P. Simone Civallero (17.07.1921 – 22.09.2006)
El 22 de septiembre el P. Simone Civallero fue encontrado muerto en su cama, a la hora de la comida. Tenía 85 años. Era el más anciano de los hermanos de la provincia. Hacía años que tenía problemas en el hígado que, como bien sabía, lo llevarían a la tumba.
Originario de Spinetta (Cuneo), pasó casi toda su vida en Brasil excepto un breve período en Italia (1965-1968).
Llegó a Brasil en 1956. Le gustaba recordar los primeros tiempos, especialmente cuando, llegando con el barco y ya cercano a la costa brasileña, tuvo una crisis imprevista de nostalgia y de rechazo que le hizo tomar la decisión de volver a Italia con el mismo barco en el que había venido. Le parecía que no conseguiría nunca insertarse en aquel mundo para él tan diverso y extraño y que, entre otras cosas, no lo había escogido él, sino sus superiores… Fue suficiente, sin embargo, poner pie en tierra para cambiar de idea. Brasil le entró inmediatamente en el corazón y permaneció allí ¡más de 50 años!
Su experiencia misionera está ligada a algunos lugares que el P. Simone marcó con su estilo inconfundible y que lo marcaron en el corazón y en la personalidad. Tenía 35 años cuando llegó y fue destinado al norte del estado del Espíritu Santo, donde los Combonianos, desde hacía tres o cuatro años estaban trabajando en las primeras misiones de la que se convertiría en la nueva diócesis de São Mateus.
Su “primer amor” fue la parroquia de São Gabriel da Palha, donde trabajó intensamente durante ocho años. Su nombre ha quedado para siempre ligado a las principales estructuras parroquiales, la bella e imponente iglesia, la casa del párroco, la escuela, el parvulario, además de las diversas comunidades cristianas. Está también ligado a otras iniciativas de carácter social, como la cooperativa de productores de café, ahora convertida en una de las más importantes de la región.#Img2#
Queremos subrayar algunos aspectos importantes de su rica personalidad. Tenía grandes capacidades administrativas y técnicas que lo llevaron a comenzar trabajos importantes, haciendo de modo que las parroquias a las que era enviado se abriesen a los cambios que ocurrían en el campo económico, social y político. El P. Simone siempre acogió los retos del momento en que vivió, intentando responder con ánimo y generosidad. Estas capacidades técnicas y administrativas fueron reconocidas también por sus superiores que lo eligieron, durante algunos años, para el servicio de ecónomo provincial.
Tenía también grandes cualidades pastorales. El P. Simone sabía reunir y motivar a las personas. De su paso en las diversas parroquias, se recuerdan las actividades y la implicación en ellas de personas, grupos y movimientos. Los registros de la parroquia de São Gabriel da Palha contienen datos impresionantes, como los relativos a la primera visita pastoral del obispo comboniano, Mons. Giuseppe Dalvit que, en 1960, administró ¡más de seis mil confirmaciones!
El P. Simone llevaba adelante una pastoral abierta y comprometida con lo social. No fue nunca un revolucionario, pero percibía la importancia de unir la fe con la vida. Consideraba parte del trabajo pastoral crear estructuras de servicio y organizaciones populares. Además, poseía una gran claridad de objetivos que, unida a un temperamento fuerte y un poco arisco, lo llevó muchas veces a caminar solo, incluso al margen del grupo. En efecto, no siempre tenía la paciencia de esperar a los demás, ni la capacidad de reconocer el trabajo realizado juntos, aunque esto no se convertía nunca en un pretexto para hacer lo que quería. Para él, la misión exigía dedicación total y exclusiva.
Por último, debemos recordar su atención por los pobres. El P. Simone se preocupó por los demás hasta el fin. Ayudaba a las personas e instituciones, devolviéndoles todas las ofertas que recibía de la familia, de los amigos y de los bienhechores. Había establecido una relación particular con una casa de reposo para ancianos que sostuvo hasta la muerte, sin hacérselo saber a ninguno.
El P. Simone puede ser considerado, quizás, un misionero del pasado, de corazón grande y generoso. Este era el secreto de tantas amistades que conservó hasta la muerte. Incluso últimamente, apenas se sentía un poco mejor, iba a pasar algún día en casa de amigos con los que había mantenido, por decenios, relaciones de amistad. Por ejemplo, en una familia de São Gabriel da Palha, había una habitación siempre a su disposición y, cuando las limitaciones físicas se habían convertido en gravosas y evidentes, era considerado uno de la familia.
En su funeral estuvieron presentes representantes de casi todos los lugares en los que desarrolló su servicio. Diversas comunidades reivindicaron el derecho de tenerlo siempre en su cementerio. El P. Simone ha sido sepultado, junto a otros dos hermanos, en la tumba comboniana de Nova Venécia.
(P. Giovanni Munari)