In Pace Christi

Simionato Giuseppe

Simionato Giuseppe
Fecha de nacimiento : 19/06/1924
Lugar de nacimiento : Trebaseleghe
Votos temporales : 19/03/1949
Votos perpetuos : 25/03/1952
Fecha de ordenación : 11/06/1949
Fecha de fallecimiento : 27/02/2008
Lugar de fallecimiento : Porto Velho

El P. Giuseppe Simionato ha sido encontrado muerto en su cama, la mañana del miércoles, 27 de febrero, en la residencia de la parroquia de Nossa Senhora das Graças, en Porto Velho, capital del estado brasileño de Rondônia.

Hacía algunos días que estaba solo, porque su compañero de comunidad había marchado urgentemente a Portugal, por motivos familiares. Ya se había programado la llegada de un hermano para hacerle compañía y para el trabajo pastoral. Cerca de un mes antes de morir había estado en San Paolo para controles médicos y también, en esta ocasión, los resultados eran buenos, incluso en lo que se refería al corazón. Pero, en los últimos tiempos, con la característica reserva, decía que había tenido algún problema cardíaco más serio, por lo que el médico le había aconsejado una intervención quirúrgica urgente. Así, cuando se le había preguntado si prefería volver a Italia, había dicho que sí y se estaba preparando para marchar. Por desgracia los acontecimientos se han precipitado más allá de toda previsión.

Pasó la jornada del martes en compañía del P. Franco Vialetto, que había venido a visitarlo de la lejana parroquia de Cacoal. La última persona con la que habló fue con su amigo Eudes, al que había confiado que se sentía muy agitado. Se dejaron a las 23.00. La mañana siguiente, Eudes, no viéndolo llegar a la iglesia, pidió al secretario de la parroquia ir a ver si tenía necesidad de algo. El secretario, entrando en la habitación, lo encontró sin vida: el cuerpo estaba tendido en la posición habitual y el rostro tranquilo, señal de que se había apagado en el sueño. El médico diagnosticó un infarto agudo.

Así, pocos meses antes de cumplir 84 años, el P. Giuseppe terminaba su larga vida misionera (53 años) en Brasil. Fue uno de los primeros Combonianos que obtuvo la ciudadanía brasileña, unida a la italiana: dos grandes amores que no escondía. Escogió cambiar el nombre, convirtiéndose oficialmente en José, popularmente Zé y más afectuosamente, P. Zezinho.

La noticia de su muerte se esparció velozmente en la ciudad y en todo el estado de Rondônia, llegando a varias regiones de Brasil en las que había vivido: Espírito Santo, Mato Grosso, São Paulo, Belo Horizonte. Las expresiones de dolor, pero sobre todo de admiración y reconocimiento se han multiplicado.

Al funeral, celebrado el día siguiente a la muerte, en la iglesia abarrotada de fieles, durante la Misa, concelebrada por dos obispos y muchos sacerdotes, fue recordada su figura de misionero, pastor de comunidades y gran compañero en la defensa de los derechos del pueblo, sobre todo de los campesinos, siempre en lucha por la Reforma Agraria. La representante del más importante Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) dijo: “Morreu nosso comandante” (ha muerto nuestro comandante).

En una larga carta, el P. José Iborrá, representante de la “Comissão Pastoral da Terra” (CPT), organismo de la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños (CNBB), escribe: “Termina así la trayectoria del más antiguo militante de la lucha por la tierra en Rondônia, durante treinta años misionero en nuestro Estado. Pastor atento a los diversos problemas y sufrimientos de las familias, escuchaba a todos con paciencia y amor, sin decir no a ninguno. En la celebración eucarística, colaboradores y compañeros de lucha compartían las dificultades que el pueblo afrontaba.

En 1979 el P. Giuseppe formaba parte del grupo que fundó la CPT en Rondônia. Seguía a los campesinos y a los emigrantes que llegaban incesantemente buscando tierra y que, con frecuencia, eran agredidos por los grandes latifundistas que ocupaban ilegalmente la mayor parte del territorio. Desde los primeros años de la llegada de los Combonianos a la región, el P. Giuseppe se ocupó de la formación del sindicato de los campesinos y de la organización de asociaciones y cooperativas de pequeños agricultores.

Aprovechando su antigua experiencia educativa, inició, junto al P. Franco Vialetto, la primera Escuela Familia Agrícola (EFA) de Rondônia, para la educación de los jóvenes agricultores. Esta iniciativa se difundió en diversas partes, con varias EFA que todavía hoy son punto de referencia para la educación de los campesinos y también de los indígenas.

