuos seis años más tarde, el 9 de septiembre de 1962. Después de tres años en Inglaterra, fue destinado a Uganda en 1959, donde pasó su servicio misionero hasta su destino a Italia por motivos de salud en 2022.
Hace un año, el Hermano Giovanni aceptó responder a las preguntas de un hermano que le interrogó sobre su vida y su experiencia como Hermano misionero. De aquella larga conversación -un verdadero testimonio- quisiera destacar algunos puntos que me impresionaron.
En primer lugar, el drama de su padre, que murió en un accidente el día de Navidad de 1957, mientras realizaba un servicio caritativo, consistente en abastecer de alimentos y leña a las monjas de clausura. Murió aplastado por el carro tirado por un caballo, dejando atrás a siete hijos y a su joven esposa.
El segundo punto que me llamó la atención fue el espíritu misionero generalizado en su ciudad, Lugo, donde ya había una buena tradición con buenos misioneros como el padre Luigi Zanini (a quien se llevó el Covid); el Hermano Arsenio Ferrari, que acaba de cumplir 102 años en México; las entusiastas misioneras que difundían Nigrizia, Il Piccolo Missionario y la prensa misionera. Giovanni se estremece al leer la vida del Hermano Joshua Dei Cas, que murió leproso entre leprosos, y decide unirse a los combonianos como candidato a Hermano.
En tercer lugar, la importancia del testimonio misionero de la comunidad comboniana de Thiene. El Hermano Giovanni dice: «Tres años pasados escuchando las maravillosas experiencias africanas de los misioneros bastaron para darme el golpe de gracia vocacional. Y desde entonces no he tenido dudas ni vacilaciones sobre mi vocación».
Otro punto es su mirada buena y agradecida hacia los Hermanos misioneros que le habían abierto el camino misionero, y la alegría de haber encontrado en Ombaci «una estupenda comunidad comboniana, con el superior padre Luigi Ponzoni, un misionero santo, bueno y experimentado que quería que todo fuera perfecto». Su relación con los otros hermanos no era de rivalidad, sino de gran colaboración: «En Ombaci éramos cinco Hermanos (Cometti, Menini, Staton, Fochesato y yo). Nos llevábamos bien y nadie hacía nada sin el consejo de los otros cuatro».
Otra providencia que subraya el Hermano Giovanni es el hecho de haber vivido al lado de personas excepcionales como «el Padre Bernardo Sartori (ya venerable y en vías de beatificación), que había venido a nosotros desde Otumbari a causa de la guerra. En la iglesia, todas las mañanas lo tenía delante y me impresionaba su fuerte y estupendo testimonio de vida no sólo en la oración».
Sabemos que el Hermano Giovanni tuvo la gracia de ser el primero en socorrer al Padre Bernardo, que murió en la iglesia la mañana de Pascua, mientras rezaba delante del sagrario.
Por último, habla de su “último esfuerzo”: regresar a Italia después de 61 años de servicio ininterrumpido a la misión de Uganda. «He vuelto a Italia con mucho dolor, porque mi corazón ha permanecido y permanecerá siempre en África. Sigo soñando con África. Siempre he estado al lado de los africanos y siento que aún podría seguir enseñándoles a ser cristianos honrados y fieles».
En su larga entrevista, sorprende observar que el Hermano Giovanni no habla mucho de lo que hizo como constructor o mecánico o ecónomo de la diócesis. Habla más bien de las opciones de vida cristiana de sus obreros que, iluminados por su palabra y su ejemplo, formaron todos hermosas familias cristianas: «Todo el grupo de albañiles e incluso el chófer se casaron por la Iglesia». Este es su consuelo: «Mis obreros y mi gente de allí me llaman 4 o 5 veces por semana, aunque sólo sea para oír mi voz».
Una y otra vez intentó convencer al Padre General de que le permitiera regresar a África para pasar sus últimos años. «Al principio me dijo: “Sí, sí... ya veremos”. Pero esta misma mañana he recibido su carta diciéndome: “Giovanni, lo siento, pero tu destino es la provincia italiana”. No pensaba que fuera tan difícil quedarse en Italia después de tantos años de misión».
El Hermano Giovanni murió el 5 de enero de 2024, en el Centro “Hermano Alfredo Fiorini” de Castel d'Azzano, después de algunas semanas de progresivo deterioro de su salud. Tenía 88 años. Falleció en paz. En las últimas horas de su vida, tuvo la suerte de recibir la visita y el consuelo de los numerosos hermanos, parientes y amigos que le manifestaron todo su afecto, estima y cariño: un verdadero viático para su último viaje.
El 8 de enero celebramos su funeral en nuestra capilla de Castel d'Azzano, en presencia de familiares, amigos y hermanos de varias comunidades, entre ellos el padre Fabio Baldan, superior provincial. La celebración fue presidida por el P. John Baptist K. Opargiw, comboniano ugandés, actual superior provincial de Sudáfrica.