Comboni, en este día

Desde Jartum (1878), Comboni escribe a M. Camperio, director de la revista «Esploratore»:
Es preciso que la ciencia y la religión vayan de la mano, se ayuden mutuamente y produzcan juntas ese mejoramiento y esa regeneración y verdadera civilización que debe ser el objeto del impulso sublime que guía a la ciencia.

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Nº Escrito
Destinatario
Señal (*)
Remitente
Fecha
321
Don Joaquin Tomba
0
El Cairo
30. 7.1869
N. 321 (301) - AL PADRE JOAQUIN TOMBA

AMV, Cart. «Missione Africana»



W.J.M.J.



El Cairo, 30 de julio de 1869



Amadmo. y Revdo. D. Joaquín:



[1930]
Unas líneas para darle noticias nuestras y rogarle que recuerde a D. Beltrame la promesa que me hizo de mandarme la copia de los informes que él énvió a Verona desde Jartum y el Nilo Blanco, exceptuada la última, que tengo yo. Me lo prometió también en presencia de usted. Ya le he escrito una vez, pero nec unum verbum. Por eso recurro a sus buenos oficios, a fin de poder disponer de dichos informes, que me son necesarios en este momento. Diga a nuestro querido D. Beltrame que, aunque esté ocupadísimo, promissio boni viri est obbligatio.


[1931]
Desearía recibir noticias del Instituto, tanto de San Carlos como de Canterane, pero no tengo suerte: nadie del Insto. me escribe.

En cuanto a las negritas del Insto. de Verona, todas van bien, incluso Caltuma, y son verdaderamente buenas. Están tristes porque ya no reciben noticias de sus maestras, tías, madres y superioras. ¡Qué le vamos a hacer! Nos consolaremos mutuamente, y, aunque en ascuas, cara de pascuas.

Por lo que respecta a mí, mis tres Institutos marchan estupendamente. El día de la Asunción bautizaré a cinco negras de diecisiete a veintiún años. No tengo tiempo de describirle las buenas conquistas que aquellos hacen continuamente. Mis Institutos han sido difamados en todo el Véneto por el infeliz P. Zanoni, que ha perdido la cabeza, y que escribió al Obispo de Verona, a Propaganda y al Arzpo. y Delegado Aplico de Egipto hablando contra mí y contra sus compañeros. Yo he respondido con la paciencia, con breves palabras y con los hechos.


[1932]
Tal persecución ha supuesto para mis Institutos un avance de diez años, pues me ha granjeado la íntima amistad y el favor de nuestro Delegado y del Párroco local. Monseñor el Delegado me ordenó fundar un tercer Instituto, y ahora tengo tres grandes casas, dos pagadas por un año y otra por siete; he dotado en tan poco tiempo a mis Institutos de veinte mil francos anuales de renta, y los he provisto de más de veinte mil francos de muebles, ropa de cama, etc.; tengo en ellos suficientes alimentos y bebidas, y jabón, azúcar, café, aceite de Niza y mantequilla de Moravia para año y medio; estoy gordo, macizo, grandote, fuerte, robusto, blanco y sonrosado, pero no negro, porque estoy más alegre que Napoleón III. Así que tengo motivos para dar gracias a Dios y confiar en su bendición para el futuro. Los nombres de los tres Institutos son: 1.o Casa del Sdo. Corazón de Jesús (misioneros); 2.o Casa del Sdo. Corazón de María (Hermanas de San José de la Aparición); 3.o Casa de la Sda. Familia (Sor Catalina Valerio T.F., de Verona), la cual sostiene una escuela a la que asisten musulmanas y herejes de todas clases, y que entre sus cinco maestras cuenta con Luisa y Domitila.

Rece por el pobre D. Comboni y por sus Institutos. Tenemos 38 grados [Réaumur, equivalentes a 47,5° Celsius]. Saludos a todos, hombres y mujeres



Su afmo.

Daniel Comboni






322
Mons. Luis Ciurcia
0
El Cairo
2. 8.1869
N. 322 (302) - A MONS. LUIS CIURCIA

AVAE, c. 23



W.J.M.J.

El Cairo, 2 de agosto de 1869



Excelencia Rma.:



[1933]
He tardado en contestar a su venerada carta del 13 de junio, primeramente para madurar el contenido, siguiendo su sabio consejo; y luego porque juzgué necesario responder con obras al punto más importante, el de hallar y acondicionar una casa separada, lo cual me supuso infinidad de pasos, humillaciones, gastos y desazones, que gracias a la ayuda del cielo fueron coronados con un resultado feliz.

Creo que lograré dar una completa respuesta a los cuatro puntos que me señalaba en su carta, comentando algunas observaciones que V. E. tuvo la suma bondad de notificarme que le habían sido hechas por la S. Congr. de Propaganda Fide.


[1934]
Y en primer lugar no me parece demasiado exacto el juicio del Emmo. Card. Barnabò de que mi Instituto carece de sólida base. V. E. Rma. sabe perfectamente que su base es la misma que tienen la mayor parte de las Instituciones religiosas en los comienzos, menos la propiedad de inmuebles, ya sean edificios o terrenos; y alimenta la más firme esperanza de que tal base, asentada en el amplio regazo de la Providencia que es dueña de los avatares y de los tiempos, resulte bien sólida. De hecho, descansa primeramente en la paternal protección de V. E. Rma., cuyo consentimiento en la existencia del mismo y cuya firmeza y caridad en proteger su conservación son la más segura garantía de que tiene una buena base.


[1935]
En segundo lugar sabe V. E. cuánta y cuál es la protección de que goza del gobierno de S. M. la Emperatriz de Francia. En tercer lugar, su configuración y el fin al que está dirigido son tales que no puede ni debe provocar susceptibilidades ni serios temores en ninguno de los otros cuerpos morales existentes en el lugar, los cuales hasta ahora le han prodigado una benévola indulgencia. Su objeto está perfectamente definido en: la evangelización de la raza gra. Esto en cuanto a lo exterior.


