Los fariseos plantean a Jesús una pregunta para ponerlo a prueba. Esta vez no es una cuestión sin importancia, sino un hecho que hace sufrir mucho a las mujeres de Galilea y es motivo de vivas discusiones entre los seguidores de diversas escuelas rabínicas: “¿Le es lícito al varón divorciarse de su mujer?”.

Una humanidad que cree en el amor fiel

Un comentario a Mc 10, 2-13

La lectura bíblica que hacemos hoy pasa por alto el primer versículo del capítulo 10, en el que se dice que Jesús pasó “al otro lado del Jordán”. A muchos les parece que esta indicación geográfica es una referencia menor o incluso equivocada (un despiste de Lucas). Sin embargo, a mí, que no soy experto, sino solo lector habitual de los evangelios, me huele que detrás de esa nota geográfica se esconde una intención interesante, que me atrevo a compartir aquí.

El río Jordán tiene un valor profético muy importante para el pueblo de Israel, comparable quizá al Mar Rojo. Si éste fue el límite primero entre la esclavitud de Egipto y el camino hacia la tierra prometida, el Jordán fue el que tuvieron que atravesar para entrar precisamente en esa tierra de Dios. Por eso atravesar el Jordán puede tener mucho que ver con “volver a entrar” en la tierra prometida, regenerar profundamente la vida querida por Dios, perdida entre tantas traiciones y claudicaciones. Por eso el Bautista fue a bautizar al Jordán invitando a la gente a la conversión, es decir, a dejar atrás el hombre viejo y empezar de cero, con una nueva fidelidad al proyecto de Dios.

Jesús se inserta plenamente en esta propuesta de regeneración. Y por eso me suena que, después de atravesar el Jordán, se le plantea a Jesús una cuestión de gran importancia, que nos afecta a todos: el plan de Dios para el matrimonio, realidad primera y más significativa de la vida humana y de la alianza “matrimonial” de Dios con su pueblo.

Me parece que la respuesta de Jesús no tiene que ver con una casuística de derecho matrimonial, sino con una propuesta de renovación profunda; parte importantísima de esa renovación profunda es volver a los orígenes, volver a la fidelidad a Dios, tanto en el matrimonio mismo como en la vida social.

En todo caso, repito que este texto no se puede entender como una actitud moralista o canonista, un enredarse en cuestiones de hasta dónde puedo separarme y hasta donde soy libre para hacer lo que quiero. El texto es el llamado a una regeneración total de la vida, en la que el matrimonio se vuelve “sacramento”, signo y realidad de la vida entendida como amor y fidelidad.

Por eso podemos decir que la imagen más fiel de la Iglesia es una pareja que se aman y son ante el mundo imagen del amor original y definitivo de Dios, un amor fiel y definitivo. Algunos entenderán esto, otros dirán que eso es una ingenuidad. Yo he tenido la suerte de conocer parejas jóvenes y maduras que entienden esto y su experiencia de vida es una belleza. Estas parejas representan lo mejor de la humanidad y de la Iglesia. Pueden ser pocas o muchas, pero son una semilla clara del Reino, sin que eso implique desconocer las dificultades reales de la convivencia entre personas. En ese sentido, la vida en pareja es un laboratorio de la humanidad con sus caídas y fracasos, pero el modelo que Jesús propone es el de una humanidad reconciliada que cree en el amor fiel.
P. Antonio Villarino
Bogotá

Marcos 10,2-16

CONTRA EL PODER DEL VARÓN
José Antonio Pagola

Los fariseos plantean a Jesús una pregunta para ponerlo a prueba. Esta vez no es una cuestión sin importancia, sino un hecho que hace sufrir mucho a las mujeres de Galilea y es motivo de vivas discusiones entre los seguidores de diversas escuelas rabínicas: “¿Le es lícito al varón divorciarse de su mujer?”.

