Domingo, 31 de agosto 2025
El hermano comboniano António Carvalho Leal nació el 18 de enero de 1946 en el pueblo portugués de Marinhais, ubicado en el municipio de Santarém. El primer contacto con la vida religiosa ha sido a través de su trabajo de tipógrafo con los Salesianos, durante 3 años y medio, en la ciudad de Lisboa. Después de su formación religiosa y misionera comboniana en Santarém y Pordenone, en Italia, pasó su vida como comboniano entre Portugal, alrededor de 34 años, y Perú, 32 años, donde se encuentra actualmente.

El 15 de agosto de 1985, día de la Asunción de la Virgen María al Cielo, el Hno. António Carvalho Leal, hijo único, profesó, por primera vez, los votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia. Este año 2025 festeja su jubileo de oro: los 50 años de vida religiosa misionera.

Para el Hno. António, «este camino es todo obra de Dios», dijo en su testimonio a sus hermanos y a la comunidad de cristianos que frecuentan la capilla de la casa provincial, en Lima. Y añadió: «La Madre de Dios Asunta al Cielo nunca proclamó sus propias obras, como podemos leer en su oración del Magnificat: “Proclama mi alma la grandeza del Señor” (Lc 1,46). Sabía que no eran sus obras, sino las obras del Señor en ella. En este sentido, lo que ha vivido como misionero comboniano, lo que ha podido hacer como Hermano, no son sus obras, son del Señor en su pequeña persona».

Durante su vida, el Hno. António, siendo joven todavía, estuvo dos años en Angola (África) haciendo el servicio militar «desde donde Dios lo llamó», dijo. «He conocido a los Misioneros Combonianos mediante la revista Audácia. Ya comboniano, he trabajado en la contabilidad, la administración, y en las secretarias de nuestras comunidades en Portugal. He servido aún como formador y ecónomo en un seminario de nuestro Instituto donde teníamos que sostener a un numeroso grupo de candidatos a la vida misionera. Me comunicaba con muchas personas. He apoyado muchos años también en la difusión de las revistas misioneras combonianas Além-Mar e Audácia

El misionero terminó su compartir, resaltando la figura de San Daniel Comboni en su vocación: «La compasión, la dedicación de San Daniel Comboni para la salvación de los pueblos de África, son aspectos que siempre me han inspirado, guiado y acompañado mi vida misionera».

El Hno. António ahora vive en la casa provincial de los misioneros combonianos, en Lima. Apoya en la revista Aguiluchos, en la sacristía, en el mantenimiento de la casa y acompaña a un grupo de oración y devoción mariana.

Agradecemos a Dios por el don de su humildad y servicio para las misiones y le pedimos a Dios que siga suscitando nuevas vocaciones para las misiones.