In Pace Christi

Cristoforetti Fulvio

Cristoforetti Fulvio
Fecha de nacimiento : 03/02/1931
Lugar de nacimiento : Avio/TN/Italia
Votos temporales : 21/06/1958
Votos perpetuos : 21/06/1961
Fecha de ordenación : 14/09/1958
Fecha de fallecimiento : 19/09/2008
Lugar de fallecimiento : Milano/I

P. Fulvio Cristoforetti (03.02.1931 – 19.09.2008)
P. Fulvio Cristoforetti nació en Avio (Trento) el 3 de febrero de 1931 en una familia profundamente cristiana. “Ésta es la base de mi vocación. Soy un regalo de Dios a mis padres, junto a otros cinco entre hermanos y hermanas”. A los doce años entró al seminario de Trento pero, a causa de la guerra y los bombardeos, los seminaristas fueron enviados a casas canónicas de aldeas de montaña. Estudiando el tercer año de liceo los superiores lo mandaron a Muralta, a la Escuela Apostólica de los Combonianos. Desde entonces empezó a hacerse camino el deseo de hacerse misionero, que solo pudo satisfacer en cuarto año de teología.
Entrado en el noviciado de Gozzano, hizo los primeros votos el 21 de junio de 1958. El 14 de septiembre del mismo año fue ordenado sacerdote en la parroquia de su pueblo, con gran alegría de familiares y parroquianos. Luego fue enviado a Carraia a preparar el ambiente en vistas al nuevo año escolar. Pasó los primeros tres años de ministerio con los del liceo de Carraia que a su llegada eran 96 y, al tercer año, llegaban a 127.
En 1961 fue enviado a los Estados Unidos a aprender inglés, en la parroquia de St. Anthony en Cincinnati, como ayudante del P. Alfredo Paolucci. “Empecé a estudiar inglés y a empeñarme en otras actividades. Ayudaba, especialmente, a familias de origen africano, a los más pobres y a los enfermos”.
Cuando marchó a Uganda en 1963, fue enviado a Kasaala, diócesis de Kampala, donde se quedó 27 años. “Fui acogido por la comunidad con mucha alegría y traté de aprender cuanto antes la lengua y las costumbres de aquella gente. El secreto del éxito está en amar sinceramente a la gente que Dios te pone en tu camino. Amarles a todos como si fuesen tu familia. Aquellos años fueron para mí un tiempo de alegría indescriptible, y un período para acrecentar mi fe”. El P. Fulvio preparaba a los cristianos y catequistas a ser responsables de las comunidades cristianas.
El 28 de septiembre de 1983 ocurrió el accidente que cambió el curso de su vida. Acompañado por el P. Guglielmo Maffeis, conduciendo el coche hacia Magoma y Butiikwa; fue atacado por algunos rebeldes que dispararon al conductor y con una bomba destruyeron el motor. El P. Fulvio, herido en varias partes del cuerpo, vio acercarse a los rebeldes que empezaron a hablar. Uno de ellos dijo: “Lo sentimos, padre, no queríamos matarte”, y desaparecieron. Cuando llegaron los soldados, el herido fue transportado a la misión y luego, a Kasaala, desde allí, con un medio de transportes algo más confortable, al hospital de Kampala-Nsambya para tratar de atenuar los dolores que le producían las heridas.
Dada su grave condición, le hicieron trasfusiones de sangre y fue operado de urgencia. “También aquí vi la voluntad de Dios y agradecí muchas veces a quienes me dieron su sangre salvándome la vida, a pesar de inocularme el virus HIV. Durante la primera semana de hospital, cada día, me llevaban a la sala de operaciones donde un doctor ugandés me anestesiaba y la Hna. Miriam me curaba las heridas y roturas. Cada día me medicaban dos enfermeras: eran dos horas de verdadero calvario por los dolores que soportaba, especialmente cuando desinfectaban las heridas más profundas y tocaban algún nervio.
Según las mejores previsiones de los doctores, iba a sobrevivir pero quedando paralizado. Sin embargo, después de un tiempo que fui con muletas, logré moverme lentamente y ahora logro caminar normalmente. Habiéndome recuperado bastante bien volví a Italia para operarme del oído derecho, maltrecho durante los disparos.
El Señor me ha concedido volver a Uganda entre mi gente de Kasaala, donde sigo compartiendo sus dificultades en la difícil situación de guerra. En septiembre de 1985 un grupo de soldados, que habían sostenido a Amín, llegaron a nuestra zona de Luweero con órdenes precisas de exterminar a la población. Solo escapando en la noche, aunque existiese el cubrefuego de las 19,00 a las 7,00 de la mañana, logramos escapar a su furia. Dios nos salvó. Primero pide nuestra colaboración y después, cumple los milagros y a nosotros no nos queda mas que anunciar sus maravillas”.
De 1990 a 1996 el P. Fulvio trabajó en la parroquia de Kampala.
En 1997 fue mandado al CAA de Milán durante casi un año y después a Arco, donde transcurrió el resto de su vida (1999-2007). “Vivo desde hace años en nuestra comunidad de Arco, hago periódicamente los controles clínicos y veo como en una visión todo el pasado, recordando Uganda que quedará para siempre en mi corazón como mi segunda patria”.
A causa del empeoramiento de la enfermedad, el P. Fulvio volvió a Milán a primeros del 2008. El P. Antonio La Salandra, que lo visitó dos días antes de su muerte, escribe: “Aquella cama se convirtió en el altar, en el que ofreció su sacrificio con el de Cristo sobre el calvario. El P. Fulvio se ensimismó con Cristo en la Cruz como oferta agradable a Dios. El Instituto y todos los Combonianos se sienten orgullosos de semejante ejemplo en estos momentos en los que son importantes los testigos auténticos del Evangelio”.
El P. Fulvio expiró el 19 de septiembre del 2008. Los funerales se celebraron en nuestra iglesia de Milán y al día siguiente en su aldea natal de Avio.