In Pace Christi

Penzo Luigi

Penzo Luigi
Fecha de nacimiento : 28/09/1925
Lugar de nacimiento : Adria/RO/Italia
Votos temporales : 07/10/1943
Votos perpetuos : 24/09/1948
Fecha de ordenación : 16/04/1949
Fecha de fallecimiento : 29/01/2011
Lugar de fallecimiento : Milano/Italia

El P. Luigi Penzo nació el 28 de septiembre de 1925 en Adria, provincia de Rovigo. Entró en el Instituto Comboniano desde niño en el seminario menor de Brescia, hizo el noviciado en Venegono Superior, emitió los primeros votos en 1943 y fue ordenado sacerdote el 16 de abril de 1949 en Roma. Su monumental tesis teológica, “La Eucaristía: misterio del altar en el pensamiento y en la vida de la Iglesia…”, fue escrita y defendida en latín con el profesor Antonio Piolanti y recibió el máximo voto con “laude”.

Después de licenciarse en teología, pasó dos años en Inglaterra, enseñando a los novicios de Sunningdale. Después de otros dos años como profesor y animador misionero en Venegono, marchó a Sur Sudán, donde se quedó desde 1955 hasta 1964 en el seminario diocesano de Tore River como profesor, formador y director espiritual.

Destinado a la Curia de Roma en 1964, se quedó allí once años. Desde luego fue el diretor del Curso de Renovación, iniciado en la Curia en el 23 de Noviembre del 1964. Participó activamente, como secretario della comisión central, a los trabajos de preparación del Capítulo General de 1969, durante el qual fue elegido como Asistente general.

Como capitular, P. Penzo dio una contribución sustancial a la redacción de la Regla de Vida, privilegiando la dimensión carismática, pero sin olvidar la jurídica. Se deben a él algunas normas relativas a la vida comunitaria y de oración. Durante toda su vida, se sirvió de todas las ocasiones para puntualizar ciertos aspectos de la vida comboniana que le parecian especialmente importantes, empezando por la centralidad del Sagrado Corazón que tanto le gustaba. Dan testimonio de ello los numerosos artículos que escribió, que aparecieron en Combonianum (revista de los escolásticos de Venegono), y en el Boletín de los MCCJ.

Volvió a África en 1976 y, en Kenia, enseñó durante tres años en la Congregación de los Apóstoles de Jesús. Escribía al Superior General, P. Tarcisio Agostoni: “Junto con el P. Cefalo hemos empezado una visita a todas nuestras comunidades para presentar los Documentos Capitulares de 1975 y explicar el Directorio que debería discutirse y aprobarse en la próxima asamblea regional”.

El acuerdo de Adís Abeba entre el gobierno de Jartum y los rebeldes de Sur Sudán (1972) facilitó la progresiva pero lenta vuelta de los misioneros. Por eso en 1979 el P. Luigi fue enviado otra vez a Sur Sudán como profesor del seminario de Bussere (Wau). Las distintas victorias militares de unos y otros y las divisiones internas del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) causaban los movimientos de una zona a otra de enteras poblaciones intentando huir de las calamidades de la guerra. Muchas misiones se cerraron y abandonaron. Con gran perspicacia y clarividencia, el P. Luigi escribía al Superior General, P. Salvatore Calvia: “Durante estos tres meses que llevo en el Sur me he dado cuenta de que la Iglesia sudanesa tiene necesidad extrema y urgente de misioneros extranjeros, aunque haya algunos sacerdotes y obispos locales que no se dan cuenta de ello. Verdaderamente aquí hay que reconstruir casi todo, desde los seminarios hasta la vida religiosa, desde las parroquias hasta las cristiandades”.

