La vida del P. Mario Martini fue la de un misionero dedicado al trabajo y al sacrificio, a pesar de los problemas y dificultades encontrados en su camino.
Nacido en Brentonico (Trento) el 10 de mayo de 1920, entró en el seminario menor de los Misioneros Combonianos de Trento. Hizo el noviciado en Venegono, donde emitió sus votos temporales el 7 de octubre de 1940. Estudió la teología en Verona y Rebbio. Fue ordenado sacerdote en Verona el 7 de julio de 1946 y pasó los primeros cuatro años de misionero en Trento y Pesaro.
En 1949 fue asignado a Mozambique. Después de un año en Viseu, Portugal, para estudiar la lengua, en 1950 partió para las misiones mozambiqueñas, adonde los Combonianos habían llegado en 1946, junto al P. Giuseppe Zambonardi, que llegó al año siguiente junto a otros cinco hermanos. El P. Mario por tanto, se puede considerar entre el segundo grupo de Combonianos llegados al país en el que permaneció casi 28 años (1950-1978). Trabajó en Mossuril, Memba (once años), Namahaka, Mueria (tres años), Carapira, Lunga, Mossuril (cinco años) y en Matibane (cuatro años). Algunas de estas misiones, en las zonas costeras, estaban en su mayor parte islamizadas.
De este periodo en Mozambique entresacamos del libro de Giuseppe Franzelli Mondo Comboniano: “A la fundación o asunción de un número creciente de misiones, siguió un intenso trabajo de primera evangelización, caracterizado por el catecumenado, la construcción de casas, escuelas, internados e iglesias y un gran empeño en la producción agrícola para sostener las obras. El periodo 1964-1974 se caracterizó por los grandes cambios en el plano político, eclesial y pastoral. El Concilio Vaticano II trajo un vendaval de renovación en la Iglesia y encontró en el nuevo obispo de Nampula, Mons. Manuel Vieira Pinto, un atrevido intérprete, apoyado por el grupo comboniano. La evangelización comprende y sostiene los derechos y la dignidad de la persona. Después de la publicación del documento titulado Imperativo de conciencia, el obispo de Vieira y 13 Combonianos son expulsados de Mozambique. En 1974 Mozambique obtiene la independencia, pero el gobierno marxista prohíbe el culto en las iglesias. La institución eclesiástica y los responsables de las comunidades cristianas son perseguidos y calumniados. En 1976 empieza la guerra civil entre la Renamo y el Frelimo que cosecha numerosas víctimas”.
El P. Mario experimentó solo el inicio de esta cruel guerra civil. Dos años después, en 1978, fue enviado a Italia. Allí alternó entre la comunidad de Trento (19 años) y de Arco (cuatro años), hasta el 2002, cuando fue enviado a curarse a Verona. El P. Mario repetía a menudo “me queda mucho por hacer”, refiriéndose: al camino espiritual.
El P. Mario volvió a la casa del Padre el 20 de noviembre de 2009.
El P. Graziano Castellari lo recuerda como una persona de “carácter expansivo, dispuesto al optimismo, a veces un poco quejoso”. Y el P. Tarcisio Agostoni escribe: “Conozco al P. Mario desde el 1935, cuando coincidimos en el noviciado de Venegono. Me dio la impresión de que fuese reservado y tímido con los superiores, si no temeroso. En comunidad se distinguía por su capacidad de ayudar especialmente en los trabajos materiales. Era un poco travieso, pero diría que era un travieso benéfico”.
Estas son las últimas palabras pronunciadas por uno de sus sobrinos segundos en el funeral: “Fuiste para nosotros una persona y una presencia importantísima. En los momentos importantes, tristes y alegres, tú estabas entre nosotros compartiéndolos y guiándonos. Nunca podré olvidar lo que me decía tu hermana, mi abuela, cuando me hablaba de ti y de tus heroicas y emocionantes misiones humanitarias de fe en tu amada África, o cómo me quedaba embelesado mientras escuchaba tus homilías en la iglesia de la SS. Trinidad en Trento. Te llevaremos siempre en nuestro corazón”.