In Pace Christi

Mons. Lorenzo Ceresoli volvió a la casa del Padre el viernes 6 de septiembre de 2024, en Castel d'Azzano (Verona), en el Centro para misioneros combonianos enfermos y ancianos «Fratel Alfredo Fiorini». Nació en Nave (Brescia) el 18 de mayo de 1931 en el seno de una familia caracterizada por una intensa vida cristiana vivida en la sencillez y el trabajo, bendecida con tres hijos y tres hijas. Podríamos resumir así su vida: 93 años de vida, 70 de vida consagrada, 64 de sacerdocio y 30 de episcopado.

Lorenzo asistió a la escuela primaria en el pueblo. Después del quinto curso, su padre le puso a trabajar como aprendiz en un taller de carpintería. Monseñor Ceresoli cuenta: «Nunca fui monaguillo, pero siempre asistía al oratorio y a las reuniones de Acción Católica». Es precisamente en la escuela de Acción Católica donde se crece en la vida cristiana y en el compromiso cotidiano. El ejemplo y las palabras del delegado de Acción Católica le ayudan a cultivar la semilla de su vocación que le llevará a seguir al Señor. Mientras tanto, asiste a clases nocturnas en el instituto que dirigen los Salesianos en Nave. Pronto sigue el ejemplo de su padre y entra a formar parte de la banda de música del pueblo.

A los 18 años, Lorenzo ingresa en el seminario diocesano de Brescia, donde cursa el bachillerato. Pero no sólo quiere ser sacerdote: ¡quiere ir a África! Por eso, su párroco le pone en contacto con los misioneros combonianos que dirigen un «Pequeño Seminario» en Viale Venezia, en Brescia.

En octubre de 1952, Lorenzo ingresa en el noviciado del Instituto comboniano de Florencia. Al año siguiente fue a Sunningdale, Inglaterra, para su segundo año de noviciado. El 9 de septiembre de 1954 hace sus primeros votos y comienza su primer curso de teología, también en Sunningdale. En 1956 está en Venegono Superiore para el tercer año de teología. El 9 de septiembre de 1959 emite la profesión religiosa perpetua y es ordenado sacerdote el 2 de abril de 1960.

Su primer destino fue Inglaterra, como formador en el seminario menor comboniano de Mirfield. Nunca olvidará esta primera experiencia: «Viví en un mundo cultural diferente, y empecé a aprender lo que significa vivir y compartir con personas de distintas nacionalidades y culturas». Fue para él una escuela que le preparó para el gran salto a África, que tuvo lugar seis años más tarde.

En 1967 se encontraba en Etiopía, en el Vicariato Apostólico de Hawassa. Comenzó el estudio de la lengua y la inserción pastoral y misionera. Son años hermosos e intensos, caracterizados por su gran deseo de compartir lo más precioso para él: el don de Jesús. Él diría de este primer período: «Caminando con la gente, aprendí mucho. Nos enriquecimos mutuamente, a pesar de las muchas dificultades». De 1976 a 1981 fue Superior Provincial de Etiopía.

En 1981, los superiores llaman al P. Lorenzo al importante servicio de la formación de los futuros combonianos africanos. Durante 10 años será maestro de novicios de Uganda, Kenia. Sudán y Etiopía, primero en Tartar (Kenia), después en Kampala y Namugongo (Uganda). Muchos combonianos africanos de todo el mundo lo recuerdan hoy como un gran «padre maestro».

El P. Lorenzo volvió a Italia en julio de 1990 para un curso de renovación en Roma. En julio del año siguiente, fue superior de la comunidad de la Casa Madre de Verona. En 1993, fue vice superior provincial de la provincia italiana. El 20 de diciembre de 1993, el padre Lorenzo fue nombrado vicario apostólico del vicariato de Hawassa, donde trabajó en sus primeros años de vida misionera. Contaba a sus cohermanos: «Tres veces rogué a Roma que me relevara de este nombramiento. Pero todo estaba decidido. Entonces recé: 'Señor, tú sabes, tú conoces lo poco bueno que soy... Apoya mi camino. Soy un mero instrumento en tus manos''. Fue consagrado obispo el 19 de marzo de 1994. Dirigió la Iglesia local de Hawassa hasta el 21 de marzo de 2009, cuando renunció al gobierno pastoral del Vicariato por límite de edad.

Lo que caracterizó su ministerio episcopal fue su estar con la gente, con el pueblo que sentía suyo, con el que emprendió un largo y paciente camino, dando pequeños pasos de comunión y fraternidad. Amaba a su pueblo y a sus sacerdotes, actuando con coherencia y paciencia. No siempre fue fácil; hubo momentos de sufrimiento, pero siempre puso su confianza en Aquel que le había elegido.

Cuando terminó su mandato episcopal, monseñor Ceresoli continuó como simple misionero, 'obispo emérito', durante otros diez años en algunas misiones del Vicariato de Hawassa y en la capital Addis Abeba. Le gustaría quedarse en «su» Etiopía, pero la edad y su salud le obligaron a volver a casa.

En 2020 regresó a Italia y fue destinado a la comunidad comboniana de Brescia. Siguieron años intensos, llenos de actividad. Dice: «¡Un misionero nunca se retira! Participa activamente en la vida de la comunidad. Sus reflexiones y discursos hablan de su sabiduría y de su larga experiencia de vida. Está siempre al día de la realidad italiana y de la vida de la Iglesia italiana y del mundo. Sigue cultivando los contactos con la Iglesia de Etiopía y con las comunidades combonianas de esa provincia. Dice: «Cada noche rezo por el Papa, por Etiopía, por mi Iglesia de Hawassa, por sus sacerdotes y por su gente». Recibe numerosos mensajes de Etiopía. Muchos de ellos terminan así: «Querido Monseñor, también, aunque estés en Italia, tú sigues siendo nuestro padre”.

Si la ciudad de Brescia necesita el ministerio de un obispo, Mons. Ceresoli está siempre disponible. Y aquí está confiriendo el sacramento de la Confirmación a los confirmandos de las parroquias de Buen Pastor y San Francisco de Paula. Hermoso el testimonio de este obispo de 90 años, que acaba siendo visto y escuchado como un «abuelo» por muchos chicos y chicas y sus familias.

En agosto de 2024, Mons. Ceresoli acepta ser trasladado a Castel d'Azzano, donde podrá ser atendido más de cerca. El 6 de septiembre fallece. El día 9, se celebra una misa funeral en la capilla del Centro. El 10 por la tarde, se celebra el funeral en la iglesia parroquial de Nave. (Padre Girolamo Miante, mccj).