In Pace Christi

Furlanetto Giuseppe

Furlanetto Giuseppe
Fecha de nacimiento : 27/12/1917
Lugar de nacimiento : Firenze/Italia
Votos temporales : 07/10/1937
Votos perpetuos : 07/10/1942
Fecha de ordenación : 27/06/1943
Fecha de fallecimiento : 22/12/2013
Lugar de fallecimiento : Verona/Italia

Nació en 1917 en Florencia de una familia numerosa y profundamente cristiana. El P. Giuseppe Furlanetto entró siendo niño en el seminario diocesano de Pordenone. La visita del neo sacerdote misionero comboniano Ángel Tarantino que había sido seminarista en Pordenone y más tarde Obispo de Arua en Uganda, suscitó en él la vocación misionera. Así a los 18 años Giuseppe entró en los combonianos y en 1943 fue ordenado sacerdote. Después de algunos años como profesor en el seminario comboniano de Padua en 1949 pudo zarpar para la misión de Sudán.

En la Prefectura Apostólica de Mupoi, en Sudán meridional, entre los Azande pasó años inolvidables. “Aquella era la vida misionera que siempre había soñado: vivir en una casa techada con paja, comer manjares sencillos preparados por un cocinero local. Un día me quejé porque la comida era demasiado salada y él dijo: no es culpa mía, es la sal que es salada. Viajar por la selva a pie, en bicicleta, en moto, visitando los cristianos y a los catecúmenos en las capillas y pequeñas escuelas diseminadas en la sabana. Llegué a tener miedo cuando, algo relativamente frecuente, me encontraba con elefantes y leones”.

El P. Giuseppe trabajó principalmente en las misiones de Nzara y de Ezo “donde el pueblo azande estaba muy abierto a la evangelización, verdaderamente deseoso de conocer al Señor… En Navidad de 1954 vi delante de mí una marea de cabezas negras inclinadas en escucha reverente: vi el diputado católico Cosma Rababe junto al gran jefe Diko y subjefes y todos los empleados del estado. Estando solo, no pude contentar a todos, algunos vinieron a confesarse después de Navidad, otros volvieron a casa sin recibir los sacramentos”.

Cuando parecía que todo marchaba bien, la persecución se abatió también sobre esta misión; así la experiencia del P. Giuseppe terminó demasiado pronto. En 1956 Sudán se hizo independiente. El régimen musulmán inició enseguida la persecución contra los cristianos. “Para los árabes, política y religión se identifican, por lo cual uno no puede ser un buen sudanés si no es musulmán. El sistema opresivo provocó la rebelión de diversas tribus africanas. La reacción del gobierno de Jartum fue violenta. En 1957 el sacerdote africano Gabriele Duatuka que estaba en la misma misión conmigo fue arrestado y torturado. Lo acompañé hasta la prisión de Yambio y al día siguiente, con el valeroso Obispo Mons. Ferrara, conseguimos liberarlo. En 1958 el P. Giuseppe fue procesado con otros dos padres y después expulsado de Sudán. En 1964 tuvo lugar la expulsión de todos los misioneros del Sudán meridional, 300 personas entre misioneros y Hermanas. El P. Giuseppe fue inmediatamente destinado a Brasil, donde permaneció durante 42 años. “Los combonianos habían llegado a América latina en 1951. El primero en llegar a Brasil fue el P. Rino Carlesi, que fue luego Obispo de Balsas. La venida de los misioneros tenía dos finalidades: ayudar al clero local, muy escaso, en la obra de la evangelización, la mayor parte de la gente estaba solamente bautizada. Segundo, crearon espíritu misionero en las renovadas comunidades cristianas, especialmente mediante las comunidades eclesiales de base. Yo llegué en 1959”.

