Henry Oswaldo nace en Limón, Costa Rica, el 20 diciembre 1977.
Después de la educación primaria y secundaria, frecuenta el Instituto de estudios superiores, donde consigue el diploma de técnico en contabilidad comercial.
Conocí a Henry en 1998 durante su primer año de postulantado en el seminario comboniano, situado en el Barrio Sagrada Familia de San José (costa Rica). Proviene del seminario diocesano, donde ha completado ya el curso introductorio: está orgulloso de haber optado por la misión, y no lo esconde.
Terminado el postulantado, en agosto de 2021, partimos juntos para el noviciado de Sahuayo, en México. El grupo del primer año está formado por 18 novicios. El noviciado empieza oficialmente el 21 de septiembre, día de San Mateo.
Juntos hacemos también la primera experiencia misionera fuera del noviciado, a partir de la Semana Santa del 2022, en la parroquia de Patamban; la segunda experiencia –la comunitaria– la vivimos en la comunidad comboniana de Monterrey.
El 10 de mayo del 2023 hacemos juntos la profesión religiosa. Cada neoprofeso sabe ya a dónde irá para el escolasticado internacional; Henry ha optado por la República Democrática del Congo. Pocas semanas después parte para Kinshasa. Con él, África se hace una experiencia “cercana”, también para nosotros en Centroamérica. En Kinshasa hace la profesión perpetua el 10 de octubre del 2006.
De los momentos vividos con Henry recuerdo especialmente su sentido poético; le gustaba escribir en modo místico sobre la Cruz, sobre la Virgen, sobre el sentido total de abandono... Sí, se diría que quería descubrir a Jesús y compartirlo a través de la escritura.
Para la ordenación sacerdotal regresa a su patria y la ceremonia tiene lugar en la Catedral de Limón, el 22 de septiembre del 2007. El evento goza de dos primados: Henry es el primer sacerdote ordenado en la catedral, apenas concluida, y el primero en ser ordenado por las manos del nuevo obispo de Limón, Mons. José Rafael Ríos Quirós. Tendrá otro primado: será el primer misionero comboniano de la Provincia del Centro América en morir, a la edad de solo 46 años.
Su primera misión como sacerdote fue en la provincia de Brasil, del 2007 al 2016: le gustaba vivir allí, entre los indígenas, entre las barcas que recorren los ríos, involucrado con todas sus fuerzas en la pastoral misionera como la entendemos nosotros... entre dificultades y alegrías. Es elegido superior de la comunidad y miembro del Consejo provincial. Las poblaciones más necesitadas penetran profundamente en su corazón y en su mente.
Vuelvo a verlo cuando regresa a Costa Rica en 2017, con la tarea de relanzar la animación misionera en la provincia de Centro América. Los superiores confían en su espíritu juvenil y en su fuerte experiencia de misión, en especial la de Manaus. En la PCA Henry aporta un renacer de la animación misionera y la promoción vocacional, al tiempo que en la comunidad del CAM de San José ofrece su contribución en la gestión de la procura.
En el año 2022 empieza a tomar forma en Costa Rica una idea que gusta mucho enseguida, pero que necesita un mayor estudio antes de convertirse en una propuesta concreta: los Cenáculos combonianos. El objetivo es promover la oración por las misiones en las familias, hacer conocer mejor a Comboni y el carisma comboniano, y promover las vocaciones en las familias y en las parroquias. Henry hace suyo el proyecto y lo promueve con convicción, pero por poco más de un año. Su muerte repentina deja un vacío, no solo en la provincia, sino también en estos “cenáculos”.
El P. Henry quería para su comunidad una atmósfera de orden, organización y oración. Recuerdo las últimas visitas a Costa Rica y a la comunidad del CAM: siempre con nuevas ideas para la reestructuración de la capilla como espacio de oración; también gracias a él, de hecho, la capilla se convirtió en un verdadero espacio de recogimiento.
Hacia el final del 2023 se presentan los primeros ataques de una ligera fiebre. “Nada de qué preocuparse”, asegura él. Al inicio del nuevo año la fiebre sube hasta el punto de tener que ser internado en un hospital. Se le diagnostica una “grave infección en los pulmones”, que se convierte en poco tiempo en una septicemia generalizada. El 5 de enero del 2024 P. Henry muere. (P. Juan Diego Calderón Vargas mccj)