El P. Felice Teodoro Centis nació en Gleris di San Vito al Tagliamento, provincia de Pordenone, el 12 de abril de 1919, de Sante y Augusta Chiarotto.
Su vocación misionera nació de la visita del joven comboniano Angelo Tarantino, en marzo de 1933 al seminario de Pordenone, donde Felice estudiaba. En aquella ocasión, según él mismo recuerda, el P. Angelo le “abrió la mente y el corazón al mundo y a las tierras paganas.”
De este modo, “siempre interesado por África y especialmente por Uganda”, Felice, en la Pascua de 1941, pidió y obtuvo del Obispo Mons. Luigi Paulini, el permiso para entrar en el noviciado comboniano en Venegono para completar los estudios, aunque siguió incardinado en la diócesis, hasta los votos perpetuos. Fue ordenado sacerdote el 3 de junio de 1943 e hizo la profesión perpetua de el 7 de octubre de 1946.
En mayo del mismo año, junto con otros cuatro misioneros, fue enviado a Londres para el obligatorio año de inglés, como preparación para Uganda, a requerimiento de las autoridades coloniales para los países africanos bajo su jurisdicción.
Después de Navidad del año 1947, el P. Antonio Todesco reabrió la casa de Sunningdale, una parte como noviciado y otra como escuela secundaria y el P. Felice fue nombrado responsable. Dos años más tarde se abrió Stillington, en Yorkshire, y el P. Felice fue enviado allí como superior. En septiembre de 1953 una dolencia a la espina dorsal que se dejaba sentir desde hacía dos años indujo a los superiores a no destinarlo a la misión, sino a Londres, donde permaneció durante siete años. El P. Felice fue director de Our African Missions, la revista misionera bimestral de la provincia inglesa, a la que dos años más tarde dio el nombre de Verona Fathers’ Missions.
En 1961 fue enviado otra vez a Sunningdale como superior y rector de novicios y escolásticos. Allí preparó un proyecto para la ampliación de la casa con una nueva ala para los escolásticos y la construcción de una nueva iglesia, y ambas fueron inauguradas el año 1964.
En octubre de 1963 fue destinado a la Allanton en Escocia, para la animación misionera.
En septiembre de 1967 finalmente fue destinado a Uganda. En octubre llegó a Arúa donde, después de 35 años, se encontró con Mons. Tarantino y fue enviado a la misión de Paidha, en West Nile. En julio de 1974 fue transferido a Ombaci como capellán y profesor de la escuela.
Fue elegido delegado al Capítulo General de 1975 y dejó Ombaci en mayo del mismo año. Al terminar el Capítulo el P. Tarcisio Agostoni, Superior General, lo llamó a la Curia como Secretario General. De este modo, desde noviembre de 1975 a julio de 1982, realizó un trabajo misionero en el que nunca había pensado y que ejercitó con dedicación. Al P. Felice se deben la mejora en el sistema de catalogación usado en la Curia y el actual formato del Anuario Comboniano. En octubre de 1982 fue hospitalizado para una intervención en el hospital italiano de Londres, donde se encontraba siguiendo un cursillo en el MIL.
Después de un período de convalecencia, en abril de 1983, a sus 64 años, regresó a Uganda. Fue destinado a Warr, colaboró en la preparación de la entrega de dos misiones, Warr y Zeu, a la diócesis. Inmediatamente después pasó a Angal (diócesis de Nebbi), de la que fue párroco, y se dedicó también a la ampliación del centro catechistico.
Hay que destacar una iniciativa suya en el campo de la evangelización y promoción humana de las poblaciones que vivían en la pobreza en las orillas del lago Alberto: la traducción de la Biblia al idioma alur, hablada por un millón de personas. Fue un trabajo ciclópeo, que le costó quince años de su tiempo libre y al que siguieron otras traducciones de libros litúrgicos, catequéticos y escolásticos. En noviembre de 1989 el P. Felice fue enviado a Parombo, como asistente del párroco, el P. Elio Zanei, pero también con la finalidad de continuar la traducción y la impresión de los textos litúrgicos. Es bien conocida la gran dedicación a esta tarea a la que se dedicó hasta pocas horas antes de su muerte.
En 1999 regresó a Angal donde pasó el resto de su vida. En el año 2010 se vio obligado a permanecer casi un año en la Casa Madre de Verona, para curarse. Consiguió regresar a Angal en agosto del año 2011, con la intención explícita de morir entre la gente que tanto amaba y por la que era recompensado. En diciembre pasado escribía: “nuestra buena gente me ha acogido festivamente. El Señor me de la gracia de prepararme bien al encuentro con él. El tiempo es breve, la meta está cercana”.
Murió en Angal el 10 de marzo de 2012. Después de las exequias, fue sepultado, como había soñado y pedido a los superiores, en el cementerio de la misión de Angal, en la tierra africana que tanto había amado.