Martes, 27 de octubre 2015
Muchos combonianos, sacerdotes, hermanos y hermanas, laicos, familiares, amigos y bienhechores venidos de diferentes partes de México, nos dimos cita en el santuario guadalupano de Zamora, Mich. El padre Erasmo Bautista, superior provincial, con su consejo nos había invitado meses antes para participar en la entronización y bendición de una escultura de San Daniel Comboni que en ese día 10 de octubre se llevó a cabo. El señor obispo auxiliar Don Jaime Calderón presidió la Celebración Eucarística.

El altorrelieve en bronce se hizo en los talleres de Arturo y Jonathan Guevara y se colocó en la columna más cercana a un muro muy significativo del santuario. Es la única parte que no ha sido tocada en los trabajos de renovación que se han ido haciendo, conservando los impactos de bala que recuerdan un pasado de dolor. Esa parte y un majestuoso vitral colocado en la ventana superior hacen memoria de los mártires de la persecución cristera. Particularmente de los mártires zamoranos.

El recinto sagrado es sumamente especial. Sus paredes conservan una historia importante pero también su estructura actual es de impresionante belleza. De estilo neogótico es considerado uno de los 15 más grandes del mundo, el sexto más alto del Continente y el templo guadalupano más grande del mundo. Se ha convertido en visita obligada para los amantes del arte y para los fieles que buscan el amparo de Dios y de la Virgen.

El señor obispo auxiliar Don Jaime Calderón presidió la Celebración Eucarística. Junto a él el superior provincial padre Erasmo Bautista y un buen grupo de padres combonianos. La liturgia lució internacional, misionera y con un toque particularmente africano y local. Cerca del final se bendijo la escultura y todos los participantes pudieron admirar la belleza, la fuerza y elegancia de la imagen.

La convivencia se concluyó en el parque nacional del lago de Camécuaro a 15 minutos del lugar. Pudimos convivir con un gran número de amigos combonianos. Un saludo y agradecimiento a nuestros bienhechores, familiares, amigos y a todos los que hicieron posible esta celebración sinigual. Gracias sobre todo por impulsar la obra de San Daniel Comboni.
P. Arturo Velázquez, misionero comboniano