In Pace Christi

Marchetti Mario

Marchetti Mario
Fecha de nacimiento : 19/02/1922
Lugar de nacimiento : Pietrasanta
Votos temporales : 07/10/1940
Votos perpetuos : 07/10/1945
Fecha de ordenación : 20/04/1946
Fecha de fallecimiento : 26/12/2006
Lugar de fallecimiento : Paderno Dugnano (Milano)

P. Mario Marchetti (19.02.1922-26.12.2006)
El P. Mario Marchetti, nacido en Pietrasanta el 19 de febrero de 1922, emitió su primera profesión el 7 de octubre de 1940 y la profesión perpetua el 7 de octubre de 1945. Realizó el último año de estudios en Roma donde fue ordenado sacerdote el 20 de abril de 1946.
Inmediatamente después de la ordenación fue destinado a Uganda, donde permaneció hasta 1960. Trasladado a la provincia italiana durante cinco años, volvió a Uganda en 1965, destinado al seminario menor de Lacor. En 1969 fue nombrado rector del seminario y superior de la comunidad. En 1970, se convirtió en “superior regional”, un cargo que mantuvo hasta 1976. En 1975, a pesar de las dificultades del momento, el P. Mario abrió el escolasticado de Kampala que funcionó con éxito hasta 1988, año en fue trasladado a Nairobi.
Destinado a la comunidad de la Curia en 1980, fue director espiritual del Colegio Urbano. En aquel período estrechó relaciones de gran amistad con algunos sacerdotes y laicos polacos, preparando así el terreno a la decisión, que se tomará en el Capítulo General de 1985, de abrir una comunidad comboniana en Polonia.
En 1986 volvió a Uganda, pero en 1988 fue enviado a las Filipinas, como representante del Superior General, con el encargo de abrir una comunidad para asegurar una presencia de los Misioneros Combonianos en Asia. La primera comunidad se abrió oficialmente en 1990 y el P. Mario fue el primer superior local. Fue también responsable de los primeros pasos del Instituto para la fundación de Macao. En 1993 el primer grupo de Misioneros Combonianos se convirtió en la delegación de Asia.
En 1993 volvió a su misión en Uganda, destinado a la comunidad de Layibi como capellán del vecino “Layibi College”. En el tiempo libre le gustaba profundizar en la vida de Comboni y de los hermanos que habían sido los pioneros de la misión en Uganda. Publicó numerosos artículos y una breve biografía del Hno. Clemente Schroer que había trabajado durante muchos años en Uganda norte y había muerto en Gulu en 1942.
Nombrado postulador para la Causa de beatificación de Daudi Okelo y Gildo Irwa, los dos mártires de Paimol, el P. Mario se empeñó con entusiasmo. Estos dos héroes catequistas fueron beatificados el 20 de octubre de 2002, en Roma, por Juan Pablo II.
En 1998 fue como capellán al Lacor Hospital, pero al año siguiente, después de la muerte repentina del P. Vittorino Cona, volvió a Layibi como superior local. El P. Mario, sin embargo, comenzaba a sentirse cansado y necesitado de un período de reposo y de cuidados. En 2004 el P. Teresino Serra, Superior General, lo destinó a la provincia italiana con una carta en la que, entre otras cosas, invitaba al P. Mario a vivir su sufrimiento, llevando en el corazón la misión.
Por lo que se refiere a su carácter, hay que decir que el P. Mario siempre tuvo fe en sus orígenes toscanos: inteligente, ingenioso, dinámico, gentil y atento con todos, era bastante crítico con los que no se comprometían suficientemente en la misión y en la vida comunitaria. Le gustaba jugar a las cartas con los hermanos, ¡pero no le gustaba perder! Todos apreciaban sus cualidades de líder y organizador, pero sobre todo, su discreción para las cosas de carácter confidencial. Sabía bien cómo realizar los proyectos, pero se impacientaba con quien tendía siempre a aplazar las cosas; debía, de cualquier manera, combatir con su carácter ansioso, pero ninguno ha dudado nunca de sus buenas intenciones ni de su honestidad.
Escribe el P. Glenday: “De las conversaciones tenidas con él en calidad de Superior General, puedo testimoniar que tenía un profundo sentido de Dios y una gran devoción al Corazón de Jesús. Los misioneros como el P. Mario son un don precioso para nuestro Instituto”. Vivió su pasión por la misión hasta el final como un auténtico hijo de Comboni, aquel Comboni que amó profundamente.
La provincia de Uganda está agradecida al P. Mario por el trabajo que durante tantos años ha desarrollado en Uganda.
(P. Giuseppe Filippi)