El P. Andrea Pazzaglia había nacido el 21 de agosto de 1928 en Apecchio (Provincia de Pesaro-Urbino). Hizo el noviciado en Firenze y el escolasticado en Rebbio y Venegono, donde emitió los votos perpetuos. Fue ordenado sacerdote el 7 de junio de 1952 y mandado a Pesaro como promotor vocacional, director espiritual y superior.
En 1966 fue destinado a la provincia de Brasil Sur y tuvo como primer destino la parroquia de João Neiva, en el Estado de Espirito Santo. Dos años después, pasó a residir en el seminario comboniano construido en la cercana ciudad de Ibiraçu, sede provincial.
En 1967, dinámico y de amplios horizontes, fue elegido para dirigir la provincia de Brasil Sur. Después de ocho años de servicio como provincial, en 1975 fue nombrado párroco y se dedicó a la pastoral, pasando por varias parroquias del Oeste brasileño: Tangará da Serra, en el Estado de Mato Grosso, Ouro Preto do Oeste, Jarú (Rondônia).
En 1991 pasó a Cacoal, como superior local y ocupado en el ministerio; permaneció allí hasta el 2005.
Reproducimos sus impresiones de los primeros meses, descritas en una carta publicada en Azione Missionaria en febrero de 1992. “Después de haber entregado la parroquia de Jarú al clero diocesano, heme aquí en Cacoal, en la nueva parroquia. Para decir la verdad, el único nuevo aquí soy yo, ya que la parroquia cuenta 16 años de vida. Fe fundada en 1975, cuando había apenas algunas pocas casuchas de campesinos que trataban de desboscar la selva para iniciar algunos campos de cultivo. Ahora el municipio cuenta con 150.000 habitantes, de los cuales 60.000 habitan en la ciudad. Cacoal es conocida, además de por su desarrollo y por los problemas existentes, sobre todo, por el martirio del P. Ezechiele Ramin, comboniano de 31 años, nativo de Padova, asesinado en 1985.
Para mejorar las condiciones de vida en los campos, la parroquia ha fundado una escuela agrícola que recoge muchos muchachos que han terminado la primaria y que muestran interés por el trabajo agrícola. La construcción ha sido hecha con la ayuda de la gente y los amigos de Padova, estimulados por los hermanos del P. Ramin, che han venido aquí ya dos veces.
Los problemas más graves son la droga y la situación en la que se encuentran los indios. En el territorio de la parroquia existen varias tribus. Cuatro Hermanas combonianas trabajan con ellos en las varias “aldeias”. Para toda la actividad pastoral en 130 comunidades somos tres padres y cinco hermanas. El 16 de octubre, durante la visita del Papa, he concelebrado con él, en Cuiabá, a unos 1.500 Km de aquí. Hacía calor, más de 42 grados. No sé cómo el Papa haya podido resistir. En la tarde ha recibido a los indios y, después, a los jóvenes. ¡Ha sido muy hermoso y conmovedor!”.
En Brasil, ya en los años precedentes, habían surgido nuevos problemas pastorales y nuevos retos. En este nuevo ambiente de cambios políticos y económicos, comenzó la lucha de clases entre los grandes latifundistas y los pequeños propietarios.
Provocado y ayudado en la reflexión por el grupo comboniano joven para interpretar los signos de los tiempos, el P. Andrea, poco a poco, abrió nuevas fronteras misioneras, recogiendo nuevos retos pastorales: periferias de las grandes ciudades y Amazonia. En la diócesis de São Mateus, en el Estado de Espirito Santo, el grupo comboniano con el obispo comboniano, Mons. Aldo Gerna, y la diócesis, decidieron adoptar una postura crítica. Un grupo de combonianos, superando los confines restringidos del Estado, asumió y construyó parroquias y comunidades misioneras en Rondonia y Amazonia: Ouro Preto do Oeste, Pimenta Bueno, Cacoal, Jarú, Ji-Paraná, Porto Velho, Tangará da Serra. Distancias kilométricas, grupos heterogéneos de brasileños, provenientes de todas las partes del Brasil, y la religiosidad popular tradicional impulsaron a los combonianos a crear las estructuras necesarias para una paciente formación religiosa de los migrantes. Comenzó así una larga historia de evangelización hecha de mucho trabajo, dedicado a construir iglesias y formar cristianos. El modelo adoptado era el de las pequeñas comunidades eclesiales. Los seminarios de Ibiraçú, São Gabriel da Palha, Jerônimo Monteiro (en el Estado de Espírito Santo) y de Lages y Campo Erê (en el Estado de Santa Catarina) fueron orientados y dirigidos según las normas del Concilio Ecuménico Vaticano II, que permitía la entrada en el seminario solo a los aspirantes jóvenes, entusiastas del soplo de renovación religiosa, misionera y social. En Curitiba se construyó el Postulantado.
Cuando el 24 de julio de 1985 fue asesinado el P. Ezechiele Ramin se convirtió en una bandera para la parroquia de Cacoal y para toda la diócesis, y un estímulo para el desarrollo de una pastoral comprometida que provocó a la Iglesia a interesarse de los problemas y necesidades del pueblo.
Después de un Curso de Renovación en el Centro de Formación Permanente de Roma, en junio de 2006, el P. Andrea regresó a la parroquia de Cacoal, para ayudar en el ministerio, y, después de un año, fue mandado, también para el ministerio, al Postulantado de Curitiba, capital del Estado de Paraná. Después de un año en la parroquia de Santa Ana, en Curitiba, regresó a Italia.
En 2001 fue internado en el CAA de Verona, donde ha fallecido el 23 de marzo del 2015.
En su trabajo, como formador por muchos años en Pesaro y en Brasil y después como párroco en diversas parroquias, ha hecho brillar sus cualidades humanas y espirituales. El P. Andrea se ligaba mucho a las personas y a la comunidad: En Brasil, para visitar las comunidades, dispersas en un amplio territorio, ha viajado mucho y con muchos medios para estar siempre cerca de todos. Estaba atento a la persona para que viviese el carisma comboniano en la comunidad con gozo y compromiso; y estaba también atento a aquellos que habían salido del Instituto, para que pudiesen realizarse en la vida social, viviendo el espíritu comboniano que les había animado.
Era afable y siempre dispuesto al diálogo y estas dotes son puestas en relieve por el hecho que, por tres veces, ha sido elegido por sus compañeros superior de las comunidades del centro sur del Brasil.
(P. Vincenzo Santangelo, mccj).