[1936]
Por lo que respecta a la dirección interna, el Insto. femenino se basa en la cooperación de las Hermanas de San José de la Aparición, cuya regla fue aprobada por la Iglesia, y cuyo Protector es el mismo Emmo. Card. Prefecto de Propaganda. El masculino tiene por ahora cuatro jóvenes Sacerdotes de buena voluntad y salud, que no carecen de las dotes necesarias para cumplir las obligaciones de su ministerio.

Y en caso de que yo muriese, o de que el pequeño Seminario de Verona no pudiese suministrar en cantidad suficiente nuevo personal, si se considerase oportuno se podría contar con el concurso de la Orden Camila para proseguir la Obra.


[1937]
Por otra parte, mi Insto. ha tenido siempre sus Reglamentos y Horarios ajustados a las normas de los otros Institutos, pero con las peculiaridades que convienen a la especialidad de su cometido. Y ha comenzado y continúa su labor en favor de los pobres negros abandonados a todas las miserias.


[1938]
En cuanto a los medios de subsistencia, mi Insto. se apoya en las más serias e intensas simpatías de las pías Asociaciones aprobadas por la Iglesia para socorrer al Apostolado Católico, y de ilustres y poderosos bienhechores de mi privado conocimiento:

1.o La Sociedad de Colonia para el Rescate de los Negros se obligó por escrito a la entrega de 5.000 francos; de palabra, a dar 10.000; y de hecho, en año y medio, ha contribuido con 18.300 francos.

2.o La Propagación de la Fe de Lyón y París (gracias a la eficacísima intervención de V. E.), asignó 5.000 francos, con la promesa de aumentar esta cantidad a medida del desarrollo de la Obra.

3.o Tengo esperanza de ayudas de las Sociedades de San Ludovico de Munich (dio en dos veces 1.500 frs.), de la Inmaculada Concepción para Oriente de Viena (dio 100 frs.), del Santo Sepulcro de Colonia (dio 500 frs.), de las Escuelas de Oriente de París (dio 200 frs.), de la Santa Infancia, de San Francisco de Sales, y de la Obra Apostólica de Roma, Lyón y París, etc., etc.

4.o Tengo las aplicaciones de las Misas diarias de los Sacerdotes misioneros, que ahora son cuatro.


[1939]
5.o He podido obtener en poco tiempo, casi sin pedir, 9.642 francos de benefactores privados, entre los que destacan S. M. la Emperatriz María Ana en Praga, S. A. el Príncipe Real de Sajonia y su augusta Esposa, el Príncipe de Löwenstein (el que el 11 de abril depositó a los pies del Santo Padre un millón), el Príncipe D. Alejandro de Torlonia, el Barón de Havelt, el Card. Pr. de Schwartzemberg, el Card. Arzobispo de Viena, el Príncipe Arzpo. de Salzburgo, la Infanta de Portugal, etc., etc., etc.

6.o Del Gobierno francés, que en mis dos expediciones de 1867 y 1869 me produjo un ahorro de más de 11.000 francos con la concesión gratuita de pasajes y de transporte de bultos, me espero una fuerte subvención a cargo del fondo oriental, esperanza que me hacen concebir algunos jefes del Departamento de Exteriores.

7o Los Institutos disponen de mobiliario, utensilios domésticos, lencería y objetos de culto por un valor superior a 20.000 francos.


[1940]
En cuanto a la casa, sabe V. E. los pasos que he tenido que dar para conseguirla gratuitamente de S. A. el Virrey, provisto como yo estaba de valiosas recomendaciones. A pesar de tantos obstáculos y rechazos y del ambiente desfavorable que predomina en general contra los pobres negros, tengo viva confianza de conseguir dentro de no mucho dos casas, bien de la generosidad del Gobierno egipcio, o con dinero que la Providencia sabrá poner en mis manos. De todos modos, hic et nunc los Institutos disponen de dos casas pagadas por un año, y de una tercera pagada por más de seis años. La Casa masculina (que nosotros llamamos del Sdo. Corazón de Jesús) está a más de ochocientos pasos de distancia del Instituto confiado a las Hermanas de San José (que nosotros decimos Casa del Sdo. Corazón de María), y a ciento setenta y cinco pasos de la Escuela dirigida por la M. Catalina Valerio T.F. (que nosotros denominamos Casa de la Sda. Familia). Cuando a su tiempo los Institutos puedan extender su campo de acción a Africa Central, a lo que están específicamente destinados, espero que V. E. nos hará disfrutar de una de las casas ya existentes en ese vastísimo Vicariato.

A todo esto debo añadir que existen en mucha más abundancia y en una mayor esfera las fuentes de subsidios con las que se puede contar seriamente para el futuro, en caso de que la Obra se desarrolle como es debido.


[1941]
Entretanto, dado que siempre he deseado las cruces, como saludables y necesarias para la prosperidad de las obras santas, y que el buen Jesús me las ha dado con largueza a pesar de mi indignidad, soy dichoso de adorar con total resignación las disposiciones de la Providencia, la cual ha permitido que nuestro venerado Emmo. Card. Prefecto, con su donosura, produjera no pequeño detrimento en mis recursos; porque al ir diciendo al oído de muchos que Comboni es un...ch..., un l... de atar con catorce cadenas, etcétera, tal comentario se extendió por Roma, recorrió Italia y Francia y quizá penetró en Alemania, enfriando o dejando recelosos a algunos, y tuvo el poder de disuadirme de dar ciertos pasos que sólo en mi último viaje a Europa ciertamente me habrían producido más de cien mil francos.


[1942]
A juzgar por estos datos y expectativas, no me parece que se deba concluir que mi Insto. carece de sólida base. No pocos establecimientos de otras Misiones cuentan con una base menos sólida que mi Instituto, que al fin y al cabo tiene dieciocho meses de vida, y en tan breve espacio ha soportado tales y tantas tormentas que, de no ser bastante sólida su base, haría ya tiempo que se habría hundido.


[1943]
Y tampoco me parece demasiado exacta la otra afirmación del Emmo. Cardenal, la de que por falta de regular ordenamiento ha habido los inconvenientes que en general le fueron referidos. El ordenamiento de mi Insto., attentis specialibus circumstantiis, fue de lo más regular. Desde el principio tuvo muy oportunos Reglamentos adaptados al lugar y a la finalidad, así como unos Horarios lo mismo cotidianos que para el tiempo de los ejercicios espirituales, los retiros mensuales, etc.; y estos reglamentos y horarios fueron observados. Poseo una carta autógrafa que me escribió el tal Zanoni, el cual fue el único autor de los deplorables inconvenientes, carta en la que declara insoportable, demasiado severo y de Cartujos el ordenamiento interno y regular de mi Insto.


