Sábado, 31 de mayo 2025
En la segunda acepción de la palabra “resucitar”, el diccionario de la RAE nos dice que a nivel coloquial significa “Restablecer, renovar, dar nuevo ser a algo”. Este verano tuve una experiencia misionera en Mozambique junto a otros cinco compañeros. Durante esta experiencia conocí a Doña M. Una mujer viuda, de una fe profunda, con una vida larga de trabajo como maestra. [Faina Toledo, laica misionera comboniana]
Tenía una personalidad muy cercana y preocupada por todos sus vecinos y desde hacia unos años en su deseo de ayudar a los demás, juntó a un grupo de personas, miembros de la parroquia de Songo, para comenzar el grupo de Cáritas desde cero. Gracias a su empeño y al de sus compañeros, Cáritas Songo se puso en marcha con el objetivo fundamental de devolver la dignidad a todos los necesitados del pueblo. Todos los días, salía a pie con su grupo para visitar, acompañar, repartir, escuchar,… siempre con una sonrisa en la cara y una mirada transparente que mostraba al Jesús misericordioso que ella llevaba a todos.
Podría hablar de muchas de las experiencias que compartí con M. pero la que más me impresionó fue el día en el que acudimos con el grupo a atender una llamada de urgencia. Un anciano se había quedado en la calle porque le echaron de la casa donde vivía. Se refugió en un cuarto abandonado, sucio, destartalado y sin puerta. Los vecinos alertaron de esta situación y M. sin dudarlo un momento, acudió en su ayuda, sacando de su propio bolsillo el dinero para cubrir las primeras necesidades del anciano, comida y agua fundamentalmente… Pidió a la comunidad que se movilizara para buscar una solución al problema de la falta de puerta y rápidamente consiguieron traer una que solucionó la falta de intimidad y seguridad del anciano. Y tal como hizo el Buen Samaritano, dejó más dinero a una vecina del hombre, para que fuera comprando más comida y aquello que necesitara.
Su generosidad, su desprendimiento y humanidad, al estilo evangélico, nos hizo pensar en nuestras propias actitudes y comportamientos en la sociedad en la que vivimos ¿hubiésemos actuado de la misma manera? Seguramente no. Hace dos meses me llegó la noticia de su fallecimiento. El mismo Jesús que se hacía presente en su labor caritativa, la llamó para premiarla y agradecer el haber sido Buena Noticia.
M. se empeñó en restablecer, renovar y dar nuevo ser, es decir, en RESUCITAR, a todos aquellos que se acercaban a solicitar su ayuda. Tampoco se olvidó de ir a aquellos que no podían o no querían acercarse a la parroquia. Esos eran sus elegidos, los mismos a los que Jesús se acercaba porque sabía que ellos no iban a dar el primer paso. Ahora ella, disfruta de la RESURRECCIÓN que ella dio a tantas y tantas personas en Songo.