In Pace Christi

Moroni Ferdinando

Moroni Ferdinando
Fecha de nacimiento : 09/10/1941
Lugar de nacimiento : Milano (I)
Votos temporales : 09/09/1964
Votos perpetuos : 09/09/1967
Fecha de ordenación : 15/06/1968
Fecha de fallecimiento : 11/01/2017
Lugar de fallecimiento : Milano (I)

El P. Ferdinando Moroni nació en Milán en 1941. En Vaiano, en 1951, encontró al P. Berto Zeziola y fue conquistado por sus palabras sobre Daniel Comboni y su amor por Cristo y por África. Entró con los combonianos y fue enviado a Sunningdale, Inglaterra, para el noviciado. Fue ordenado sacerdote en Brescia el 15 de junio de 1968.

Después de haber transcurrido los primeros tres años de sacerdocio en el seminario comboniano de Crema, en octubre de 1971 partió para Uganda, donde transcurrió el resto de su vida, excepto los últimos meses.

En el 45° aniversario de su ordenación sacerdotal, escribía: “Agradezco a los africanos por todo lo que me han dado: amistad, serenidad en las dificultades, sostén, colaboración. En mi zona no hay familia que no haya perdido uno de sus seres queridos a causa de la guerra. Pero tengo tantos ejemplos de gente que ha sabido perdonar y de esto les agradezco mucho. En los encuentros con las pequeñas comunidades fundadas en la escucha de la Palabra de Dios, he experimentado cuanto la Palabra de Dios pueda cambiar los corazones. Los rebeldes nos han visitado y robado nueve veces. No obstante esto la gente está convencida de que si la Virgen no nos hubiera asistido las cosas habrían sido peores. Para agradecer la protección de la Virgen, se ha construido un santuario. A menudo tenemos gente que viene peregrinando a pie, de hasta 30 kilómetros de distancia y se queda tres días de oración.

Termino contando el ejemplo de Jeoffrey, un catequista. Los rebeldes le habían asesinado a su mujer y un hijo. En esa situación me confía: “Padre, esto me ha hecho sufrir mucho, quería vengarme pero Jesús que recibo cada día me ha dado la fuerza de perdonar. Padre, no puedo vivir sin recibir la comunión”.

El P. Maurizio Balducci, que ha transcurrido muchos años con el P. Ferdinando en la misión de Ngeta, a cinco millas de la ciudad de Lira, recuerda: “Tuve la gran fortuna de vivir con el P. Ferdinando del 2005 al 2011. No tengo ningún empacho en decir que era el hermano con el cual todos habrían querido vivir. Era la acogida hecha persona y era siempre cordial con todos. La gente lo quería mucho porque era siempre más que acogedor con los ugandeses, indistintamente y no solo los langi, de los cuales hablaba al dedillo la lengua. Manifestaba siempre un grande respeto por ellos, aun reconociendo sus límites, y sabía hablar claro siempre sin humillar a ninguno.

Todos lo reconocían como persona bromista y sonriente. Son memorables las noches pasadas con él bajo la veranda de la misión, marcadas a menudo por sonoras carcajadas. Pastoralmente era moderno, creía mucho en la formación de los catequistas y de los líderes. Gran parte de su empeño iba en esta línea a pesar de que la pastoral ordinaria de su grande parroquia lo absorbía mucho.

Últimamente debía volver por periódicos chequeos en Italia con maletas llenas de medicinas para el corazón y la diabetes. Con frecuencia tenía ataques de malaria que le alteraban la glicemia, entonces la situación se volvía preocupante. No obstante esto, a veces insistía para ir de safari. Muchas personas lloraron su muerte y quedaron sorprendidas  de ello, como si el P. Moroni, que era, para todos, un punto de referencia, no tuviera que morir nunca.

Con gratitud vemos lo mucho que ha hecho por la diócesis de Lira, lugar que nunca hubiera querido dejar. Fue duro para él regresar a Italia por las precarias condiciones de salud.

Su nombre y su recuerdo seguirán por mucho tiempo en Alanyi, Dokolo, Aliwang, Ngeta, Iceme y… en toda la diócesis de Lira.