[1944]
Si la falta de regular ordenamiento hubiese sido el motivo de los problemas habidos, éstos habrían surgido no ya en un viejo religioso de 49 años, sino más probablemente en un joven de veintiocho años y en otro de veintidós. Pero de estos dos buenos compañeros míos, ¿quién ha podido decir ni una palabra sobre su conducta, salvo el infeliz Zanoni, que se reconoció indigno de vivir con ellos, y desde hace poco menos de un año se alejó de la manera que sabe V. E. Rma.? No hubo, pues, falta de regular ordenamiento: lo que hubo fue una de esas malas artes que Dios permite al demonio experimentar en sus Obras, para que éstas ganen solidez y el infierno sea vencido. Judas en el Colegio Apostólico, Fr. Elías al lado del Seráfico Patriarca, las apostasías en el seno de la Iglesia y de las Ordenes Religiosas, etc., ¿pueden considerarse problemas surgidos por falta de regular ordenamiento?


[1945]
Me es doloroso ver que en cierto modo se atribuyen a mi Instituto en general las culpas de un individuo. Existieron los problemas; pero en el acusador, no en los acusados. Por eso desearía que Su Eminencia viese aquí un caso totalmente distinto, como lo es de hecho. Y en vez de echar repetidamente la culpa al Instituto debería ver la real inocencia del mismo, al lado de una indigna perfidia, que lanza como calumnia sobre él aquello de lo que ella sola es culpable. Tampoco puede el Emmo. Card. Pref. acusarme de imprevisión por haber confiado yo a Zanoni la supervisión inmediata del Insto. femenino. Ese viejo, con cuarenta y nueve años a las espaldas, tenía la barba blanca, y había desempeñado durante más de quince años cargos de importancia, y ocupado el puesto de Prefecto en una de las casas de su Orden, en Mantua. A mi manera de ver, ello era suficiente garantía para tener confianza en Zanoni; y, a decir, verdad yo habría dudado más de mí mismo que de él. Pero bendito sea siempre el Señor, que ha querido darme con esto una gran lección, la cual me será muy útil para aprender a actuar cada vez más cautamente en el futuro.


[1946]
Por fin, pasando a las explicaciones que V. E. Rma. tiene la bondad de pedirme sobre el P. Guardi, la Orden Camila y mis dos queridos compañeros, Carcereri y Franceschini, a los que se refieren las veneradas observaciones e insinuaciones que le ha dirigido S. Em.a, he aquí los hechos verdaderos.

En marzo de 1867, al igual que todas las otras Ordenes en Italia, fue suprimida la de los Ministros de los Enfermos. No queriendo los Padres Carcereri y Franceschini volver, como hicieron otros, al seno de sus familias, junto con dos compañeros pidieron ir a las misiones extranjeras, deseo que alimentaban desde hacía tiempo. El P. Guardi, a la sazón Procurador General, acató la voluntad del Provincial, que tenía esperanzas puestas en estos religiosos, y les negó por entonces el permiso, aconsejándoles que esperasen acontecimientos.


[1947]
Mientras, Mons. el Obispo de Verona, informado de las intenciones de los cuatro, pensó aprovecharlos para Africa, y apoyó la solicitud que ellos hicieron al Santo Padre por medio de la S. Congr. de Ob. y Rel., no sin informar explícita y exactamente a Su Santidad del rechazo que los peticionarios habían obtenido de su General. Esta solicitud fue atendida mediante Pont. Rescripto de 5 de julio, que puso a dichos Padres bajo la jurisdicción del Obispo de Verona ad quinquennium. Sus Superiores se opusieron aún a la partida, e incluso varias veces intentaron reclamarlos después de su llegada a Egipto. El mismo Emmo. Card. Barnabò, inducido por el P. Guardi, del que es íntimo amigo, insinuó el regreso a Carcereri y Franc. con carta del 15 de sept. del pasado año. En vista de tanta insistencia del veneradísimo Card. Prefecto y del P. Guardi, convertido en Vicario General de los Camilos, me asaltaron serios temores de perder para Africa no sólo a estas dos personas que comprenden tan bien la importancia de nuestra Obra, sino además otras de la misma Orden, que poseen las iguales dotes y disposiciones para encargarse del difícil apostolado de Africa Central.


[1948]
Por eso me he puesto a meditar y estudiar seriamente, junto con nuestro querido P. Estanislao, para encontrar la manera de conciliar el bien de la Nigricia y los intereses de mi naciente Obra con las insistentes declaraciones del Emmo. Card. Prefecto y con los razonables deseos del P. Guardi. Así se nos ha ocurrido que, en caso de que le pareciera bien a V. E. Rma., sería muy conveniente que poco a poco se crease dentro del recinto del Instituto masculino, o a poca distancia de él, una pequeña Casa Camila in adiutum a los Institutos de negros, que se hiciera cargo especialmente de la atención a los Enfermos, con objeto de que, desarrollándose bien esta Obra, se pudiese confiar más tarde a la Orden de los Ministros de los Enfermos la evangelización de una entre las mil tribus de negros de Africa Central. Finalidad para la que resultaría fácil a nuestra Obra otorgar una parte de sus recursos.


[1949]
Y ésta, Monseñor, es la idea a la que pensaba aludir en una de las cartas que le escribí últimamente. Después de haberla sometido nosotros a cuidadosa meditación, opinamos que podría llevarnos a una solución muy razonable y feliz, y ser fecunda en grandes beneficios para la pobre Nigricia. Pero es eso: una idea. El P. Carcereri se la mencionó a principios de este año al P. Guardi, y luego no se ha dicho ni hecho nada más. No veo, pues, por qué motivo el P. Guardi habla de iniciativa, que jamás le fue pedida, y de comprometer su Orden, a la que nunca se ha dirigido nadie de manera oficial, ni por parte de mis Institutos ni de la Misión.


