In Pace Christi

Marchi Antonio

Marchi Antonio
Fecha de nacimiento : 14/08/1928
Lugar de nacimiento : Santa Maria di Sala/Italia
Votos temporales : 05/08/1953
Votos perpetuos : 15/08/1958
Fecha de fallecimiento : 16/01/2021
Lugar de fallecimiento : Castel d’Azzano/Italia

El Hno. Antonio nació en Santa Maria di Sala (Venecia, Italia) el 14 de agosto de 1928. Hizo el noviciado en Gozzano, donde emitió sus primeros votos el 5 de agosto de 1953. Después de algunos años en Verona, en la Casa Madre, fue enviado a la comunidad de Pellegrina, como formador de los aspirantes a Hermanos. Hizo su profesión perpetua el 15 de agosto de 1958, y después de algunos años en Thiene como miembro de la comunidad, en 1968 fue enviado a Brasil Sur y asignado a São Mateus para ayudar en la serrería y la imprenta de la diócesis.

De 1978 a 1979, ayudó a mantener el seminario comboniano de Jerônimo Monteiro, especialmente en Burarama, una de las mayores comunidades de la parroquia, perteneciente al municipio y a la diócesis de Cachoeiro de Itapemirim, en el Estado de Espírito Santo, formada por italianos de origen véneto.

De 1984 a 1987, fué enviado a Porto Velho, la capital de Rondônia. La elección de la ciudad había sido decidida por la Diputación Provincial porque era la capital de Rondônia y tenía una población creciente. La comunidad comboniana estaba abierta a todos, acogiendo no sólo a los hermanos que estaban de paso, sino también a los miembros del CIMI (Consejo Indígena Misionero), de la OPAN (Operación de la Amazonia Nativa) y a muchos otros que necesitaban un refugio temporal. Se convirtió en una caja de resonancia de todos los problemas de la zona.

El Hno. Antonio también trabajó en Ouro Preto do Oeste (RO), donde llegó en 1995, año de la inauguración de la nueva "iglesia madre", en sustitución de la antigua, que cinco años antes había sido devastada por desconocidos.

Durante este período, un grupo, formado por el Hno. Antonio, el P. Manuel Valdez Treviso y el sociólogo comboniano P. Mansueto Dal Maso, fue asignado al ministerio indígena. El CIMI nació para defender los derechos de los pueblos indígenas, para la recuperación de sus tierras, siendo sus legítimos propietarios. Nuestros misioneros trataron de difundir la cultura y la religión autóctonas, para que fueran preservadas y respetadas, evitando cualquier manipulación por parte de las iglesias o del Estado.

Con la salida del P. Mansueto del grupo en 1985, el Hno. Antonio asumió, temporalmente, la coordinación de la pastoral indígena, trabajando entre los Uru-Eu-Wau-Wau, autodenominados Jupaú, presentes en el norte de Rondônia. Los indios están hambrientos de dignidad, de salud, de educación -dijo el Hno. Antonio-, de una religión que les ayude a vivir. Hambre de dignidad, porque el fundamento de la dignidad de una persona y de un pueblo son sus derechos, reconocidos y respetados. Lo que más me ha impresionado y más me gusta es el sentido de comunidad que tiene la fiesta para ellos. Un fuerte sentido de comunidad que, sin embargo, no destruye la diversidad, al contrario, la potencia a través de canciones, juegos y celebraciones, siempre bajo la bandera de la sencillez y la fraternidad. Se compartía todo".

"Un día -escribe el P. Giovanni Munari- el Hno. Antonio me dio la oportunidad de acompañarle en una visita a los Uru-Eu-Wau. Me sorprendió lo que vi. Había conquistado a los indios y éstos le permitieron construir una choza de madera dentro de su aldea que era su hogar. Conocía a las personas por su nombre, hablaba con ellas, de sus dificultades y problemas, anotaba las cosas que necesitaría hacer cuando llegara a casa: medicinas, material escolar, herramientas para el trabajo. Recogida y llevaba. Ha llevado muchísimas pequeñas muestras de solidaridad y el compromiso de ampliar su radio de acción para superar los muros de la indiferencia y los prejuicios que aún rodean las cuestiones indígenas. Ese era su trabajo en la ciudad: ir con frecuencia a los ayuntamientos, buscar a los administradores públicos y a la FUNAI (Fundación Nacional del Indígena) para solicitar los servicios que necesita el pueblo, en el ámbito de la salud, la educación, la nutrición y la prevención".

En 2003, el Hno. Antonio y el P. John Clark fueron enviados a Alto Alegre, en el extremo norte del país, casi en la frontera con Venezuela y lejos de las demás comunidades de la Provincia Comboniana. En ese municipio y en el de Taiano, en esa época, existía un área delimitada de más de 18.000 km², con 16 caseríos de indígenas wapichanas y macuxi, que vivían en pequeños grupos de 100 habitantes y rodeados de grandes fincas. Como la tierra era muy pobre, muchos nativos lo dejaron todo para vivir en la ciudad y así pasaron a depender de las ayudas del gobierno.

La última etapa de su misión en Brasil fue en São José do Rio Preto (SP). Allí, el Hno. Antonio pasó varios años al servicio de la comunidad. Iba de compras y con gusto daba catequesis a los jóvenes de la parroquia Cristo Rey, en ese momento atendida por los combonianos. Después de unos años, en 2013, pidió volver definitivamente a Italia. Después de tres años en Limone, en la casa natalicia del Fundador, fue trasladado a Castel d'Azzano, donde murió el 16 de enero de 2021: aunque había superado la infección del Covid-19, no había podido recuperar las fuerzas y su estado había empeorado progresivamente.