In Pace Christi

Bascarán Collantes Carlos

Bascarán Collantes Carlos
Fecha de nacimiento : 11/06/1941
Lugar de nacimiento : Oviedo/España
Votos temporales : 12/10/1965
Votos perpetuos : 15/08/1969
Fecha de ordenación : 15/03/1970
Fecha de fallecimiento : 22/09/2020
Lugar de fallecimiento : Santa Rita/Brasil

El P. Carlos nació en Oviedo (España) el 11 de junio de 1941. En 1963 ingresó en el noviciado de Corella (Navarra) y el segundo año lo hizo en Moncada (Valencia), donde hizo su primera profesión el 12 de octubre de 1965. Hizo su escolasticado en Maia (Portugal), donde hizo sus votos perpetuos el 15 de agosto de 1969. Después de varios años en Palencia en la animación misionera y formación, fue enviado a Brasil donde, aparte de algunos años en Granada (1979-1983), pasó toda su vida misionera.

El P. Carlos era un misionero "radical", de una esencialidad desarmante. Era humilde. Lejos de todo exhibicionismo, llevaba siempre las chanclas que representaban para él el calzado del simple y pobre, pero sobre todo del discípulo, ¡del itinerante y humilde seguidor del Maestro! Para él, el misionero tenía que ser radical también en su aspecto exterior: llevar chanclas significaba estar siempre al lado de la gente pobre y humilde, rechazar la mentalidad consumista y estar siempre alerta, dispuesto a partir a nuevos lugares y a afrontar nuevos retos sin los zapatos del orgullo, las bolsas de bienes materiales, los vestidos de la vanidad, etc., sino poseyendo sólo su voluntad de servir y acoger a todos.

P. Carlos era alegre y entusiasta, se ganaba fácilmente la amistad de la gente, especialmente de los jóvenes y niños, tenía carisma. Jugaba muy bien al fútbol, era famoso por su técnica, su velocidad y su habilidad como líder.

Tenía un extraordinario talento para la música y estaba particularmente en sintonía con aquellos que tenían la misma pasión que él, les animó a cultivar este talento para que pudieran alegrar sus propias vidas y las de los demás.

Estaba enamorado de la misión y siempre trató de atraer a los jóvenes para que lo siguieran a Brasil.

P. Silvério Simões Malta, que estuvo con él como viceprovincial durante sus dos mandatos como provincial, dice: "A finales del siglo pasado, el Padre Fausto estaba terminando su misión como provincial del Nordeste de Brasil y las encuestas indicaban al Padre Carlos como su sucesor. Fueron momentos difíciles para él, que siempre había sido un hombre libre con respecto a las estructuras, fueran las que fueran. Su forma de celebrar y animar las celebraciones, considerada por algunos como poco ortodoxa, su actitud crítica hacia las autoridades civiles y religiosas, incluso su forma de presentarse -pelo y barba largos, además de las habituales chanclas- mostraba esta gran libertad. Ante esto, la primera tentación fue retirar su nombre de la lista (que él mismo pidió durante la asamblea provincial) pero, ante la insistencia y el apoyo de sus compañeros, decidió seguir adelante y fue elegido provincial.

Hombre de grandes ideales, durante su mandato trató de dar un nuevo impulso a la Provincia, tanto en el campo de la formación de base, realizando una alternativa más inserta, como en el campo de la misión, promoviendo la apertura de Itupiranga-PA, que debía representar el nuevo rostro de la misión comboniana. Algunas cosas tuvieron éxito, otras no tanto, pero P. Carlos no era un hombre al que se pudiera intimidar cuando las cosas no salían como él había imaginado. Tenía una certeza arraigada en él: Cristo es el dueño de la mies y el Señor de la misión y también usa nuestras limitaciones y nuestras derrotas para hacerla crecer.

Además, aunque tenía grandes ideales, también era un hombre muy realista, consciente de sus propios límites y de los de sus compañeros. Cuántas veces dijo: ‘La misión es como un concierto de música sinfónica’. La partitura es perfecta pero los músicos son muy limitados y desafinan. Y no evadió los desafíos de la misión. Después de completar su mandato como provincial, eligió integrar la comunidad de Itupiranga-PA, que fue diseñada para ser diferente de las demás: obstinado, en el buen sentido de la palabra, no renunció a intentarlo de nuevo y fue allí. Pero las necesidades emergentes de la Iglesia local y nuestras limitadas fuerzas no hicieron posible esta novedad".

Para tener una idea de quién era realmente el Padre Carlos, podríamos concluir citando una frase que la gente solía repetir cuando hablaba de él: "Un sacerdote bueno para jugar al fútbol y bueno para la misa", es decir, un hombre con un carisma especial, dedicado a Dios y al pueblo.