[1950]
En cuanto a los PP. Carcereri y Franceschini, en ningún momento se han considerado separados de su Orden –es más, apoyados en su Rescripto, lucharon contra el P. Guardi, que amenazaba con conceptuarlos como tales–, ni por mí, ni por el Obispo de Verona, ni por nadie que yo sepa, han sido o son mirados como ajenos a la misma. Por eso me encuentro en idéntica situación que Su Eminencia: la de no saber sobre qué base ni por quién son Cercereri y Franceschini considerados como separados de su Orden.

Además estoy en condiciones de asegurar a V. E. que ni el Obispo de Verona ni yo hemos hecho gestión alguna al respecto con esa ínclita Orden.


[1951]
Nosotros vivimos de la gracia de Dios y de la paternal protección de V. E. Rma. Por difícil que sea la empresa en la que estamos embarcados y que intentamos llevar a buen puerto, por furibundas que sean las tempestades que nos puedan sorprender, apoyados en el Señor y en V. E., no tememos nada. Mientras, insistimos en la oración. Las palabras de Cristo son más sólidas y seguras que todos los tratados de las potencias del mundo; por eso el petite ed accipietis es más sólido y seguro que el Tratado de Viena de 1815, que el de París de 1856, que el de Nikolsburgo y Praga de 1867, y hasta que la Convención del 15 de sep. de 1864, etc. Atqui se ruega por nuestra Obra en todas partes, ergo alcanzaremos un resultado feliz en nuestro intento, non obstantibus mundo et diabolo.

Dígnese V. E. Rma. acoger benignamente mis más sentidas expresiones de agradecimiento, también por su gratísima y venerada carta del 19 del pasado mes. Todos nosotros le pedimos su pastoral bendición, mientras con sentimientos de la más profunda veneración y gratitud paso a suscribirme



De V. E. Rma.

hummo., devotmo. e ind. hijo

Daniel Comboni






323
Mons. Joseph De Girardin
0
El Cairo
7. 8.1869
N. 323 (303) - A MGR. DE GIRARDIN

AOSIP, Afrique Centrale



W.J.M.J.



El Cairo, 7 de agosto de 1869



Monseñor:



[1952]
El pasado mes de diciembre, encontrándome en París, tuve la suerte de darle a conocer en un pequeño informe la importancia de mis Institutos de Egipto en cuanto a preparar válido personal para la conversión de la Nigricia interior. También le presenté la carta de recomendación de Monseñor Ciurcia, Arzobispo de Irenópolis, Vicario Apostólico de Egipto y Superior del vasto Vicariato de Africa Central, a fin de instar a la Obra de la Santa Infancia a venir en socorro de una Obra de la que depende sin más la conversión de tantos pueblos de la Nigricia central.


[1953]
Usted tuvo la bondad de hacerme esperar buenas ayudas en el próximo reparto general de las limosnas de la Obra; pero aunque nosotros seguimos rescatando de la muerte eterna a muchos niños infieles, sobre todo de raza negra, que fueron rechazados y abandonados y enfermaron, hasta ahora, Monseñor, no he recibido nada. Es mi deseo, pues, renovar mi humilde petición, rogándole que acuda pronto en ayuda de las tres casas que he fundado en el breve espacio de dieciocho meses con enormes sacrificios. Como comprenderá, es sobre todo en las fundaciones cuando se necesitan grandes recursos; y nosotros los precisamos para lo antes posible, con el personal formado en Egipto, podernos lanzar al centro de Africa en socorro de las poblaciones más infelices y abandonadas de la tierra.


[1954]
Tuve ocasión de explicarle dos veces el alcance, la importancia y la historia de la Misión de Africa Central, erigida por Gregorio XVI. Me limito ahora a decirle unas breves palabras sobre mis Institutos de Egipto, que están destinados a formar Misioneros negros de los dos sexos para que enseguida se conviertan en apóstoles de sus países del centro.

El primer Instituto es de Misioneros y se llama Casa del Sagrado Corazón de Jesús. Lo componen cuatro Misioneros, un laico y tres negros. Los primeros se ocupan de todo lo concerniente al ministerio sacerdotal, y sobre todo de instruir a los alumnos negros y a las catecúmenas. También tienen a su cargo la dirección espiritual de los otros dos Institutos.


[1955]
El segundo Instituto, el de las Maestras negras, se llama Casa del Sagrado Corazón de María, y para él he llamado a las Hermanas de San José de la Aparición. Lo componen tres Hermanas y diecisiete maestras negras. Su finalidad es formar buenas maestras negras para la educación y el apostolado de las nativas de Africa Central. Aneja a esta casa está la enfermería, un pequeño hospital para las negras enfermas y para los niños abandonados.


[1956]
El tercero es llamado Casa de la Sagrada Familia, porque se encuentra a veinticinco pasos de la santa Gruta donde la Sda. Familia, exiliada en Egipto, vivió por siete años. Su personal consiste en dos Hermanas de la Orden Tercera, claustrales, que traje de Verona después de la supresión de las Ordenes religiosas en Italia, y en cinco maestras negras que imparten enseñanza en árabe, italiano, francés y denka. Esta escuela, a cuyas clases asisten herejes e infieles, goza de renombre porque allí son negras las que enseñan.


[1957]
Ya comprende usted, Señor Director, que para edificar tres casas, dotarlas de todo lo necesario y mantener en ellas más de cincuenta personas se necesita mucho dinero. Piense que estas tres casas son el centro de propagación del apostolado de Africa Central. Y ésta constituye la misión más difícil e importante del Catolicismo, dado que el Evangelio nunca ha penetrado en estas poblaciones, que sobrepasan el número de cien millones de infieles. Le hablo con todo conocimiento de causa porque he sido uno de los misioneros que se han adentrado, después de seis meses de viaje continuo, hasta los cuatro grados de latitud. De treinta y nueve misioneros, sólo hemos quedado seis –de los cuales yo soy el único que trabaja–, y los otros treinta y tres murieron en estos países abrasados.