Trabajó los quince primeros años en la diócesis de São Mateus, Estado de Espirito Santo. Recién llegado, tuvo la alegría de participar en la toma de posesión del primer Obispo de la nueva diócesis, Mons. Giuseppe Dalvit, comboniano. “Sentía una gran nostalgia de África donde, si he de decir la verdad, he dejado un pedazo del corazón. Pero casi inmediatamente la cordialidad de los brasileños me ha curado la herida. Visitaba a las comunidades en un radio de 60-80 kilómetros. Iba a caballo. Sólo más tarde conseguiremos tener un todoterreno, coche indicado para las caminos fangosos y difíciles del lugar. La afectuosa y delicada hospitalidad de las familias era conmovedora. Repetían a menudo como un estribillo: ‘somos pobres pero no de la gracia de Dios’. Me sentía un misionero realizado. Vivía, hacía amistades, reunía a los niños para el catecismo; la catequesis es siempre mi pasión y luego el encuentro festivo con el pueblo para la misa. La prioridad pastoral de la diócesis era la formación de los animadores de comunidad y la creación de las comunidades de base, que ayudaban a la gente a resolver también los graves problemas sociales, es decir, los de la tierra”.
Cuenta cuando era vice párroco en Mantenópolis 1961: “En nuestra parroquia en siete meses tuvimos 10 asesinatos, se lamentaba con un amigo. ‘Ya lo decía ello’, exclamó el amigo, ‘desde que vosotros combonianos estáis aquí la situación ha mejorado el cien por cien. Un tiempo en la ciudad sucedían crímenes a diario. Gracias a Dios ya no es así’”.

El P. Giuseppe trabajo también en la región amazónica. De 1975 a 1985, permaneció en Rondonia, primero en Ouro Preto y después en Espigão. Fue un trabajo de pioneros, misionero al cien por cien, con viajes interminables a pie y a caballo o en coche por aquellos andurriales, recién abiertos en la selva. El encuentro festivo con las pobres familias de campesinos era motivo de profunda alegría y agradecimiento a Dios por haberme llamado a una obra tan hermosa como la edificación del Reino de Dios. Gracias también a la colaboración de tantas familias cristianas que llegaban buscando tierra, fue posible a los combonianos implantar en la nueva diócesis de Ji Paraná una pastoral avanzada que sirvió de modelo en el desarrollo sucesivo de la diócesis.

A causa de un problema de la vista que no le permitía conducir, en 1985 el P. Giuseppe pidió a los superiores para trabajar en cualquier periferia de la ciudad donde se puede uno encontrar mucha gente sin hacer demasiados viajes. De este modo llegó a Taguatinga, una ciudad de 400000 habitantes, cerca de Brasilia. Su principal actividad era la catequesis, no sólo a nivel parroquial, a niños, adolescentes y adultos, sino también a nivel diocesano, en la formación de catequistas y de dirigentes, mediante cursos de actualización y de espiritualidad. “Ahora preparo para la primera comunión y la confirmación y el bautismo a los chicos y adultos y luego me dedico a la pastoral de los enfermos, visitando regularmente a los enfermos del hospital y en sus casas. Nuestra parroquia de la Sagrada Familia es un centro de espiritualidad con una alta frecuencia de misas y sacramentos, también en los días de la semana. Hay una gran cantidad de jóvenes y esto promete mucho. Además, la misión se traduce en caridad. Tenemos la mesa de los pobres, cada día, grupos de laicos por turnos, preparan grandes peroles de sopa, arroz, pasta y carne, y van a los varios sectores de la ciudad para alimentar a los que no tienen nada”.

Hacia finales del año 2000 el P. Giuseppe regresó a Italia para curas y fue inmediatamente destinado a la provincia italiana. Permaneció casi siempre en Arco, hasta que el 1 de enero de 2013 fue enviado a Verona al Centro de Enfermos. Murió aquí el 22 de diciembre de 2013. Los funerales tuvieron lugar el martes, 24 de diciembre en la capilla del Buen Pastor en la Casa Madre. Fue sepultado en el cementerio monumental de Verona.