La vida del P. Salvatore se puede resumir en dos grandes capítulos: el que se refiere a su ministerio sacerdotal y misionero entre pueblos musulmanes y el que se refiere al papel desempeñado en el Instituto de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús. En esta comunidad religiosa, en la que eligió vivir y se formó, fue progresivamente joven miembro empeñado en la enseñanza, superior de comunidad, responsable a nivel provincial, Asistente y Secretario general y, durante seis años, Superior General.
Nacido en Berchidda en Cerdeña el 23 de agosto de 1924, bien pronto manifestó la intención de dedicar su vida al servicio de la Iglesia. Entró en el seminario de Ozieri donde frecuentó los primeros cuatro cursos elementales. Pronto maduró su vocación definitiva: pidió y obtuvo entrar en la escuela apostólica de los Combonianos en Brescia. Admitido al noviciado, en octubre de 1941, hizo los votos religiosos el 7 de octubre de 1943 en Venegono (Varese), donde completó sus estudios superiores. Fue en estos años cuando empezó el estudio del árabe animado por uno de sus profesores.
En octubre de 1945 pasó a Roma a la Universidad Pontificia Urbaniana, donde además de conseguir la licencia en teología, siguió estudiando el árabe ayudado por mons. Pietro Sfair, profesor libanés. Más tarde, cuando fue mandado al Líbano, se dio cuenta de las buenas nociones lingüísticas almacenadas en este período.
El 16 de abril de 1949 fue ordenado sacerdote en la iglesia de San Carlo ai Catinari, en Roma. Empezaba así su vida misionera.
En septiembre del mismo año el P. Salvatore fue enviado a Zahle, Líbano. En esa comunidad comboniana, nacida para facilitar la preparación de los misioneros destinados al mundo árabe, se encontró a las mil maravillas. Permaneció en ella seis años y pronto llegó a ser superior de la comunidad, responsable del ministerio parroquial y de la ayuda a los hermanos enviados para estudiar el árabe.
En 1955 fue enviado a Inglaterra a completar su preparación lingüística. Con el inglés y el árabe estaba listo para irse a Sudán. Fue asignado a la circunscripción de Bahr-el-Gebel, en la misión de Palotaka y después en Torit y en el seminario de Okaru. Todo eso mientras esperaba realizar el proyecto de una escuela superior en Juba, capital de la región, un “Comboni College” para el Sur del país, parecido al que ya existía y era muy conocido en Jartúm. Por desgracia los desórdenes políticos y la nacionalización de las escuelas por parte del gobierno de Jartúm impidieron su realización.
En esas circunstancias, considerado su conocimiento del árabe, los superiores lo enviaron a Egipto, donde trabajó durante once años, primero en Assuan y luego en la escuela y la parroquia de Hélouan. Fueron años intensos en los que la enseñanza se unía al empeño del ministerio y de la comunidad religiosa.
En 1969 participó al Capítulo General del lnstituto como representante de su delegación. Fue nombrado Secretario General y, más tarde, Asistente General. Permaneció en Roma seis años, participando al siguiente Capítulo General (1975: el XI de la historia del Instituto). Volvió a Egipto como superior de la delegación y trabajó cuatro años en Hélouan, en la parroquia y en la escuela católica. En esos años fue también secretario nacional de las Obras Misionales Pontificias.
Al XII Capítulo General se le considera uno de los más importantes de la historia del Instituto. Iniciado el 22 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón, con la reunión de las dos ramas en las que se había dividido la Familia Comboniana – la italiana y la alemana –, prosiguió con la preparación de la nueva Regla de Vida. El P. Calvia fue elegido, por los 79 miembros del Capítulo, Superior General. Permaneció en el cargo durante seis años (1979-1985). En ellos visitó las misiones, organizó el centenario de la muerte de Daniel Comboni y trabajó a tope para hacer vivir la Regla de Vida. Además del italiano, el árabe y el inglés, el P. Salvatore conocía también el francés y el español; de esa forma se comunicaba directamente con los hermanos y con muchas personalidades del mundo eclesial y civil.
Acabado su mandato como Superior General volvió a Egipto, donde ocupó cargos de responsabilidad durante varios años más. Después de permanecer tres años en la residencia de la Delegación, fue asignado a la parroquia de Hélouan (1988-1999) y más tarde a la de Zamalek (Cairo). En 2001 llegó al CAA de Milán por motivos de salud y, después de pasar otro año más en Zamalek, volvió definitivamente a Milán. Allí se apagó el 13 de febrero de 2009. (P. Pietro Ravasio)
Los funerales del P. Calvia tuvieron lugar en Milán el 16 de febrero; el P. Teresino Serra, Superior General, atendió a ellos y luego acompañó el féretro hasta el país natal del P. Calvia. En Berchidda, la celebración fúnebre se desarrolló en presencia de una gran multitud de fieles, autoridades locales y una decena de sacerdotes diocesanos. La presidió el obispo de Ozieri, Mons. Sergio Pintor.
Añadimos el saludo conmovedor de Don Gianfranco Pala, párroco de Berchidda, durante los funerales. “En nombre de todos, de quienes te han conocido y amado, estimado y apreciado, recibe mi agradecimiento, gracias por tu vida, tan generosa y donada. Gracias por tantos ejemplos de sencillez, oración e indiscutible amor a tu vocación. Ahora vives en el misterio de la Vida que ha guiado y alimentado tu peregrinar terreno; ahora recoges la corona de quien no ha caminado en vano por los caminos del mundo. Gracias”.
El P. Teresino Serra lo recuerda así: “El Padre Calvia era un misionero de pocas palabras y de grandes talentos que, por amor a su misión sabía superar cada obstáculo. Era un misionero pobre de espíritu. Y Dios siembra la vocación misionera en el corazón de los pobres, porque el pobre tiene un corazón libre que puede ser habitado por los planes de Dios”.