Después de doce años del más difícil apostolado, le pido una ayuda muy fuerte porque tengo una extrema necesidad de ella. Sé que no sólo socorre a China, sino también a la pobre Africa. Le ruego con lágrimas en los ojos que me favorezca. Dios recompensará su celo, y las pías Asociaciones serán bendecidas por una multitud de almas salvadas.

Reciba, Monseñor, la aseveración de mi más alta estima y las expresiones de mi agradecimiento hacia su persona, de la que seré siempre



Su devotísimo servidor

Daniel Comboni

Misionero Apostólico de Africa Central

Superior de los Instos. de Negros de Egipto



Original francés.

Traducción del italiano






324
Autógrafo en foto
1
El Cairo
7. 8.1869
N. 324 (304) - AUTOGRAFO EN FOTO

AFV, Versailles



El Cairo, 7 de agosto de 1869





325
Contrato arrendamiento
1
El Cairo
9. 8.1869
N. 325 (306) - CONTRATO DE ARRENDAMIENTO

ACR, A, c. 18/34



Viejo Cairo, 9 de agosto de 1869





326
Claude Girard
0
El Cairo
27. 8.1869
N. 326 (307) - A CLAUDE GIRARD

AGB



W.J.M.J.



El Cairo, 27 de agosto de 1869



Mi queridísimo amigo:



[1958]
Le ruego que hable en Tierra Santa sobre el reparto de premios de los Hermanos de las Escuelas Cristianas: ha sido verdaderamente magnífico. Saque un buen artículo, pero no diga que le escrito a usted al respecto; todavía estoy en los comienzos, y me conviene andarme con cierto cuidado en El Cairo. He aquí un compendio:

«El 23 de agosto fue uno de los más hermosos días para la capital de Egipto y para los católicos. Quien por la tarde hubiese recorrido las calles de El Cairo se habría encontrado con una afluencia extraordinaria de toda suerte de personas, provenientes no sólo de los muy extensos barrios de la ciudad, sino también de los periféricos: Bulai, Viejo Cairo, Scubra, etc.

La meta de esta extraordinaria afluencia era la grandiosa institución de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, donde la juventud más distinguida de Egipto y de la colonia europea daba la prueba anual de su provecho en los estudios.


[1959]
Aquí donde en tiempos antiguos los sabios de Grecia venían a aprender su ciencia, a perfeccionar sus leyes; aquí donde los restos de tantos monumentos seculares declaran todavía el inmenso desarrollo del genio artístico de los antepasados, pero donde ahora reina desde hace tantos siglos la más deplorable ignorancia consumada bajo las leyes del Corán; aquí, decía, asistir a las más espléndidas funciones teatrales declamadas del modo más distinguido y con una espontaneidad admirable, y encima simultáneamente en tres o cuatro lenguas, como el árabe, el francés, el turco, el italiano, el inglés, el griego y el hebreo; presenciar una acción dramática auténtica, ingeniosa, libre, noble y original; escuchar en conciertos de grupos musicales la interpretación al piano, y con instrumentos de cuerda y de viento, de obras de los más destacados maestros del arte, ejecutadas con una seguridad, espontaneidad y precisión muy elevadas; recrearse con las exposiciones al público de pinturas y dibujos encantadores, de mapas y bellísimas y raras caligrafías de todo tipo, de copias y originales, de colecciones de zoología, botánica y mineralogía, de bellas formas de arquitectura y de mil producciones más del talento que no son fáciles de describir, y todo ello realizado por unos muchachos geniales, pertenecientes a las cinco clases y once subdivisiones del colegio, y por niños de la escuela gratuita, dividida en dos clases y cinco subdivisiones, todos ellos comprendidos entre las edades de seis a quince años, es un espectáculo que ha sorprendido y embelesado no solamente a los orientales, sino también a los europeos.


[1960]
Saludamos con mucha alegría esta época en que se despierta en Egipto el amor a la ciencia, muestra de lo cual es el acto al que con profunda emoción hemos asistido. El admirable celo de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, a cuyo frente está el incomparable Hermano Ildefonso, merecía absolutamente esta aprobación solemne que les han dado toda clase de ciudadanos, los jefes de todos los Institutos de la capital, los Obispos, así como personajes ilustres de la vida civil y militar y europeos.

Este estupendo reparto de premios ha estado presidido por el digno representante de Francia en El Cairo, Mr. Franco, acto al que asistieron además los cónsules de Inglaterra, Bélgica, Persia, Grecia, España, Prusia, etc., y también muchos altos cargos del Gobierno egipcio, como SS. EE. Haffiche Bajá, Arekf Bajá, Hussein Bey, el gobernador civil y muchos personajes de la Casa del Virrey y del Gobierno.


[1961]
El Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas es uno de los elementos más importantes del apostolado católico y de la civilización cristiana y europea en Egipto. Aquí se aprenden y se admiran todos los progresos de los estudios europeos. El bien que hacen estos generosos Hijos del Venerable De La Salle, cuya influencia alcanza ya al universo entero, por el que propagan la civilización con sus 1300 casas, es algo que se comprobará en el futuro.Sin embargo, el Instituto de los Hermanos ha dado ya grandes frutos en Egipto. Muchos de los que en él han terminado con honor sus estudios ocupan ahora importantes cargos en el régimen, y están presentes en todos los negociados de los diversos departamentos del Gobierno.


[1962]
Es un placer para nosotros dirigir nuestras alabanzas más justas y sinceras a estos verdaderos iniciadores de la civilización moral e intelectual de Egipto y congratularnos con ellos. Francia, esta generosa protectora y propagadora de la civilización europea, encuentra buena recompensa en los Hermanos, porque por medio de ellos extiende su influencia en Oriente. Ella se lo merece, pues allí donde hay una causa católica y humanitaria, siempre está Francia. Pero los Hermanos sirven sobre todo la causa de la Iglesia, mediante el admirable ejemplo que dan a los pueblos con su santa y ordenada vida y con las sublimes máximas de moral y de espíritu que imprimen en los corazones de sus alumnos, etc.»


[1963]
Mi querido amigo, con estas sugerencias haga usted mismo un espléndido artículo para «Tierra Santa». Le aseguro que raramente se ve en Europa, ni siquiera en París, tan estupenda y solemne ceremonia de reparto de premios como la de El Cairo.

