El Hno. Fulvio Lorenzini nació el 4 de marzo de 1929 en Castion Veronese, en la provincia de Verona. Completó la escuela media en el colegio episcopal de Verona. Entró en el noviciado de Florencia el 1º de noviembre de 1949, hizo los primeros votos el nueve de septiembre de 1951, asistiendo a la escuela profesional de los combonianos en Thiene (Vicenza). Se quedó en Italia hasta octubre de 1954, cuando salió para Jartún, donde trabajó en los talleres de la Technical School y se dedicó al aprendizaje del árabe. En Jartún, el nueve de setiembre de 1957 hizo los votos perpetuos. En enero de 1959 fue llamado a Italia con destino a Verona, en la casa Madre, como encargado de los trabajos varios.
De 1965 a 1974 fue enviado a Roma, a la Curia, primero como conductor del Superior General durante cuatro años, luego encargado del secretariado y procura de las misiones, y, finalmente, destinado a la oficina de viajes y a la casa. El P. Pietro Ravasio, que en aquella época se encontraba en la Curia como Secretario de las Misiones, recuerda: “El H.no Fulvio era superactivo y capaz de todo tipo de prácticas. He podido comprobar tanto su capacidad como su ejemplar vida de religioso. Ayudaba a todos. Se distinguió por la generosidad hacia todos y su amor al Instituto”.
En 1976, después de casi dos años en la NAP, en Cincinnati, fue destinado a Kenia, primeramente a la residencia de Nairobi, luego a Langata como profesor y ecónomo. Cuando el Hno. Fulvio fue destinado a Kenia, cuenta P. Rafael Cefalo, nos sentimos felices porque en Ngong Road teníamos gran necesidad de uno como él que era un conductor de primera, siempre dispuesto a ir al aeropuerto, a las embajadas y a cualquier sitio que fuese necesario. Su única gran queja fue la de no haber nunca podido aprender bien el inglés. He aquí la respuesta del Hno. Fulvio a la carta del Superior General, P. Tarcisio Agostoni, que lo destinó a Kenia: “Estoy dispuesto a ir a Kenia, pero no querré causar decepción con mi inglés americano veronés que infunde miedo”.
De 1988 a 1992 fue formador en el CIF de Nairobi. En su último año de permanencia en Kenia 1993-1994, permaneció en las parroquias de Ongata Rongai y de Amakuriat. En 1995 regresó a Italia y fue enviado a Verona.
Cuenta el Hno. Duilio Plazzotta: “Había regresado de Kenia y se puso a disposición para ofrecer su ayuda en el servicio a los Hermanos ancianos y enfermos de Verona, en sustitución del P. Alberto Martinuzzi. Me impresionó su cordialidad exuberante y su disponibilidad. Después de una breve vacación al fresco del Monte Baldo, en la casa familiar en Castion Veronese, junto a su hermana María, estuvo dispuesto para iniciar el nuevo trabajo. Todos conocemos su carácter extrovertido, su cordialidad y su capacidad de crear comunidad y comunión; su llegada dio un tono nuevo al ambiente del segundo piso y de la Casa Madre. Después de las jornadas de trabajo, por la tarde le gustaba entretenerse con los compañeros para una partida de cartas, para compartir los problemas y los hechos del día, para contar la vida en familia y en misión y trazar descripciones vivaces a cerca de los hermanos. Tenía un gran archivo de recuerdos, acontecimientos, hechos y personas, del que echaba mano, sabiendo añadir color y vivacidad a sus historias: se le escuchaba con gusto. Todo esto ayudaba a crear fraternidad. Se encontraba a gusto también con médicos y enfermeros del CAA y en los hospitales y ambulatorios. Todos le mostraban inmediata simpatía y lo consideraban inmediatamente un amigo. El personal del CAA y de la Casa Madre lo amaba y estimaba. El Hno. Fulvio sabía tener con todos atenciones sencillas, pero no ordinarias, una flor, un regalito… cuando en la Casa Madre se celebraban las diversas ocasiones, con el personal, los parientes de los hermanos, y médicos, los enfermeros o el personal de las estructuras sanitarias que nos ayudaban, estaba siempre junto a la puerta para acoger a cada uno con una gran sonrisa y un saludo cordial, haciendo sentirse a las personas cómodas y bien acogidas. Sólo Dios sabe cuántos viajes ha hecho arriba y debajo a Negrar, Bussolengo, Legnano, Peschiera y a los centros hospitalarios de la ciudad para acompañar a los hermanos para visitas, controles médicos y a menudo también, para llevarlos a urgencias. Era un hombre de acción y de oración. Puntualísimo para las oraciones comunitarias, se hacía animador dirigiendo la oración del breviario, el rosario y la oración litúrgica. Ayudaba a preparar las grandes celebraciones de las fiestas y de los acontecimientos combonianos en la Casa Madre y en la ciudad. Organizaba excursiones para los hermanos ancianos y enfermos para visitar los santuarios marianos. Falleció en el centro de enfermos y ancianos de Verona el 28 de agosto de 2013.
(H.no Duilio Plazzotta, mccj).