El P. Luigi se ocupó durante diez años del centro catequético de Wau, en la parroquia de María Auxiliadora, para formar cooperadores a tiempo completo de sus parroquias. Escribía con regularidad a los superiores de Roma para informarles del trabajo de los misioneros, de los peligros que arrostraban, de sus proyectos, de las prioridades y, en tiempos difíciles debido a la guerra, del tribalismo, de los prófugos cansados y hambrientos, de los heridos y muertos, del miedo a posibles ataques militares a la ciudad de Wau. Escribía en 1986: “En esta situación desastrosa, la gente experimenta una gran necesidad de Dios y viene a pedirnos ayuda y consuelo. Nunca como en estos días agradecí al Señor por ser misionero y en Sudán, por el bien, aunque sea poco, que me deja hacer y me llena de consolación”.

En 1995 el P. Luigi fue asignado a la provincia de Jartum, donde se quedó hasta 2007, sobre todo como profesor. En 2007 volvió a Italia a curarse. En 2008 fue destinado a la provincia italiana, pasando alternativamente de Milán a Gozzano. El P. Luigi murió en Milán el 29 de enero de 2011.

Aquí incluimos el testimonio del P. Salvatore Pacifico.

Creo que en el caso del P. Luigi haría falta que hablasen sus hermanos y, sobre todo, la gente, desde el cardenal de Jartum y los otros obispos de Sudán hasta los pobres que le pedían una pequeña ayuda. Fue, sobre todo, un sacerdote y un misionero cercano a la gente.

Quisiera subrayar tres aspectos que, me parece, caracterizaron su ministerio sacerdotal y misionero: la dimensión del formador, la pastoral o del celo apostólico en sentido estricto y la atención a los pobres. Durante toda la vida conjugó estas tres dimensiones, cualquiera fuese el servicio que desarrollase en aquel momento.

Sobre todo la dimensión formadora. Inició su vida sacerdotal como formador. Primero, entre los escolásticos combonianos de Rebbio y después, como profesor, vice rector y padre espiritual de los seminaristas del seminario mayor de Tore, en Sudán. Esta primera experiencia sacerdotal lo señaló para toda la vida. No solo en el tiempo en el que fue formador en sentido estricto: seminario, curso de actualización a nivel de Instituto, centro pastoral (PALICA) de Wau. De hecho, todos sus contactos con las personas tendían a estar dominados por la preocupación de comunicar los valores cristianos. Siempre estaba disponible para predicar ejercicios espirituales y retiros. Se le buscaba para la dirección espiritual. Varias congregaciones religiosas africanas pidieron su colaboración cuando se trató de escribir o actualizar sus Reglas de Vida.

Tenemos luego la dimensión pastoral o celo apostólico. En el servicio en el que se encontrase – profesor del seminario, Asistente General, encargado de la formación permanente del Instituto – combinaba siempre su trabajo “de oficio” con su servicio pastoral directo: en Bussere y en la zona de Baggari, en Roma (donde hacía ministerio en algunas parroquias y frecuentaba las comunidades neocatecumenales), en Jartum (en la comunidad cristiana de Izba). Hasta en el último período de su vida, en Gozzano, se puso a disposición para ayudar pastoralmente en las parroquias de la zona. No podía vivir sin el apostolado.

Y finalmente, la atención a los pobres. Las ayudas económicas que les daba eran muy pequeñas: una o dos libras sudanesas. Era un gesto de amor, no la solución de un problema. Pero, sobre todo, sabía dar una palabra de consuelo, rezar una oración. Me confesó que la atención a los pobres le venía de su familia.

Hacia finales de los años noventa empezaron a manifestarse los primeros síntomas del cáncer de próstata. Se alegró de que no hubiese que operar. Y siguió enseñando en el seminario como si no pasase nada. En 2008 el cáncer empezó a crearle problemas graves. Por eso el provincial lo convenció para que volviese a Italia. No creo le gustase esta solución, pero la aceptó con espíritu de fe. Su gran deseo era morir en Sudán y ser enterrado junto al P. Vittorino Dellagiacoma, su colega en la enseñanza en el seminario y su gran amigo. Hace pocos meses, a un hermano de Jartum que fue a visitarle en Italia, le dijo “llévame contigo a Sudán”.