Presente mis repetos a su esposa e hijos y a los Padres de La Salette, etc.



Su amigo para siempre

Daniel Comboni



Original francés.

Traducción del italiano






327
Mons. Luis de Canossa
0
El Cairo
2. 9.1869
N. 327 (308) - A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/68



Alab. J. y M. Eternamente así sea.

El Cairo 2 de septiembre de 1869



Excelencia Rma.:



[1964]
Estamos impacientes por recibir unas estimadísimas líneas de V. E. porque hace más de dos meses que nos encontramos ayunos de ellas. Monseñor el Delegado lleva un mes en Damasco reponiendo su salud. Durante todo el verano hemos tenido un calor sofocante: en nuestras habitaciones había de 40 a 45 grados, y a nuestra puerta, al sol, de 60 a 66. Y esto desde las doce del mediodía hasta las tres. Nuestro querido D. Bartolo lo pasó muy mal con ello, pero ya está mejor. Si yo tuviera cincuenta misioneros como él, convertiría media Africa. En contra de lo que yo esperaba y de su apariencia externa, tiene cualidades eminentes y propias de un misionero. ¡Que Dios nos lo conserve mucho tiempo, para edificación nuestra y para el bien de la Nigricia!


[1965]
El P. Zanoni me escribió ofreciéndose a regresar. Me dijo que tenía el proyecto de fundar en otra localidad, según nuestro Plan, un nuevo Instituto, y se me ofreció en cuerpo y alma. Nosotros sabemos positivamente que declaró que no iba a exponer a nadie su idea, ni siquiera al Obispo de Verona. Sólo abrió su corazón a la Sra. Margarita Tommasi, quien por otro lado, olvidando lo ocurrido entre ella y yo, quiere, de acuerdo con Zanoni, trabajar para la Obra. Yo he adoptado el sistema de abstención aprobado por V. E., y nunca escribiré a Zanoni. Y junto con mis compañeros, sería de la opinión de no comprometernos ni poco ni mucho con la Tommasi, que con su imprudencia y locuacidad sólo traería descrédito a la Obra, pondría en peligro la dignidad de la misma, y querría quedarse con el doble de lo que recogiese y vivir de la Obra, abusando del cargo de colectora para proveer a sus necesidades. Si acaso se presentase ante V. E. por este motivo, pídale la relación específica de los países y personas de los que ha recogido los donativos del año pasado, al ser deber de una buena administración dar cuenta de todo. Verá cómo no hay nada que hacer.


[1966]
Nuestras tres casas marchan bien. Monseñor el Delegado me escribió diciéndome que había hecho un nuevo informe al Cardenal, favorable en todo a nosotros; y como yo le había preparado un informe sobre nuestras Casas antes de su marcha a Siria, me volvió a escribir ordenándome que le hiciera una copia del mismo para mandarla a Propaganda. Monseñor, confiemos en ese Dios que quiere que nuestra Obra nazca al pie de la cruz. El día de San Cayetano, el Duque de Módena me mandó una bonita carta de su puño y letra, en la que gentilmente incluía un pequeño efecto de la Banca Austríaca por valor de quinientos francos. Confiemos en Dios.


[1967]
Nosotros rogamos y conjuramos a su paternal corazón para que nos envíe con el P. Angel de Pirano a la maestra Angela Degani, que la Madre Valerio formará como misionera de Africa. Me falta papel para explicar a V. E. lo útil y necesaria que nos puede ser. El P. Carcereri, la M. Catalina y yo le suplicamos in Visceribus Christi que nos escuche, y nos mande a la maestra Degani

Tenemos muchos asuntos que tratar con vistas a la época del Concilio. Nosotros nos preparamos para él con la oración y con las cruces, que nos son dos cosas muy queridas.

Mis consideraciones más distinguidas al Marqués Octavio, a D. Vicente, y a Mons. el Vicario de su hummo. y devotmo. hijo



Daniel Comboni

Reciba los respetuosos saludos de todos nosotros, que pedimos su santa bendición.

El otro día bauticé in articulo mortis a una niña infiel; hace dos horas que Carcereri ha bautizado a otra.






328
Mons. Luis de Canossa
0
El Cairo
8. 9.1869
N. 328 (309) A MONS. LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/69



Alab. J. y M. Eternamente así sea.

El Cairo, 2 de septiembre de 1869



Excelencia Rma.:



[1968]
Quizá V. E. se encuentre en el sagrado retiro de los Santos Ejercicios, y no dudo que rogará por sus hijos de Africa. Qué largo es el Señor en sus bendiciones, y qué generoso igualmente con sus cruces, que se muestran como medio absolutamente necesario para llevar a cabo sus Obras. Le escribo con un solo ojo, porque el otro está con dolores, afectado de oftalmía egipcia.


[1969]
Acuérdese de recomendar al pío clero veronés que eleven fervientes oraciones por nosotros cuando estén recogidos en los Santos Ejercicios en el Seminario. Nosotros haremos otro tanto. La omnipotencia de la oración es nuestra fuerza.

Aunque en sólo cuarenta días las Sociedad de Colonia me había mandado cinco mil francos, el día de San Cayetano (en que S. A. el Duque de Módena me enviaba una bonita carta adjuntando un pequeño efecto sobre Rotschild de París) escribí a ese Presidente pidiéndole que me mandase otros cinco mil, porque, con otro dinero que tengo, quiero comprar una pequeña casa a buen precio. He aquí la respuesta, firmada por el Presidente y por todos los demás miembros de la ínclita Sociedad:

[Lo que sigue está en francés en el original. La traducción ha sido hecha del italiano.]

«Colonia, 19 de agosto de 1869

Muy Rvdo. Padre:


[1970]
Hemos recibido su carta en la que figuran informes muy interesantes concernientes a su santa Obra, y por la bondad de la Providencia divina nos hemos reunido hoy todos los miembros de nuestro Comité en sesión extraordinaria para someter a deliberación y discusión las propuestas que nos ha enviado. Comprendemos bien que sería de gran importancia poseer una casa para sus Institutos, en lugar de pagar por el alquiler tan grandes cantidades. Hasta este momento lo hemos confiado todo a su admirable celo y a su gran sagacidad: depositamos igualmente en usted la responsabilidad de los gastos extraordinarios que va a realizar.