No se trata del divorcio moderno que conocemos hoy, sino de la situación en que vivía la mujer judía dentro del matrimonio, controlado absolutamente por el varón. Según la ley de Moisés, el marido podía romper el contrato matrimonial y expulsar de casa a su esposa. La mujer, por el contrario, sometida en todo al varón, no podía hacer lo mismo.

La respuesta de Jesús sorprende a todos. No entra en las discusiones de los rabinos. Invita a descubrir el proyecto original de Dios, que está por encima de leyes y normas. Esta ley “machista”, en concreto, se ha impuesto en el pueblo judío por la “dureza de corazón” de los varones que controlan a las mujeres y las someten a su voluntad. Jesús ahonda en el misterio original del ser humano. Dios “los creo varón y mujer”. Los dos han sido creados en igualdad. Dios no ha creado al varón con poder sobre la mujer. No ha creado a la mujer sometida al varón. Entre varones y mujeres no ha de haber dominación por parte de nadie.

Desde esta estructura original del ser humano, Jesús ofrece una visión del matrimonio que va más allá de todo lo establecido por la Ley. Mujeres y varones se unirán para “ser una sola carne” e iniciar una vida compartida en la mutua entrega sin imposición ni sumisión.

Este proyecto matrimonial es para Jesús la suprema expresión del amor humano. El varón no tiene derecho alguno a controlar a la mujer como si fuera su dueño. La mujer no ha de aceptar vivir sometida al varón. Es Dios mismo quien los atrae a vivir unidos por un amor libre y gratuito. Jesús concluye de manera rotunda: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el varón”. Con esta posición, Jesús esta destruyendo de raíz el fundamento del patriarcado bajo todas sus formas de control, sometimiento e imposición del varón sobre la mujer. No solo en el matrimonio sino en cualquier institución civil o religiosa.

Hemos de escuchar el mensaje de Jesús. No es posible abrir caminos al reino de Dios y su justicia sin luchar activamente contra el patriarcado. ¿Cuándo reaccionaremos en la Iglesia con energía evangélica contra tanto abuso, violencia y agresión del varón sobre la mujer? ¿Cuándo defenderemos a la mujer de la “dureza de corazón” de los varones?
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Misión es no avergonzarse de llamarlos hermanos

Génesis  2,18-24; Salmo  127; Hebreos  2,9-11; Marcos  10,2-16

"Que nadie separe lo que Dios ha unido".

Reflexiones
Con lenguaje poético y mítico, la Palabra de Dios nos revela luminosas verdades sobre el ser humano - hombre y mujer - sobre la familia y el cosmos. La primera verdad es que Adán no se creó a sí mismo: es Dios quien lo creó (I lectura). La palabra Adán, en este caso, quiere decir varón y mujer. Este Adán (el hombre y la mujer) vive en soledad, a la que Dios mismo pone remedio: «No está bien que el hombre esté solo: voy a hacerle alguien como él que le ayude» (v. 18). En última instancia, según el texto bíblico, se podría decir que ni siquiera Dios es suficiente para satisfacer a Adán en su soledad. Para su existencia histórica, Adán necesita también de cosas, de animales, plantas… que el Creador le provee con creces en el encanto del universo, otorgándole incluso la potestad de imponer el nombre a los seres vivientes, es decir, el poder de tenerlos bajo su custodia (v. 19). Según la teología bíblica, la potestad de dominio sobre las cosas creadas corresponde, naturalmente, al ser humano en su globalidad de hombre y mujer, con igual dignidad. Dominio-custodia significa uso, no abuso.

