El P. Mario Casella nació en Malcesine (Verona) sobre el lago de Garda, frente a Limone, el primero de agosto de 1927. Asistió a la escuela superior en Brescia. Entró en el noviciado en Venegono y al año siguiente fue enviado a Sunningdale (Inglaterra) donde hizo los primeros votos. Regresó a Venegono para terminar el escolasticado y allí hizo los votos perpetuos. Fue ordenado en la catedral de Milán el 12 de junio de 1954 por el Cardenal Ildefonso Schuster. Después de dos años de especialización en la London Province, fue destinado a Uganda: partió en 1956 y desde entonces, África fue su vida.
Allí permaneció por un primer período (quince años) en la diócesis de Arua, hasta 1971. Luego fue enviado por seis años a Roma como formador de escolásticos y a continuación, a Chicago (USA), con el mismo encargo en el seminario comboniano. Sucesivamente trabajó por algunos años en Nairobi, en Kenia, con los Apóstoles de Jesús.
En 1982 regresó definitivamente a Uganda, donde trabajó fiel y generosamente durante casi 30 años. Durante los años de la guerra permaneció en Ombaci como párroco. Después fue a Lodonga, a pesar de las condiciones de inseguridad, para reabrir la misión que había sufrido numerosos destrozos durante la guerra. Aquí colaboró con el P. Renzo Salvano para abrir SPACE, que incluía el Centro de Formación Pastoral para Catequistas y el Centro Cenáculo de Espiritualidad. Colaboró también con el P. Torquato Paolucci y con un sacerdote diocesano, el P.Emmanuel, y con el P. Antonio La Salandra y el P. Luigi Moser, en la parroquia de Lodonga. El P. Mario era conocido en toda la diócesis de Arua sobre todo por su gran disponibilidad a servir a Dios y a la Iglesia local.
En mayo de 2010, había regresado a Italia para un período de descanso con su familia. Pero tuvo problemas de salud y tuvo que someterse a dos intervenciones quirúrgicas más bien delicadas.
El P. Mario expiró el miércoles por la mañana en el hospital de Borgo Roma (Verona). Nunca hubiera pensado morir fuera del continente que había abrazado por 40 años, compartiendo cruces y dificultades junto a los últimos. Hace algunos meses, antes que sus condiciones de salud empeorasen había reservado ya el vuelo para regresar a su África. La noticia de su muerte llegó en pocas horas al pueblo de Lodonga consternado, por medio del superior de la misión, el P. Roberto Pegorari, que dio la noticia en la basílica durante la Misa.
Después del funeral en la Casa Madre de Verona, los despojos fueron trasladados a Malcesine para los funerales en la iglesia parroquial. El P. Mario fue sepultado en la tumba reservada a los sacerdotes en el cementerio del pueblo, según expresa voluntad de los familiares.