[1971]
Estamos convencidos de que usted actúa concienzudamente en interés de nuestra Obra, y por ello hemos decidido concederle la cantidad de diez mil francos (quinientos napoleones de oro), que ponemos enteramente a su disposición, y que recibirá de nuestro banquero A. Schaffhausen de Colonia.

Mons. Meurin de la Compañía de Jesús, Obispo de Bombay, en la India, que le ha visto en El Cairo, nos ha dado buenísimas noticias de sus Institutos en un discurso muy elocuente pronunciado en la “Burgergesellschaft” el domingo pasado. Estas buenas noticias no pueden menos que aumentar nuestro interés por su santa Obra y animarnos a ayudarle en lo posible.

Le avisamos que la Emperatriz de Francia se dispone a partir para Egipto, etc. etc.

Acepte las manifestaciones de nuestro profundo respeto y crea en la sincera devoción que le consagran todos los miembros del Comité de la Sociedad de Colonia para la Conversión de los Pobres Negros».



[Siguen las firmas del Presidente y de todos los miembros.]


[1972]
Monseñor, diez mil francos con las declaraciones de tan hermosa carta de estos Señores, que habiéndose obligado a pasarme sólo cinco mil francos al año, me han dado en cambio 28.300 francos en veintiún meses, no son ninguna tontería. Otro miembro de la misma Sociedad me escribió una carta en inglés con el resumen del discurso del mencionado Obispo sobre el Plan y la Obra y sobre el pobre D. Daniel. Pues bien, me sonrojo con los elogios formulados por ese Obispo Jesuita, porque estoy profundamente convencido de no merecerlos y de ser el siervo más inútil de la tierra. Pero los acepto por motivo de interés pecuniario. ¡¡El dinero es una gran tentación de nuestro Señor Jesucristo!!


[1973]
El mismo Obispo, junto con otro, habló en igual sentido en la reunión del Consejo de la Propagación de la Fe en Lyón, y en otra ocasión le transcribiré la carta de ese Presidente. El Ab. Negrelli me ha comunicado desde Reichstadt que Mons. Bragato tiene preparadas mis peticiones para presentarlas en el momento oportuno a SS. MM.


[1974]
Nuestros buenos misioneros andan muy bien de salud. El P. Carcereri no estuvo nunca ni siquiera una hora malo por efecto del sol africano. La Casa del Sdo. Corazón de María va bien, pero tuve allí dos Hermanas muy enfermas. Un buen doctor de El Cairo, por haberle dado sólo una moneda de veinte francos por la visita, no volvió más. Es un italiano de Pisa. En cambio mi médico turco, bastante capaz, que desde hace año y medio viene casi todos los días, nunca quiere recibir un céntimo, salvo mi amistad. Reza diariamente a Mahoma por nosotros, y dice que no hay sobre la tierra hombres similares. Pero son raros estos musulmanes buenos.

Presente mis respetos al Marqués Octavio y a toda la noble familia, y a Mons. el Vicario, Perbellini y D. Vicente. Encomiéndenos a las oraciones del Sr. Rector del Seminario el M. R. D. Dorigotti, etc., etc. Nos fue muy grato leer la carta de la Sup. de las Canossianas en China; tenemos que formar una liga de oraciones.

Le beso el sagrado anillo, declarándome en los Sagrados Corazones de Jesús y María



De V. E. Rma. hum. y obed. hijo

Daniel Comboni

La Madre Catalina y la Casa de la Sda. Familia van estupendamente.






329
Mensaje a Pio IX
0
El Cairo
19. 9.1869
N. 329 (310) - MENSAJE A PIO IX

«L’Unità Cattolica» n. 232 (1869), p. 1076



El Cairo, 19 de septiembre de 1869



Beatísimo Padre:



[1975]
En este día consagrado a honrar los maternos dolores de la Virgen Inmaculada, acordándonos de los que Vos sufrís a diario por la más santa de las causas, es una gran alegría para nosotros unirnos a todo orden de personas, que, desde todas partes del mundo católico, se disponen a daros testimonio de su afecto de hijos también en la faustísima circunstancia del Concilio Ecuménico, no último de los espléndidos acontecimientos de vuestro glorioso Pontificado.

Desde estas inhóspitas arenas os reiteramos el consuelo de ese homenaje de amor filial y de fe ilimitada que, pocos meses ha, nos llevó ante vuestros pies para congratularnos con la noble y católica juventud italiana del solemne quincuagésimo aniversario de vuestro santo Sacerdocio, y consolaros de las muchas amarguras que os causan tantos desaconsejados hermanos nuestros, a la vez que manifestamos la más tierna y decidida adhesión a la causa que Vos representáis y sostenéis tan valientemente.


[1976]
Lanzados por la voluntad divina y por vuestra santa palabra a estas lejanías, no sólo no han disminuido en nosotros el afecto y la veneración que en la patria siempre nos gloriamos de profesaros, sino que podemos incluso afirmar que Vos os volvéis cada día para nosotros algo más sagrado, una maravilla más sorprendente, un amor más fuerte. En la triste soledad que nos circunda, vuestro nombre es el más dulce de nuestros recuerdos; vuestra imagen, la más grata de nuestras compañías; vuestra historia, el objeto más frecuente de nuestras conversaciones. Cada día por Vos rezamos, de Vos hablamos, en Vos pensamos, con Vos sufrimos, y jamás nos sorprende la noche sin haber obtenido de nuestros alumnos un suspiro y una oración por Vos.


[1977]
Adorado Pontífice y Rey, que el Cielo os guarde por largos años para gloria de la Iglesia, para defensa de la justicia, para consuelo de la sociedad, para apoyo de los buenos y para prosperidad de las Misiones católicas, ya que en Vos se compendian todos los intereses espirituales y sociales de la pobre humanidad: todo el mundo, aun no queriendo, os mira a Vos, y ante Vos todos, hoy día, o tiemblan o esperan. Nunca el Pontificado Católico ha sido tan importante para el mundo entero como con Vos, ni nunca Romano Pontífice ha ejercido la representación de Dios sobre la tierra tan ampliamente como Vos.

