In Pace Christi

Fenzi Giovanni

Fenzi Giovanni
Fecha de nacimiento : 13/07/1946
Lugar de nacimiento : San Massimo/VR/I
Votos temporales : 09/09/1970
Votos perpetuos : 08/12/1973
Fecha de ordenación : 20/02/1974
Fecha de fallecimiento : 16/10/2009
Lugar de fallecimiento : Khartoum (SD)

Todo se consumó en cuatro horas, en la noche entre el jueves 15 de octubre y el viernes 16. Había acompañado al P. Giuseppe Giannini al aeropuerto. Lo había dejado a la 1.35. Estaba haciendo un giro en U, para coger la carretera de casa, cuando fue investido violentamente por un coche que llegaba por su derecha a una velocidad de 120 Km. por hora. El golpe fue violentísimo. Propulsado fuera del coche, quedó tendido en la carretera hasta que llegó la policía, unos diez minutos después, que lo llevó al hospital adonde llegó poco después de las dos. Utilizando el móvil del P. Giovanni, la policía logró localizar a los combonianos. A las 2.30 estaban ya en el hospital, apesadumbrados por no poder hacer nada por su vida. El P. Giovanni expiró a las 6 de la mañana. Los funerales se celebraron a las 5.00 de la tarde del mismo día, como suele hacerse en Jartum, en la catedral, en presencia de todos los sacerdotes, religiosos y religiosas y un gran número de fieles. La misma tarde fue sepultado en el cementerio cristiano de San Francisco, al lado de un sacerdote sudanés, el P. Emile, muerto de cáncer algunos meses antes y más joven que él.

El P. Giovanni Fenzi nació en 1946 en S. Massimo, periferia de Verona. Después de haber hecho el noviciado en Carraia (1968-1970) y el escolasticado en Roma, fue ordenado sacerdote en 1974.

Destinado a Sudán, fue antes al Líbano a estudiar árabe, precisamente en el período en el que el Líbano estaba en guerra.

De allí marchó a Sudán en el 1976 y fue destinado a la diócesis de El Obeid. Asignado a la misión de Kadugli, en los montes Nuba, permaneció allí durante once años. De Kadugli pasó a Dilling, donde se quedó dos años, hasta 1989, cuando el Gobierno lo expulsó acusándole de poseer una radio de aficionado. Pasó a la misión de Port Sudan, donde se quedó cinco años, o sea hasta 1994. Estos dieciocho años en Sudán fueron muy intensos y marcaron profundamente su vida.

De carácter jovial, abierto a hacer amigos, se movió a lo largo y ancho de su vastísima misión. Visitaba a menudo las aldeas, donde poco a poco se iban formando pequeñas comunidades cristianas. Aprendió de memoria los nombres de una infinidad de personas, y así iba descubriendo a los probables líderes que colaborarían como catequistas y maestros en la obra de evangelización. Su preocupación era la de formarles para que se mantuviesen en pie por ellos mismos. Promoción y no solo emergencia. Varios jóvenes entraron en el seminario. El primer sacerdote que corrió al cabezal de su cama en el hospital aquel jueves por la noche, a darle la unción de los enfermos, fue precisamente uno de estos jóvenes, ahora sacerdote y vicario de la catedral de Jartum, el P. Adam Abu Shok.

Mons. Antonio Menegazzo lo recordó de la siguiente manera: “Cuando supimos de su muerte el dolor fue general. Todos lo queríamos mucho. No hablemos de su entusiasmo, de su facilidad a la hora de socializar tanto con los pequeños como con los mayores. Su corazón y su gran amor pertenecían especialmente al pueblo Nuba, con quienes trabajó varios años, antes del 1994, en que regresó a Italia. Recordaba a menudo los maravillosos años pasados allí. En abril de ese año quiso acompañarme a visitar algunas aldeas en las Montañas Nuba: recordaba los caminos, los nombres de las aldeas y de las personas como si hubiese dejado aquellos sitios ayer… pero habían pasado 15 años. Lo acogieron calurosamente: todos los que tenían una cierta edad se recordaban de él y les mostraba las fotos que había tomado años atrás, cuando estaba entre ellos, y todos las miraban tratando de reconocerse”.

Con la gente y la ayuda de amigos italianos, logró construir por todas partes capillas y escuelas. Su entusiasmo contagiaba a todos, y especialmente a los cristianos que le querían y se sentían a gusto con él. Dotado de gran sentido práctico, podía afrontar con facilidad y naturaleza las situaciones de emergencia que se presentaban en la misión continuamente, y así era fácil verlo transformado en electricista, mecánico, albañil…

En Port Sudan construyó un centro pastoral parroquial para dar una formación adecuada a los catequistas, a los líderes, a los jóvenes y a las mujeres en el lugar, sin tener que ir a Jartum, a 1200 Km. de distancia. Abrió escuelas para los refugiados del Sur, garantizándoles instrucción y formación cristiana.

En 1994 se fue a Italia por motivos familiares y también por problemas de salud. Permaneció 12 años trabajando en la animación misionera. Era un gran animador misionero, apreciado por sacerdotes y grupos. Estuvo en Thiene (1994-1997), Florencia (1997-1998), Troia (1998-2003) y Venegono (2003-2006). De 2002 a 2006 fue también miembro del consejo provincial.

Volvió a Sudán en 2006, y fue enviado a la comunidad de El Obeid desde donde seguía las dos sucursales de Rahad y Um Ruwaba. En el 2008 fue llamado a Jartum Norte, en la casa provincial. El trabajo no le faltaba: ayudaba en la parroquia, echaba una mano en la procura, estaba a disposición de los hermanos que estaban de paso. Se tomó muy en serio la construcción de la escuela de Izba. A primeros de 2009 lo hicieron superior de la comunidad.

Siguió teniendo problemas de salud, en el hígado y en los ojos. Por eso, cada año, tenía que volver a Italia para hacerse los controles médicos. También este año había ido y vuelto a Jartum el 19 de septiembre.

“La desaparición del P. Giovanni Fenzi” - ha escrito el P. Teresino Serra en su mensaje al provincial de Jartum - “echa sobre las espaldas de la provincia y de tanta gente una pesada cruz. La fe nos dice que tomemos esa cruz y sigamos a Cristo. La cruz no dice nada, es más, crea dificultades, a quien no se abre al misterio, a quien no acepta la sabiduría que viene de lo alto, a quien no respeta los tiempos y misterios en los que se despliega la acción de Dios… En el dolor y en la cruz os invito a dar gracias a Dios por la vida y por la muerte del P. Giovanni Fenzi. Una vida generosa y amante de la misión”.
(P. Salvatore Pacifico)