In Pace Christi

Brosig Günter

Brosig Günter
Fecha de nacimiento : 07/10/1924
Lugar de nacimiento : Waldenburg/D
Votos temporales : 13/07/1949
Votos perpetuos : 28/10/1951
Fecha de ordenación : 16/03/1952
Fecha de fallecimiento : 16/05/2006
Lugar de fallecimiento : Pietersburg/Polokwane/RSA

El P. Brosig había nacido el 7 de octubre de 1924 en Waldenburg (Slesia), que en aquel tiempo formaba parte de la archidiócesis de Breslavia. Günter pertenecía a aquella generación que tuvo que ir a la guerra bajo el régimen de Hitler. En 1942, en efecto, fue llamado a filas y permaneció implicado en el conflicto hasta mayo de 1945, cuando fue capturado por el ejército inglés. Liberado el 12 de agosto de 1945, no sabía dónde ir, porque entre tanto sus padres habían sido expulsados de Slesia, no sabía dónde buscarlos ni si estaban vivos todavía. Pero, precisamente, mientras se encontraba en casa de un pariente en Hamburgo, le llegó una carta en cuyo sobre Günter reconoció la escritura de la madre: fue grande su alivio por haber encontrado a sus padres.

Entre tanto, el deseo que sentía hacía ya tiempo, de hacerse sacerdote y misionero, se hizo más fuerte y se inscribió en la Universidad de Bonn para estudiar filosofía. Recordando aquellos años, contaba siempre lo pobre y hambriento que se había encontrado en aquellos años después de la guerra.

En 1947 entró en el Instituto de los Misioneros Hijos del Sagrado Corazón (MFSC), como postulante en Bamberga, continuando sus estudios. El 13 de julio de 1949 hizo su primera profesión y el 16 de marzo de 1952 fue ordenado sacerdote. Inmediatamente después fue enviado a Sudáfrica, a la diócesis de Lydenburg. La misión en Sudáfrica fue interrumpida solamente del 1967 al 1973, período en que fue nombrado Superior General de los MFSC y se estableció en la sede provincial de Ellwangen. Después de aquellos seis años, el 23 de febrero de 1953 volvió a trabajar en la misión de Sudáfrica, donde permaneció hasta la muerte, el 16 de mayo de 2006.

Durante su permanencia en Sudáfrica, el P. Brosig trabajó en diversos lugares. Sobre todo en Glen Cowie, donde aprendió la lengua Sepedi. En 1958, con el Hno. Augusto Cagol, inició la misión de Probeeren-Mashabela. De 1961 a 1967 fue superior regional de los MFSC, aunque no a tiempo pleno. En 1962 se interesó por la apertura de una nueva misión en Burgersfort, pero pronto se trasladó a Maria Trost, dado que el P. Andreas Nagler había muerto en un accidente de carretera, cerca de Mount Anderson. En 1966 fue a High Over, dando la posibilidad al superior religioso de ser más independiente, incluso porque su papel fue diferente del que el obispo local ejercía sobre los Misioneros Combonianos.

Después del período como Superior General en Ellwangen y su vuelta a Sudáfrica en 1973, lo encontramos, primero en Luckau, después en Glen Cowie, Silverton, Mashabela, Burgersfort y, por último, en 1995, de nuevo en Glen Cowie hasta su muerte.

El P. Konrad Nefzger, que consideraba un privilegio haber vivido durante muchos años con el P. Brosig, escribe que estaba siempre disponible para ir donde sus superiores lo mandaban; aunque los traslados eran difíciles para él, interpretaba siempre la decisión de los superiores como la voluntad de Dios y no anteponía nunca sus exigencias personales.

En las confrontaciones de los obispos de la diócesis tenía una actitud leal. Prestó servicio bajo Mons. Johann Riegler, Mons. Anton Reiterer, Mons. Mogale Paul Nkhumishe y Mons. Paul Mandla Khumalo y cuando incluso no estaba de acuerdo con las decisiones tomadas, siempre prestaba su colaboración sin criticar jamás tales decisiones delante de los demás. Solía decir que los que eran demasiado críticos hacia los obispos y discutían siempre con ellos, no resistirían en su ministerio. Una cualidad admirable en él era su respeto hacia todos. Si llegaba la noticia de algún hermano que no se portaba bien, se entristecía, pero no condenaba nunca a ninguno, al contrario, con frecuencia su único comentario era que había necesidad de orar por aquella persona.

Los que han vivido con el P. Brosig conocían bien su extraordinaria fidelidad a los deberes y a los horarios. Respetaba fielmente los horarios de la oración, del ministerio, de la comunidad y de las comidas y, hasta los últimos días, era extremadamente preciso en tocar la campana que anunciaba los actos comunitarios en Glen Cowie: independientemente de los otros, ¡él estaba siempre presente!

Amaba la vida comunitaria y era acogedor con todos. Cuando, en los últimos días, en el hospital de Polokwane, alguno venía a verlo, aunque no conseguía reconocerlo, le daba las gracias varias veces por su visita.

Su vida espiritual era la fuente de su fidelidad al Instituto y a las personas. En la oración tenía confianza total en Dios y un amor profundo por el Sagrado Corazón y este aspecto lo hacia atento y compasivo con todos.

Durante la última conversación que tuve con él, se lamentaba de dos cosas que había notado: la primera era que muchos se acercaban a la comunión, pero pocos al sacramento de la reconciliación. La segunda era que poquísimos se casaban por la Iglesia: su tristeza era la tristeza del Buen Pastor.

Agradecemos al P. Brosig el ejemplo que nos ha dado, aunque él posiblemente diría: “He hecho sólo mi deber”. Descanse en paz para siempre con el Buen Pastor.
(P. Konrad Nefzger)