Roma, sábado, 24 de septiembre de 2011
Ayer, 23 de septiembre, dio inicio el Año Comboniano de Formación Permanente (ACFP) –por primera vez en Roma– en el Centro de Formación Permanente de los Misioneros Combonianos. Es el inicio de una nueva etapa de la iniciativa de formación permanente que se ofrece a los combonianos después de sus primeros 10-15 años de servicio misionero.

Los participantes de la 15ª edición del ACFP son diecinueve, once de ellos latinoamericanos, cinco africanos y tres europeos. Quince misioneros han trabajado en África, tres en América y uno en Macao (China) –ver la lista anexa de los participantes. En este momento, el equipo de coordinación está constituido por los padres Danilo Cimitan y Siro Stocchetti así como por el hermano Guillermo Casas Rosell quienes, junto con el padre Manuel João Pereira Correia, conforman la Comisión Central de Formación Permanente.

Para el padre Siro, “la actividad del primer día estuvo marcada por dos momentos significativos: el encuentro para compartir por la mañana, y la misa de apertura al final de la tarde”.

Con respecto a la mañana del primer día, el P. Siro, miembro del equipo de coordinación y uno de los responsables por la organización de las actividades del curso, dijo: “En la reunión, cada participante, además de haberse presentado, compartió los sentimientos que lo acompañan al inicio del curso y sus expectativas. La mayoría afirmó estar contenta y agradecida por esta oportunidad, un don de Dios a través del Instituto. Después del intenso periodo de trabajo misionero de los últimos años, todos sienten la necesidad de detenerse para recuperar sus energías físicas y sicológicas, profundizar la vida espiritual, reavivar el entusiasmo inicial y, en algún caso, curar las heridas que también hacen parte de nuestra vida. Algunos compartieron que no estaba en sus planos tomar este curso, pero que, ya estando aquí, han visto que este año sabático podrá traer beneficios para crecer humana y espiritualmente. En general, hubo una comunicación profunda y fraterna.”

“Nos encomendamos –concluyó el p. Siro– a la intercesión de la Santísima Virgen, Reina de las Misiones y a San Daniel Comboni para que este tiempo sabático nos conduzca a un encuentro más profundo con nosotros mismos, con nuestros hermanos y con Dios, para un renovado compromiso misionero”.

La eucaristía, al final de la tarde, fue presidida por el P. Antonio Villarino, quien dio la bienvenida oficial a los participantes en nombre del Consejo General, invitando a los presentes a aprovechar esta oportunidad con responsabilidad, y sacarle el mayor provecho para el bien personal y de la misión. “En esta ocasión tengo el honor de darles la bienvenida en nombre del Consejo General y, también de alguna manera, en nombre del Instituto. Este es un tiempo precioso para cada uno de ustedes, para hacer una alto, descansar, orar, escuchar… para encontrarse con su verdadera vocación de hombres, de discípulos y de misioneros”, insistió el P. Villarino.

“El ACFP –afirmó el padre Villarino- es un enorme regalo, una gran oportunidad. Es la posibilidad de detenerse para un encuentro más consciente e profundo consigo mismos, con Dios, con san Daniel Comboni y con los hermanos, como se puede leer en el Carta Formativa del ACFP”. Y concluyó con una invitación a tener apertura y disponibilidad por parte de los participantes: “El equipo coordinador tiene mucha experiencia. Pienso que harían bien ustedes al dejarse guiar por ellos con humildad y disponibilidad.” (Ver en anexo la homilia del P. Villarino).

Las actividades del primer día terminaron con la cena junto con las otras comunidades que hacen parte del distrito de la Curia General de Roma.