Dios, que ha llamado a Adán a la vida, lo llama ahora a la comunión, a una vida de encuentros y relaciones aptos para llevar a la persona humana al crecimiento, a la plenitud, a la madurez. A Adán, en efecto, no le basta el dominio sobre las cosas: busca alguien como él que lo ayude (v. 20), en plena alteridad e igualdad. Dios mismo presenta al varón esa ayuda, la mujer, Eva, a la cual el hombre siente que no le puede imponer un nombre, esto es, apropiársela, dominarla, porque la reconoce igual a él, parte de sí mismo: “hueso de mis huesos y carne de mi carne” (v. 23). Ambos son iguales en dignidad, llamados a una plena comunión de vida. El primigenio proyecto del Creador era maravilloso, pero el pecado humano vino a romper el equilibrio de las relaciones entre iguales: el respeto cede el paso a la voluntad de dominio, a la violencia de un cónyuge sobre el otro, con las consecuencias dolorosas que todos conocen. Jesús (Evangelio), tras reprochar a su gente “por su terquedad” (v. 5), trató de hacerles volver al proyecto inicial de Dios. Lamentablemente, con escasos resultados, tanto entonces como hoy.

El Concilio Vaticano II tiene palabras que sustentan la dignidad y la santidad del matrimonio y de la familia: “Fundada por el Creador y en posesión de sus propias leyes, la íntima comunidad conyugal de vida y amor se establece sobre la alianza de los cónyuges, es decir, sobre su consentimiento personal e irrevocable. Así, del acto humano por el cual los esposos se entregan y se reciben mutuamente, nace, aun ante la sociedad, una institución confirmada por la ley divina. Este vínculo sagrado, en atención al bien tanto de los esposos y de la prole como de la sociedad, no depende de la decisión humana. Pues es el mismo Dios el autor del matrimonio, al cual ha dotado con bienes y fines varios, todo lo cual es de suma importancia para la continuación del género humano, para el provecho personal de cada miembro de la familia y su suerte eterna, para la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad de la misma familia y de toda la sociedad humana” (Gaudium et Spes, 48). Por eso la oración de la Iglesia se hace insistente, “para que el hombre y la mujer sean una sola vida, principio de la armonía libre y necesaria que se realiza en el amor” (oración colecta). La vida compartida entre el hombre y la mujer en el matrimonio contribuye al bien de la pareja, pero, a la vez, tiene una irradiación misionera sobre los hijos, sobre el ambiente social y eclesial.

Tras hablar de la familia, Jesús se dirige enseguida a los niños y, en general, a los débiles y a los pobres, a los excluidos y descartados de la sociedad, brindándoles afecto, protección, estima, bendiciones (v. 13-16). Jesús ha entrado plenamente en el engranaje y en los recovecos de la historia de los hombres, haciéndose solidario con ellos, compartiendo su origen y sufrimientos. Hasta tal punto que el autor de la carta a los Hebreos (II lectura), con palabras conmovedoras, afirma que Cristo, “no se avergüenza de llamarlos hermanos” (v. 11). Cristo no excluye a nadie de esa amorosa relación fraterna. ¡Aunque sea la persona más reprobable y lejana! Por eso Él es siempre el modelo más radical para cada misionero. He aquí un fuerte llamado para todos en el mes misionero. (*)

Palabra del Papa

(*) «La historia de la evangelización comienza con una búsqueda apasionada del Señor que llama y quiere entablar con cada persona, allí donde se encuentra, un diálogo de amistad (cfr. Jn 15,12-17). Los apóstoles son los primeros en dar cuenta de eso, hasta recuerdan el día y la hora en que fueron encontrados: “Era alrededor de las cuatro de la tarde” (Jn 1,39). La amistad con el Señor, verlo curar a los enfermos, comer con los pecadores, alimentar a los hambrientos, acercarse a los excluidos, tocar a los impuros, identificarse con los necesitados, invitar a las bienaventuranzas, enseñar de una manera nueva y llena de autoridad, deja una huella imborrable, capaz de suscitar el asombro, y una alegría expansiva y gratuita que no se puede contener…. El amor siempre está en movimiento y nos pone en movimiento para compartir el anuncio más hermoso y esperanzador: “Hemos encontrado al Mesías” (Jn 1,41)».
Papa Francisco
Mensaje para el DOMUND (Domingo Mundial de las Misiones) 2021

Siguiendo los pasos de los Misioneros

3    Ss. Ambrosio Francisco Ferro, sacerdote, y 27 compañeros mártires, asesinados por su fe († 1645) a orillas del río Uruaçu (Natal, Brasil). Pertenecen al grupo de los primeros mártires de Brasil, junto con los santos Andrés de Soveral, Domingo Carvalho y otros laicos (cfr. 16/7).

