El P. Dorino Elisire nació en Milán el 28 de julio de 1926. Joven de acción católica, a sus dieciocho años manifestó su deseo de entrar en los Misioneros Combonianos como ‘Hermano coadjutor’. Dorino hizo el noviciado en Florencia, donde el 29 de junio de 1947 emitió los votos temporales. Tuvo diversos encargos, portero, adjunto a los trabajos de la casa, sacristán y cocinero en Sulmona, Trento, Venegono, Brescia y Verona (S. Tomio), de 1947 a 1954, y durante otros dos años adjunto a la construcción y a la animación misionera en Thiene.
Cuando marchó a la misión como Hermano, fue asignado a la provincia de Jartum, adjunto a la casa y a la escuela de Jartum Norte (1956-1959).
Después pasó a la región de Egipto, donde el Hno. Dorino tuvo que enfrentarse con la dificultad del estudio del francés y el árabe, tan “necesarios – decía – para evitar la frustración y la hilaridad”. En aquellos años la Región de Egipto incluía las comunidades de Eritrea. Destinado al Comboni College de Asmara en 1959, fue oficialmente ‘adjunto’ de las escuelas. Su contribución fue preciosa, sobre todo, cuando se trataba de acoger a los alumnos con quienes, con su proverbial cordialidad, entablaba pronto amistad. Era responsable del material escolar y colaboraba en la gestión de las clases de primaria. Pasó después al seminario apostólico de Decameré (1966-1970) como profesor y asistente de los estudiantes. En 1970 fue enviado a Gondar, donde los Combonianos, invitados por el obispo, volvían a su ex misión, una parroquia con escuela de la diócesis de Adís Abeba (Etiopía).
El 30 de diciembre de 1970 el Hno. Dorino escribía al consejo regional y a Roma desde Gondar, expresando su deseo de hacerse sacerdote: “Son casi 25 años los que llevo en el Instituto como Hermano. Siempre deseé ser tal desde que tuve vocación… Sin embargo, ahora, a la luz de los desarrollos espirituales de estos últimos dos años, tengo que decir que desearía hacerme sacerdote”.
Era un periodo en el que otros Hermanos pedían poder ser admitidos al sacerdocio. Los superiores temían que esta aspiración del Hno. Dorino pudiese estar dictada por algún complejo de inferioridad o de insatisfacción. Además, no era tampoco demasiado joven.
Con todo, fue admitido a que estudiase teología en el Colegio Pontificio Beda de Roma (1972-1976) y, al final de sus estudios, fue ordenado sacerdote, en Roma, por el Cardenal Ugo Poletti. Era el 1 de mayo de 1976.
Un mes después de la ordenación, el P. Dorino fue asignado a la delegación de Egipto, donde se quedó dos años en la parroquia de Zamalek en El Cairo, profundizando el francés y el árabe. Al destinarlo, el P. Tarcisio Agostoni, Superior General, escribía: “La dedicación que tuviste en los años anteriores al sacerdocio y en estos años de espera y esfuerzo son garantía para tu profícuo trabajo en el futuro”.
Asignado a la Región de Jartum (1978-1983), trabajó como profesor en las escuelas medias de Port Sudan, después en el ministerio pastoral en Jartum, Omdurman y Atbara.
De 1983 a 1985 trabajó en Rejaf, Sur Sudán, como director espiritual de los Apóstoles de Jesús.
El 1 de julio de 1985, por motivos de salud, fue asignado a la provincia de Kenia, donde trabajó en la parroquia de Ongata Rongai durante tres años. Como su salud seguía endeble, el 1 de julio de 1988 fue destinado a la provincia italiana. El P. Dorino escribía: “Me ha dado gran paz el pensar que puedo ser siempre misionero – enviado – precisamente en cualquier sitio donde me encuentre”.
En Italia trabajó principalmente en el ministerio pastoral en Gozzano, Trento (también en la animación misionera), Gordola, Verona, Cordenons, Rebbio y Milán. El P. Aleardo De Berti mandó este testimonio desde Verona: “Era un hombre sencillo, humilde y tímido, pero muy bueno de corazón, se mostraba siempre sereno y benevolamente optimista”. El P. Lino Spezia escribe: “El P. Dorino llegó al Centro Padre Ambrosoli de Milán en el 2000. Vivió este periodo de su vida no ‘como pensionista’, sino con plenitud, en la medida en que le fue posible. La imagen que nos ha dejado es la de un hombre humilde y esquivo, capaz de revelar una extraordinaria humanidad, delicadeza y dulzura a cuantos se le acercaban. Era además un hombre capaz de sorprender, porque mostraba la pasión que tenía por el estudio y la lectura y no temía discutir con los escolásticos, presentes en Milán durante sus experiencias veraniegas, de teología u otros temas de actualidad”.
El P. Dorino vivió como Hermano nueve años en Italia y después en misión. Como sacerdote, vivió doce en misión y veintiuno en Italia. Murió en Milán el 2 de marzo de 2010.