P. Dário Bossi: “Los pueblos indígenas y las mujeres nos obligan a buscar nuevos caminos y concretarlos”

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Lunes, 21 de octubre 2019
La primera parte de la asamblea sinodal se ha cerrado, reuniendo un material rico y abundante que debe determinar el contenido del documento final, al menos del primer borrador. En esta entrevista, el comboniano Dário Bossi, padre sinodal que representa a los superiores generales, hace un breve análisis de las líneas generales en este momento, destacando el “surgir del grito de la Tierra y los pueblos” y el “protagonismo de las comunidades que quieren celebrar su fe, la propia vida”. (…)

“Hay propuestas que provienen principalmente de dos gritos,… el grito de la Tierra y de los pueblos, que están amenazados,… el grito del protagonismo de las comunidades que quieren celebrar su fe”.

“Siento que es el sínodo de la diversidad, es el sínodo de la pluralidad, es el sínodo de las periferias, el sínodo que nos sorprende porque viene de fuera para dentro”.

“Creo que está comenzando un camino, está comenzando un recorrido, una nueva historia, con pasos frágiles”.

“A veces él (el Papa), durante algunas intervenciones, levanta la cara, ve, mira nuestras caras y es como si nos desafiase, diciendo, estoy esperando algo más de vosotros”.

P. Dário Bossi, misionero comboniano y padre sinodal.

La primera parte de la asamblea sinodal se ha cerrado, reuniendo un material rico y abundante que debe determinar el contenido del documento final, al menos del primer borrador. En esta entrevista, el comboniano Dário Bossi, padre sinodal que representa a los superiores generales, hace un breve análisis de las líneas generales en este momento, destacando el “surgir del grito de la Tierra y los pueblos” y el “protagonismo de las comunidades que quieren celebrar su fe, la propia vida”.

En la dinámica de la asamblea tienen una fuerza especial la presencia de los pueblos indígenas y las mujeres, “que nos impiden resignarnos, que nos obligan a buscar estos nuevos caminos y concretarlos”. Esta ha sido una presencia impulsada por el Papa Francisco en un Sínodo donde la importancia de las periferias, de donde siempre viene el cambio, es cada vez más clara. Incluso a gatas, está naciendo algo nuevo, algo que se basa en el impulso del Papa Francisco, dispuesto a hacer realidad los nuevos caminos que sueñan la Amazonía y sus pueblos.

La primera mitad del Sínodo ha terminado, ¿Cómo resumiría lo que ha aparecido en el trabajo de reflexión de todos los grupos?

Todavía tenemos que reflexionar un poco porque acabamos de escuchar todos los informes de los 14 grupos. Entonces fue una avalancha de ideas. Sin embargo, creemos, especialmente en los últimos grupos que hemos podido escuchar ahora, que hay propuestas concretas y hay propuestas que provienen principalmente de dos gritos, diría, de la emergencia del grito de la Tierra y de los pueblos, que están amenazados, y junto con ese grito, no podemos separarlos aún más, los pueblos gritan por emergencia. Por otro lado, el grito del protagonismo de las comunidades que quieren celebrar su fe, su vida, el rostro verdaderamente amazónico con el nuevo protagonismo.
En la última parte, sentí que hay espacio, que hay espacio para ello, pero ahora tendremos que estudiar bien lo que salió, porque hoy se ha condensado todo el resultado de 250 escuchas personales y 4 días intensos de trabajo en grupo.

¿Podríamos decir que después de lo sucedido, especialmente con el resumen, la Iglesia Amazónica puede tener la esperanza de que estos nuevos caminos se hagan realidad?

Yo diría que sí, especialmente por la presencia que todavía hay aquí, entre nosotros, en esta sala y fuera de esta sala, de los pueblos indígenas y las mujeres. Ellos son los que nos impiden resignarnos, nos obligan a buscar estos nuevos caminos y concretarlos. Su presencia constante aquí a nuestro lado no nos permite retirarnos de los caminos obvios, los caminos protegidos, los clichés repetidos de una Iglesia que se cierra de nuevo. Estas personas entre nosotros son la garantía de que este Sínodo funcionará.

El Papa Francisco siempre ha dicho que el cambio viene de abajo, no de arriba. ¿Podemos decir que su forma de ver las cosas está funcionando?

Exactamente. Creo que el Papa Francisco, interpretándole, estuvo muy inspirado al forzar esta presencia, porque es ella quien hace la diferencia, es ella quien nos trae algo nuevo aquí. Siento que es el sínodo de la diversidad, es el sínodo de la pluralidad, es el sínodo de las periferias, el sínodo que nos sorprende porque viene de fuera para dentro. A veces tengo miedo de querer protegerse de toda esta invasión, de todas estas novedades. Creo que cuanto más podamos, por supuesto, sabiamente, prudentemente, respetar y acoger este viento del Espíritu, entonces sí, él nos dirá cosas nuevas.

Es el sínodo de las periferias y el sínodo de los excluidos. Las mujeres han sido excluidas durante mucho tiempo en la Iglesia y los pueblos indígenas han sido excluidos en la sociedad. ¿Podemos decir que estas periferias se están convirtiendo realmente en el centro de la Iglesia y la sociedad y nos enseñan los nuevos caminos?

Creo que todavía queda un largo camino por recorrer. No puedo decir eso desde la sala del sínodo, porque, por supuesto, aquí es un lugar central, es un lugar de la institución. Pero es un lugar que está siendo tocado. Creo que está comenzando un camino, está comenzando un recorrido, una nueva historia, con pasos frágiles. Como todos los niños recién nacidos es el momento más delicado, creo que, a partir de esta historia, es un momento en el que también estamos asumiendo algunas intuiciones que ya estaban expuestas en el Vaticano II, que ya se abrió a este pluralismo, a estas voces amplias, que ahora tenemos que saber cuidar con mucho cuidado para que crezcan, se consoliden y, con sus propias piernas, nos abran nuevos caminos.

Por lo que ve, las reacciones, los gestos, la forma de situarse ante la sala sinodal, ¿se siente interpelado el Papa Francisco?

Me cuestionó mucho cuando ayer, o antes de ayer, pronunció un discurso provocativo. Al verle pedir poesía e intuiciones más profundas, creo que está profundamente conmovido por lo que está escuchando, pero aún no está muy satisfecho, nos está como desafiando. También me fijo un poco, en sus movimientos, a veces él, durante algunas intervenciones, levanta la cara, ve, mira nuestras caras y es como si nos desafiase, diciendo, estoy esperando algo más de vosotros.

Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo

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