°     B. Josef Mayr-Nusser (1910-1945), mártir italiano de Bolzano (norte de Italia), padre de familia y líder de la Acción Católica, activo en obras asistenciales. Murió en Erlangen (Alemania), camino al campo de concentración de Dachau, porque rehusó prestar el juramento de fidelidad a Hitler, diciendo: “Soy cristiano y mi fe no me lo permite”.

°     B. Jesús E. Jaramillo Monsalve (1916-1989), mártir colombiano, del Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal. Como obispo de Arauca, tomó posición en defensa de los pobres y contra la guerrilla comunista del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que lo secuestró y asesinó.

  1. S. Francisco de Asís (1182-1226), patrono de Italia, enamorado de Cristo pobre, del prójimo y de la Creación, fundador de los Franciscanos. Envió grupos de frailes a evangelizar en diferentes lugares y él mismo fue a Damietta (Egipto, 1219), para anunciar pacíficamente el Evangelio al sultán al-Malik al-Kāmil. Es un fecundo inspirador de nuevas asociaciones de vida consagrada y apostólica, grupos laicales cristianos y no cristianos, asociaciones por la paz, la fraternidad y el cuidado de la Creación.

°     B. Francisco Javier Seelos (1819-1867), sacerdote redentorista alemán, misionero en varias regiones de los EE.UU., falleció por fiebre amarilla en New Orleans (Luisiana).

°     Recuerdo de Carlos Carretto (1910-1988), laico italiano, educador, militante en la Acción Católica juvenil. En 1954 entró a formar parte de los Pequeños Hermanos de Jesús, en Argelia; después de diez años de oración, silencio y trabajo en el desierto del Sahara, fundó en Spello (cerca de Asís) un centro de oración y vida eremítica. Es autor de numerosos libros de espiritualidad cristiana.

  1. Ss. Froilán († 905) y Atilano († 916), obispos españoles de León y de Zamora, respectivamente; abandonaron la vida eremítica para dedicarse a evangelizar las regiones liberadas del dominio de los árabes musulmanes.

°     S. Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa polaca, destinataria de especiales revelaciones de Jesús sobre la “Divina Misericordia”, un mensaje y una devoción que han tenido una rápida difusión a nivel mundial, atrayendo a muchas personas hacia Cristo.

°     Recuerdo de Annalena Tonelli (1943-2003), laica misionera italiana en Kenia y Somalia durante 30 años; fue asesinada en Borama (Somalia), por un desconocido somalí perteneciente a una célula terrorista. Escribió: “Desde niña he escogido vivir para los demás: los pobres, los abandonados, los que sufren, los que nadie ama”; - “He escogido la pobreza radical”; - “Un día el bien triunfará”.

°     Concesión del Premio Nobel de la Paz 2018 a Denis Mukwege y a Nadia Murad, por “sus esfuerzos en poner fin a la violencia sexual como arma en las guerras y en los conflictos armados”. - Mukwege (n. en Bukavu en 1955), ginecólogo, ha curado a varios miles de mujeres víctimas de soldados y de rebeldes en la Rd Congo. - Nadia Murad (n. en Kocho, norte de Irak en 1993), una de las 6.700 mujeres yazide (de la etnia kurda), capturadas por el grupo terrorista islámico ISIS, es ahora activista por los derechos humanos y primera embajadora de la ONU por la dignidad de las personas que han sobrevivido a la trata.