Daba todo tipo de apoyo al MST y a otros movimientos de lucha por la conquista de la tierra. Los acogía en los locales de la parroquia, iba a celebrar en sus campamentos, participaba en las asambleas, escuchaba a los responsables que lo buscaban para obtener consejos.

Damos ahora algunas noticias sobre su vida. El P. Giuseppe había nacido en Trebaseleghe (PD), el 19 de junio de 1924, de Vittorio y Margherita Barbiero, que tuvieron ocho hijos, de ellos cinco todavía vivos. Los familiares cuentan: “A los 12 años, Giuseppe entró en el seminario diocesano de Treviso (la diócesis de Padua no tenía todavía un seminario), donde permaneció durante todo el período de la guerra. De carácter reservado y afectuoso, muy activo y determinado, estaba siempre pronto a escuchar. Entre otras cosas, dirigía el coro y tocaba el violín. Cuando venía a casa para las vacaciones, se levantaba muy temprano para ayudar a los hermanos en el trabajo del campo y poder, después, ir a la Misa de las seis”. Terminada la teología, decidió hacerse Misionero Comboniano, con el deseo de ir a África, aunque la madre habría preferido que fuera sacerdote diocesano o salesiano. Por esto, el P. Giuseppe se quedó bastante mal cuando fue destinado a Brasil, en vez de a África.

Pasó dos períodos en Portugal, ayudando en las parroquias, estudiando la lengua y haciendo también un curso de primer socorro médico. En 1955 partió para su destino en Brasil: como confesó más tarde, tenía gran miedo del viaje por mar.

Pudo volver a Italia solo después de siete años y cuando murieron sus padres no pudo estar presente ni siquiera en los funerales. En efecto, cuando la madre se había enfermado, había conseguido asistirla durante algunos meses, después había vuelto a Brasil y la madre, algún mes después, había muerto. Recuerdo lo que nos contó, hace algunos años, hablándonos de su adiós a Rondônia, después de su período más largo en Porto Velho: “Como no puedo tener nada mío, he plantado un árbol de fruta, signo de las raíces que me unen a aquella tierra y de los frutos que dejo como don”.

Así lo recuerdan nuestros hermanos. “En primer lugar, era un gran amigo de todos. Tenía una gran disponibilidad, a toda prueba. Ha estado presente en casi todas nuestras casas brasileñas, siempre disponible para toda nueva apertura, afrontando con valor las diversas situaciones. Tenía una atención especial para la educación. Fundó escuelas de segunda enseñanza y escuelas-familia (EFA). Siempre muy atento y comprometido en campo social. Abierto al diálogo y respetuoso” (P. Andrea Pazzaglia). “El P. Giuseppe, más que ningún otro, ha sabido dar un toque especial al trabajo pastoral, como visión y fermento social en la totalidad, no como un aspecto separado de los otros. Muy comprometido en el campo de la educación. Trabajando en la diócesis de Vitória, se puso en total sintonía con el espíritu de renovación profunda de aquella diócesis. Sus numerosos cambios de lugar y comunidad, pueden ser interpretados como voluntad de abrirse a nuevas realidades, llevando siempre consigo su visión social. Su última misión en Porto Velho confirmó su opción de modo claro y concreto. Abrió y organizó espacios de la parroquia para varios organismos sociales. No se detenía ante los conflictos, sino que, en general, los sufría en silencio. Sin duda, el corazón se resentía” (P. Pietro Bracelli).

Otros hermanos han añadido: “El P. Giuseppe era humilde y decidido. Amaba la sencillez. Acogió y abrazó con decisión y con envidiable claridad mental los nuevos tiempos de renovación de la Iglesia y de la misión, siempre con una visión abierta, con espíritu de paz, poco dado a la polémica. Hay que subrayar también la manera en que acogía a los hermanos que llegaban para trabajar con él: les confiaba el trabajo que había que hacer, mostrando una total confianza y respetando las responsabilidades de cada uno”.

He aquí las palabras de una pareja, en representación de los numerosos amigos, no Combonianos: “El P. Giuseppe estaba muy atento a las personas, nos preguntaba siempre cómo estaba la familia. No era un interés superficial: escuchaba con paciencia y amor. Y no se ahorraba sacrificios, como aquella vez que viajó en autobús durante dos días y una noche, para visitar a una familia en la que había muerto el padre”.
(P. Alcides Costa)