Hno. Michael Rieger (17.03.1938-10.01.2007)
El Hno. Michael Rieger había nacido en Niederalfingen, ayuntamiento de Hüttlingen (distrito de Aalen) el 17 de marzo de 1938. La suya, era una familia numerosa y profundamente cristiana. Michael era el más joven de doce hijos; también su hermano Antonio es Misionero Comboniano y reside en la comunidad de Graz-Messendorf.
De 1944 a 1952, Michael asistió a la escuela elemental en Hüttlingen. A continuación, empezó a trabajar en la factoría del padre y una vez en semana asistía a un curso para agricultores. Durante el postulantado, escogió aprender el oficio de zapatero, que no practicó mucho tiempo, porque pronto le encargaron otros menesteres.
En 1956, después del postulantado, entró en el noviciado de Ellwangen-Josefstal de los Misioneros Combonianos que en aquel tiempo se llamaban “Misioneros Hijos del Sagrado Corazón de Jesús”. En 1958 emitió los primeros votos y el 4 de enero de 1964, la profesión perpetua. En las diversas comunidades donde trabajó se ocupó principalmente de la manutención de la casa y de la economía, especialmente en Brixen (1958-1960, 1975-1980, 1993-2001). Estuvo también en las comunidades de Josefstal (1960-1967), Neumarkt (1967-1971) y Bamberg (1971-1975; 1986-1993).
En 2001, por problemas de salud, fue trasladado a Ellwangen donde, después de una larga enfermedad, murió el 10 de enero de 2007.
Esto dice de él uno de sus superiores: “Era como un diamante basto, pero siempre de buen humor: estaba de acuerdo con todos y se hacía útil en muchos trabajos”.
Como encargado de la manutención y ecónomo siempre sirvió bien dondequiera se encontró. El traslado de Bamberg a Brixen, en 1993, le debió costar un poco, y para animarlo el provincial, P. Josef Gerner, le escribió: “En todas partes que has trabajado como ecónomo has sido apreciado y tu trabajo siempre ha sido agradecido”.
Sus fieles servicios siempre se han notado y fueron apreciados, tanto de los hermanos, como de los superiores. En lo que se refiere a su trabajo de ecónomo era una persona verdaderamente leal y se preocupaba de que a los hermanos no les faltase nada.
Le gustaban mucho las poesías y con frecuencia recitaba de memoria versos de poetas que conocía. Con su fino sentido del humorismo, sabía entretener a las personas. También yo gozaba escuchándolo cuando recitaba versos que expresaban conceptos profundos.
Cuando en 1975 fue trasladado a Brixen como asistente ecónomo, el entonces Superior General le aconsejó que hiciera un curso de italiano, para que pudiera hacerse comprender en esta lengua, pero el Hermano pensaba que habría sido demasiado difícil para él aprender otra lengua.
En 1980, con un permiso especial de Propaganda en Roma, fue nombrado vice-superior de la comunidad de Milland (Brixen), cargo que aceptó por obediencia. Era una señal de la confianza que los hermanos y el consejo provincial tenían con relación a él.
Ahora que nos ha dejado quisiera recordar un verso que había escrito en una de sus cartas: “Desaparecidos ya hace tiempo los años, el viento repite sobre su tumba, su canto”. Los años de su vida ya han desaparecido y el viento repite su canto sobre su tumba. El Señor le dé la plenitud en su Reino. Nosotros lo recordaremos con afecto.
(P. Georg Klose)