  1. S. Bruno (1030-1101) sacerdote alemán de Colonia, profesor de teología durante 18 años en Reims (Francia), luego ermitaño. En 1084 fundó cerca de Grenoble (en los Alpes franceses) la “Grande Chartreuse” (Gran Cartuja o Certosa), de donde los nombres de “cartujos”, o “certosini”, Orden de vida monástica tanto eremítica como cenobítica. En sus últimos años, Bruno fue llamado por el Papa a Roma como su consejero para encargos especiales. Murió en Serra San Bruno (Calabria), después de haber fundado allí otros dos monasterios.

°     Bs. 52 Mártires de Kyoto (Japón), matados en 1619 cerca de Arima; eran laicos japoneses de la diócesis de Funai. Entre ellos también algunas parejas de esposos, matados junto con sus hijos. Cabe dar realce al caso de Juan Hashimoto y de su esposa Tecla, la cual fue crucificada con sus cinco hijos atados a ella: Catalina (13 años), Tomás (12), Francisco (8), Pedro (6) y Ludovica (3). Estos 52 laicos fueron beatificados en 2008, dentro de un grupo de 188 mártires japoneses. (Véase 24/11).

  1. Fiesta de Nuestra Señora del Rosario. La popular oración del rosario ayuda a revivir los misterios de Cristo y de María, en sintonía con las alegrías, los dolores, los problemas y las esperanzas del mundo entero.

°     Aniversario del nacimiento de Desmond Tutu (1931), teólogo sudafricano, arzobispo anglicano emérito de Ciudad del Cabo, activista contra el sistema del apartheid y a favor de los derechos humanos. Recibió el Premio Nobel de la Paz (1984), el Premio Pacem in Terris (1987) y otros galardones internacionales.

8.    S. Juan Calabria (1873-1954), sacerdote de Verona, nacido en una familia pobre; fundó a los Pobres Siervos de la Divina Providencia y a las Pobres Siervas, para asistir a huérfanos, marginados, enfermos, con el programa de buscar primero el Reino de Dios y su justicia, confiando totalmente en la Providencia del Señor (cfr. Mt 6,33). Decía: «El enfermo es, después de Dios, nuestro verdadero patrón».

9.    S. Luis Beltrán (1526-1581), sacerdote dominico español, misionero en Colombia, donde evangelizó a los pueblos indígenas y los defendió de los opresores.

°     S. Juan Leonardi (1541-1609), fundador de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios. Junto con el prelado J.B. Vives, fundó, en Roma, una escuela para futuros misioneros ad gentes, primer núcleo del Colegio de Propaganda Fide (1627).

°     S. John Henry Newman (1801-1890), filósofo y teólogo inglés, convertido del anglicanismo y luego cardenal. Fundó el Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra. La liturgia lo recuerda hoy en el aniversario de su conversión a la fe católica (1845). Algunos de sus lemas eran: «La santidad ante todo» - «El corazón habla al corazón».

°     Ven. Pío XII (Eugenio Pacelli, 1876-1958; Papa: 1939-1958), operador de paz durante la Segunda Guerra Mundial; su vasto e iluminado magisterio pontificio, oral y escrito, ofreció abundante material para los documentos del Concilio Vaticano II. Con la encíclica Fidei donum (1957) lanzó un fuerte llamado a favor de las misiones, especialmente en África, invitando a participar en ellas también al clero diocesano.

9-10.  El Papa en Roma abre el Sínodo eclesial con el tema: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión»; el 17/10 se abre el Sínodo en cada Iglesia particular. Una etapa fundamental será la Asamblea General del Sínodo de los Obispos en Roma (octubre 2023), a la cual seguirá la fase de actuación, que implicará nuevamente a las Iglesias particulares. 

10.  S. Daniel Comboni (1831-1881), primer obispo-vicario apostólico de África Central; elaboró un Plan para “salvar a África por medio de los africanos” (1864); fundó dos institutos, uno para misioneros y otro para misioneras (véase 1/6). Murió en Jartum (Sudán), a los 50 años. Su lema era: “¡África o muerte!”. Juan Pablo II lo proclamó beato (1996), santo (2003), e «insigne evangelizador y protector del continente negro».

P. Romeo Ballán, mccj