P. Eduardo Sandron nació en Fiume Veneto (Udine) el 25 de mayo de 1920. Ingresó en el noviciado de Gozzano, donde hizo sus primeros votos el 9 Septiembre 1953, hizo el escolasticado en Venegono y la profesión perpetua en 1955 y el 26 de mayo de 1956 fue ordenado sacerdote en Milán.
Inmediatamente fue enviado a misión en Ecuador, donde permaneció hasta 1967 y luego en Perú, hasta 1969.
“En el último siglo – escribe P. Natale Basso – los Combonianos que apenas ordenados sacerdotes marchaban para la misión, eran considerados afortunados. P. Sandron fue uno de ellos. Fue enviado a la última misión que la Santa Sede confió al Instituto, la prefectura apostólica de Esmeraldas, en Ecuador. Este principio fue muy duro en muchos sentidos
La gente tenía que ser conquistada poco a poco y las visitas se hacían a pie, en barca o a caballo. Además, habiendo una extrema pobreza, la catequesis siempre tenía que ser acompañada por servicios sociales. Once años más tarde, al P. Sandron le tocó otro comienzo cuando la provincia comboniana de Ecuador comenzó a trabajar con el Perú (que entonces pertenecía a la rama alemana), proporcionando personal a dos comunidades – para lo que entonces se llamaba ‘la experiencia’ – con vistas a la reunión de las dos ramas.
Si tuviéramos que definir sintéticamente al P. Sandron, podríamos decir que era un hombre de pocas palabras, de esencial e inquebrantable fe y de intenso trabajo apostólico. También debemos decir que fue un catequista incansable y preparador de responsables de comunidades”.
Regresó a Italia por un período de cuatro años que pasó en el ministerio sacerdotal y en julio de 1973 fue enviado al Congo (Zaire, en aquel momento) donde trabajó durante 30 años como vice-párroco, como ecónomo y ministerio en las parroquias de Bamokandi, Tadu, Rungu, Isiro y Mungbere.
El P. Fermo Bernasconi recuerda: “he vivido con él durante un período de casi 5 años, cuando estábamos juntos responsables de la pastoral en la parroquia de St. Anne en Isiro. Después, tuve ocasión de encontrarlo a menudo durante mis visitas a las comunidades de Mungbere, donde pasó unos quince años, sin jamás salir de la parroquia, ni para asambleas o para ejercicios o para vacaciones. Tomó muy en serio el compromiso con el trabajo pastoral: las fiestas, la juventud, las confesiones.
Su sentido del 'deber' le ayudó en esto, aunque a menudo le llevó a enfatizar más los aspectos negativos, pero cuando confesaba, y dedicaba cada día mucho tiempo en este ministerio, parecía convertirse en otra persona, más testigo de la gracia, capaz de ser exigente con las personas, pero también consolador. Siempre me impresionó con gusto ver cuántos hermanos llegando a Isiro, lo buscaban para confesarse con él. Otro compromiso que realmente amaba era con los jóvenes, en particular los acólitos. También lo recuerdo muy fiel a la oración, personal y comunitaria, al Breviario y la liturgia".
Regresando a Italia en el año 2004, a los 84 años, P. Sandron ha continuado a participar en el ministerio en Cordenons hasta principios de febrero de 2017, cuando fue trasladado a Castel d'Azzano, donde murió el 21 de agosto del mismo año.