Deseamos que podáis ver coronada con éxito esa gran Obra del solemne Concilio Ecuménico que, sin duda por supremo consejo, habéis emprendido, y gozar de los saludables efectos que nos prometemos con Vos del mismo, en la enmienda de tantos descarriados y en la reforma de la trastornada sociedad. Presentándoos como homenaje y ayuda al Concilio la pequeña pero cordial oferta de veinticinco liras italianas, os prometemos desde ahora por nuestra parte una absoluta obediencia de voluntad e intelecto a las decisiones que en él se tomen, dispuestos a enseñarlas y defenderlas hasta con la sangre y con la muerte, como expresas revelaciones de Dios.


[1978]
Y a la par nos permitimos suplicaros humildemente que en esa circunstancia solemne hagáis que se tengan especialmente en cuenta, además de los intereses y necesidades de todas las otras Misiones, los de las Misiones de nuestra tan infeliz Nigricia, necesidades que son en ella, sin parangón, las mayores que ha habido hasta ahora, y además, por desdicha, las más desesperadas. Sin embargo, también entre los negros, oh Padre Santo, hay ovejas que pertenecen a vuestro rebaño; también entre los negros hay corazones capaces de amaros; también entre los negros –y nos regocijamos de poderlo afirmar por nuestra experiencia– Dios tiene preparadas grandes satisfacciones para la Iglesia, y para Vos, su Vicario. La hora de la salvación parece haber sonado también para esta nación doblemente infeliz. El grito conmovedor de sus seculares desdichas ha encontrado ya respuesta en vuestro paternal corazón. Y es nuestro deseo que los pastores del mundo católico participen de una chispa de vuestra caridad por la Nigricia, prometiéndonos con ello unas nutridas filas de diligentes Apóstoles, una cooperación eficaz y unánime, y el cumplimiento de la profética palabra del que, movido por el Espíritu Santo, preanunció la salvación de los negros diciendo: «coram illo procident Aethiopes».


[1979]
Este es el voto de los Misioneros, de las Hermanas, y de las Maestras, que son los que dirigen la educación de los negros y negras de nuestros Institutos y la Escuela femenina del Viejo Cairo, mientras os ofrecen cuatro nuevos neófitos adultos, hoy mismo arrebatados a las tinieblas de la infidelidad, y regenerados en el agua bautismal. Y tal es también el deseo y la plegaria de estos neófitos, que, junto con otros que les precedieron en la gracia del bautismo, han hecho hoy su Primera Comunión por Vos. Como asimismo es la esperanza que depositan a vuestros pies nuestros catecúmenos, los cuales suspiran por el momento de poderos llamar Padre.

Vuestra santa bendición a estos ardientes anhelos de nuestros corazones obrará de manera que no última entre las gemas preciosas de vuestra gloriosa corona sea la redimida Nigricia.



Daniel Comboni



[Siguen las firmas de los miembros del Instituto.]






330
Mons. Luis de Canossa
0
El Cairo
9.1869
N. 330 (311) - A MONS LUIS DE CANOSSA

ACR, A, c. 14/70



Alab. J. y M. Eternamente así sea.

El Cairo, septiembre de 1869



Excelencia Rma.:



[1980]
Gracias al Señor el calor ha pasado; estamos ya en otoño, y ahora en nuestras habitaciones no hay más que 27, o como mucho 28 grados Réaumur [34 ó 35 grados Celsius], y esto únicamente desde las doce del mediodía hasta las tres de la tarde. Sin embargo, notamos el peso del largo silencio de nuestro veneradísimo padre y Superior, Obispo y pastor, que nos tiene tres meses sin comunicarnos nada, ni siquiera por medio de otra persona.

He aprovechado la ocasión de cuatro solemnes bautismos que he administrado en nuestra capilla del Sdo. Corazón de María a dos negras idólatras de veinte años cumplidos, a una musulmana de veinticinco años y a un negrito de quince, el domingo pasado, fiesta de los Siete Dolores e Indulgencia Plenaria del B. Pastor (contra lo que nuestro amadmo. Card. Barnabò escribió a Lyón: que nuestra obra sólo tenía 40 días de indulgencia en Verona), he aprovechado, decía, la ocasión de esta tierna ceremonia, y de algunas primeras Comuniones de otros anteriormente convertidos, para presentar a Su Santidad Pío IX, en homenaje y en ayuda al Concilio Ecuménico, un mensaje y una pequeña pero sentida oferta de nuestros tres Institutos para la Regeneración de Africa, y lo he mandado todo a nuestro venerado D. Margotti para que, si le parece, lo publique en L’Unità Cattolica. La ceremonia del Bautismo duró tres horas. Todos lloramos. No le puedo expresar el ansia y la sed que, sobre todo las tres convertidas, tenían del Bautismo.


[1981]
En el Evangelio me dirigí a la concurrencia en árabe, y también hice en árabe las pláticas de antes y después de la comunión. Entre los presentes había una musulmana que enseguida quiso convertirse a nuestra fe; pero se lo impidieron sus padres. Asiste a nuestra escuela. El lunes siguiente admití en el Instituto a una negra idólatra de veintisiete años, que desde hacía más de dos meses andaba detrás de nosotros, a causa de la impresión que había hecho en ella una de nuestras convertidas del año pasado que ahora está en el Alto Egipto.


[1982]
Ya ve, Monseñor y muy querido Padre nuestro, que se va picoteando, como dicen en Verona. Pero el picoteo será mucho mayor aún cuando agarremos los trescientos mil francos que vamos a sacar de América.

La Emperatriz Carolina de Salzburgo me envió 150 florines por medio de la Sociedad de Colonia. Pero ese pánfilo de Mr. Girard manda cosas y objetos de culto a todos, menos a mí. Se los manda a quien no los necesita, como los armenios; y no hace mucho envió unas cajas de casullas y ornamentos blancos a un cura secularizado de Alejandría, que los vende en la plaza a precio tirado para pagar los gastos de envío. Pero yo se lo he hecho saber en una carta que le he escrito recientemente. Mándenos la bendición, presente nuestros respetos al Marqués Octavio, y reciba las reverencias de todos junto con las de

Su devotmo. Daniel