In Pace Christi

Mangili Antonio

Mangili Antonio
Fecha de nacimiento : 05/11/1917
Lugar de nacimiento : Ponte San Pietro/BG/Italia
Votos temporales : 07/10/1935
Votos perpetuos : 09/06/1940
Fecha de ordenación : 29/06/1940
Fecha de fallecimiento : 04/09/2012
Lugar de fallecimiento : Milano/Italia

El Padre Antonio Mangili nació el 5 de noviembre de 1917 en Ponte San Pietro (BG). Pasó de la escuela apostólica de Brescia en 1933 al noviciado de Venegono e hizo la primera profesión el 7 de octubre de 1935. Luego fue a Verona para terminar el liceo y continuar los estudios teológicos. Fue ordenado en Verona el 29 de junio de 1940. Al terminar la teología en 1941 permaneció en la Casa Madre de Verona durante los difíciles años de la guerra hasta 1947, dedicado al ministerio y a los estudios combonianos. Durante siete años fue secretario, aunque no fue nombrado oficialmente por el Superior General, Antonio Vignato.

Desde 1947 a 1957 estuvo destinado en el Vicariato Apostólico de Bahar-el-Ghazal, primero en Wau (1947-1949), luego en Bussere (1949-1955), como rector del seminario menor y finalmente en Tonj y en Warap (1957), entre los dinka.

La misión de Wau, por ser la sede del Vicariato Apostólico, era el centro motriz de la actividad de las otras estaciones del vicariato. Durante dos años el P. Antonio fue el secretario de Monseñor Edoardo Mason. Destinado luego como rector al seminario de Bússere, desempeñó este cargo importante y delicado durante 6 años. También fue el formador del seminarista que más tarde sería el Cardenal Gabriel Zubeir Wako. Fueron años difíciles hasta que después de la revuelta y los desórdenes de Torit (agostó de 1955), todas las escuelas fueron cerradas. Se extendió un clima de miedo, de ansia y de sospecha. Había comenzado la campaña de acusaciones contra los misioneros y la Iglesia católica. En 1955 el P. Antonio fue enviado a Tonj y después a Warap, donde la primera necesidad a la que tuvo que hacer frente fue excavar un “verdadero” pozo para aquella gente que no conocía otra agua más que la de los canales y de los charcos. A 8 metros de profundidad se encontró agua cristalina y abundante, fue una gran alegría para todos. Y mientras la misión crecía, el gobierno empezaba a expulsar a los misioneros.

Regresó a Italia en 1957 para las vacaciones y un poco de descanso, y permaneció hasta 1960, el primer año como padre espiritual en Brescia, y luego dos años en Verona, en la iglesia de San Tomio.

En 1960 fue destinado a Ecuador, donde permaneció 46 años, es decir, hasta 2006, de 1960 a 1962 en la misión de Quinindé; diez años (1962-1972) en Quito, como procurador del Vicariato Apostólico de Esmeraldas; de 1973 a 1982 en la misión de San Lorenzo; de 1982 a 1986, encargado de la Ciudad de los Muchachos de Esmeraldas; de 1986 a 1989 en la parroquia Virgen del Camino, en Esmeraldas; de 1989 a 1998 en la parroquia de El Carmen, en la Archidiócesis de Portoviejo-Manabí, y de 1998 a 2005 en la nueva parroquia de Nuestra Madre de la Paz, el Paraíso-La 14, desmembrada de la parroquia de El Carmen.

El tránsito de África a América Latina representó un choque cultural no indiferente, tanto por la nueva realidad a la que debió de enfrentarse, como por la nueva lengua que tuvo que aprender. Durante su primer año de estancia en Ecuador el P. Antonio escribió desde Quinindé al Superior General, Gaetano Briani: “digo con toda sinceridad que mi experiencia misionera precedente en Sudán no fue bastante para lo que me encontré aquí: verdadera pobreza, casi indigencia, ambiente religioso durísimo, campo de trabajo extenuante. Pero después de cuatro meses estoy mucho más sereno, incluso me siento contento de la misión que se me ha abierto”.

En junio de 1990 tuvo la alegría de unirse en Roma a sus compañeros combonianos que celebraban las bodas de oro sacerdotales. En aquella ocasión escribió: “llamado por Jesús al apostolado misionero, y por la materna protección de María santísima, fiel a la vocación en el Instituto comboniano durante estos últimos 65 años, pido al Señor la gracia de perseverar hasta el último instante de vida y así cantar agradecido la divina bondad por toda la eternidad”.

Destinado formalmente a la Provincia italiana en el año 2007, el P. Antonio transcurrió sus últimos años en el Centro de Enfermos de Milán, donde murió el cuatro de septiembre de 2012.

Escribió el P. Enea Mauri: “el P. Antonio era atento y sensible, sabía captar las situaciones, los estados de ánimo y era capaz de crear relaciones auténticas. Era humilde y discreto, pobre y disponible siempre; no quería nunca molestar y sufría en silencio. Era un hombre sencillo y apasionado, se mantenía actualizado, se preparaba y oraba. La misión la llevaba en el corazón, según el estilo de Comboni.