In Pace Christi

Cremona Lino

Cremona Lino
Fecha de nacimiento : 28/06/1912
Lugar de nacimiento : Venegono Inferiore/VA/I
Votos temporales : 11/02/1933
Votos perpetuos : 06/01/1939
Fecha de fallecimiento : 26/04/2009
Lugar de fallecimiento : MILANO/I

El Hno. Lino Cremona nació el 28 de junio de 1912, en Venegono Inferior. Hizo sus votos temporales el 11 de febrero de 1933 y los perpetuos el 6 de enero de 1939.

En 1937 fue enviado a Tonga, Sur Sudán, y más tarde a Hélouan, en Egipto, donde se quedó hasta finales de 1971. Después de pasar un año en la NAP, fue enviado a Isiro, en Congo, hasta 1980. De nuevo fue mandado a Hélouan donde se quedó hasta el 2007, año en que fue enviado a Milán por motivos de salud.

El P. Lino Spezia, superior del Centro de Hermanos Enfermos y Ancianos de Milán, que vivió con él los dos últimos años cuenta: “En un perfil del Hno. Lino, escrito hace algunos años por un hermano, leo: ‘Puso sus tiendas en Isiro el 30 de noviembre de 1972. Fue allí donde lo conocí. Un hombre de hierro, emanaba magnetismo electrizante por todos sus poros, un cuerpo modelado por la fatiga, una cara marcada por sesenta años de intemperie. A pesar de la edad, nunca se desanimó ante el ingente trabajo que le esperaba: levantar la misión de la nada.

Encontró tiempo para dedicarse a la pintura y a la marquetería. Varias obras custodiadas en Sta. Anne son claro testimonio de su indiscutible vena artística. Tenemos que recordar también que el trabajo educativo, que otros están haciendo en otras partes entre los jóvenes, el Hno. Lino lo ha hecho aquí, con tres jóvenes zaireños aspirantes combonianos. Con ellos ha orado, ha trabajado, se ha puesto en camino, a pesar de sus sesenta años cumplidos.

Encargado, sobre todo, de acoger a los huéspedes, él es para todos el amigo que, leyéndote en los ojos, sabe intuir tu necesidad y anticipa la respuesta. Siempre tendiendo a amar en el servicio a los demás, sin pedir nada a cambio, sin esperar nada, siempre dispuesto a ponerse silenciosamente a un lado y a reconocerse siervo inútil.

Su corazón, en estos años, nunca estuvo efectivamente aquí en Milán, sino en Egipto y en Congo, las dos provincias que amaba profundamente y a las que siempre esperó volver. Para él lo importante era marchar… marchar a la misión!

Era un hombre que buscó la voluntad de Dios en la oración y en la misión… porque ahí es donde él mostraba lo que era”.

El P. Pierino Landonio nos habla de su segundo periodo en Hélouan: “El Hno. Lino siempre mantuvo el espíritu de concreción de su gente, su laboriosidad y esencialidad que lo caracterizaron, incluso en el vivir su espiritualidad de Hermano Misionero Comboniano.

Su taller, del que salía todo lo necesario para el mantenimiento de la misión, era también un lugar de encuentro con jóvenes, madres, niños, hermanas y hermanos que acudían con gusto a charlar con él y a pedirle un consejo en las dificultades de la vida.

En la comunidad era un elemento de cohesión, de reconciliación y fraternidad. Era sabedor de la complementariedad, en la misión, de los dos carismas, el del laico consagrado y el del sacerdote, porque estaba convencido de que cada uno tenía sus propias competencias, para dar el máximo a la misión.
Querido Hno. Lino, se podrían contar tantas cosas de ti, pero queremos recordarte por tu longevidad física y espiritual. Has escrito una parte de la historia de nuestras misiones en Egipto y en Congo”.