El P. Pio Santo Canova había nacido el 22 de mayo de 1921, en Castione della Presolana, provincia de Bergamo (Italia). Después de cuatro años de escuela elemental en su pueblo, entró en el seminario diocesano de Bergamo, donde hizo la escuela media y el gimnasio. Continuó los estudios en el seminario hasta el 2º año de liceo que terminó en 1941. Durante el verano de aquel año, maduró su decisión de hacerse misionero y se puso en contacto con los Misioneros Combonianos.
El 22 de septiembre de 1941 entró en el noviciado comboniano de Venegono Superior (Varese), donde emitió la primera profesión el 7 de octubre de 1943. Estudió la filosofía y la teología en Rebbio di Como y en Verona, donde emitió la profesión perpetua, el 7 de octubre de 1946 y fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1947. Su primer destino fue Venegono Superior, donde estuvo encargado de ecónomo de la comunidad, durante casi tres años. En 1950 fue destinado a Mozambique, previo estudio de la lengua portuguesa que aprendió en Portugal, en Viseu.
Marchó a Mozambique con el tercer grupo de sacerdotes y Hermanos Combonianos que llegaba al territorio misionero de la diócesis de Nampula. Desde su llegada, el 22 de enero de 1951, el P. Santo fue destinado a Mos-suril, una de las más antiguas misiones de Mozambique, con casi 500 años de fundación. El P. Santo trabajó en esta parroquia, dedicada a la Virgen Inmaculada, como vicario cooperador durante casi tres años. Su primer empeño fue aprender el makua, la lengua local.
Desde principios de 1954 hasta 1957 fue superior de la misión de Carapira; de 1958 a 1962, responsable de la parroquia de Cabaceira y Matibane. En los años 1963-1968 trabajó como cooperador en Lurio. Después volvió de nuevo a Matibane por dos años, hasta 1970, año en que pudo finalmente, tener un período de vacaciones en Italia, con la participación también en un curso de actualización, bastante oportuno, para prepararse a los años difíci-les que le esperaban.
Volvió a Mozambique y durante cinco años (1971-1976) trabajó en Lurio. Eran años de gran tensión político-religiosa: años de encuentros armados entre los combatientes de FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique) y el ejército gubernativo colonial de Portugal; los años del “imperativo de conciencia” (1974), con el cual el grupo de los Combonianos en Mozambique afrontó el período precedente a la independencia de Portugal, obtenido en junio de 1975.
En julio de 1976, el P. Santo marchó a Mirrote, con la responsabilidad de una misión con más de cuarenta y tres mil habitantes, de los cuales, sólo 6.000.católicos, esparcidos en más de 40 capillas. El P. Santo trabajó con la ayuda de un Hermano Comboniano y de tres hermanas. En 1980 lo encontramos en Memba, con una población de 62.000 personas, de las cuales, apenas 7.500 eran católicos, con 37.000 musulmanes.
De 1982 a 1992 estuvo encargado de la parroquia “María Assunta” de Mecuburi, de reciente fundación, junto con otro Comboniano. Son los años durí-simos de los encuentros armados entre dos contendientes: por una parte el Frelimo, entonces en el Gobierno, por otra, la RENAMO (Resistencia Nacional de Mozambique). En medio estaba la gente que era objeto de contienda, capturada, liberada y capturada de nuevo, castigada y con frecuencia asesinada, durante más de quince años de guerra civil. También los cristianos estaban divididos entre los dos frentes. La Iglesia, misioneros comprendidos, es víctima y mártir de entrambas partes.
También para el P. Santo llegó el momento de pagar con la sangre el precio de su presencia misionera junto a la gente. El 5 de septiembre de 1984, mientras trasportaba una mujer en graves condiciones, al hospital de Nampula, el P. Santo cayó en una emboscada de la RENAMO, al menos así se supone, porque en aquellos tiempos no se sabía de qué parte llegasen las balas. Fue herido en un pie y en la región lumbar; perdió mucha sangre, pero consiguió salvarse, gracias a las primeras curas recibidas en el hospital de Nampula. Vuelto a la parroquia tuvo el consuelo de oír a algunos musulmanes que pedían a Alá que salvara a su amigo.
En otro atentado, en 1987, fue herido gravemente en una mano y se tuvo que hacer curar en Verona, donde los médicos quedaron muy sorprendidos de su valor para soportar el dolor. De 1992 a 2001, el P. Santo trabajó en la misión de Alua, creada en 1991. Ya no conducía el coche, pero visitaba igualmente las capillas más cercanas al centro. Gastó sus últimos años, primero en la misión de Carapira y después en la de Namapa.
El P. Santo ha muerto en Nampula, el 12 de marzo de 2006, a los 84 años de edad con 55 de misión. El Hno. Pietro Martin escribe: “El P. Santo ha sido para todos un ejemplo auténtico de Misionero Comboniano; un hombre de una pieza, un misionero de fe, un servidor de la iglesia local y del pueblo mozambiqueño. Amaba gozosamente su vocación cristiana, sacerdotal y comboniana y la ha vivido con entusiasmo y heroísmo. Ha sido un verdadero hombre apostólico, según el carisma de Comboni. Ahora ha terminado de escribir la página de su vida, de su fe y de su dedicación misionera. Nos ha dejado en herencia el gozo de pertenecer a la Familia Comboniana, su amor por los más pobres y abandonados, el valor de luchar por el bien común y de ser, no sólo hombres de acción, sino también de contemplación. La provincia comboniana de Mozambique y el Instituto Comboniano tienen en el paraíso, junto a Comboni y a una gran escuadra de Combonianos, verdaderos testimonios de la fe, un nuevo intercesor junto al Padre”.